FeTERA
*La tercerización o outsourcing (“externalización”), considerada por el modelo neoliberal como uno de los grandes conceptos de la globalización contemporánea, no es otra cosa que la desnaturalización de la esencia de lo que es ser trabajador. Las condiciones de los tercerizados son las condiciones de aquellos que no tienen futuro, de aquellos que no pueden aspirar a jubilarse en su oficio, que los obligan a cambiar rutinariamente de trabajo; de aquellos que no tienen identidad laboral firme, no tienen experiencia en organización sindical, en definitiva de aquellos que están dentro de la categoría de trabajo esclavo.
La tercerización es la contratación de tareas a otra empresa, tareas que si bien hacen a la actividad de una empresa, no son el núcleo del negocio, por lo tanto salta a la vista que el núcleo del negocio es la ganancia desmedida, en desprecio a la vida de los trabajadores y en clara destrucción de las reivindicaciones laborales.
En el terreno, que como trabajadores de la Energía conocemos en todos sus matices y especialidades, vemos que empresas como Edesur, Edenor, Edelap, Camuzzi y muchas otras, durante más de 14 años han logrado ganancias irracionales, a costilla del empobrecimiento de los trabajadores, a costa de la explotación laboral.
Esta afirmación se basa en el hecho cierto de que solo en Edesur y Edenor, empresas multinacionales de la energía, tienen aproximadamente 9 mil trabajadores tercerizados. Todas las multinacionales del gas, de la electricidad y del petróleo tienen esclavos como mano de obra barata para asegurar sus ganancias, que después giran al exterior, con el nombre de “dividendos” para “los accionistas”.
Los trabajadores tercerizados de empresas como Edesur, Edenor y otras, ganan cinco veces menos que los trabajadores de planta y sin embargo, llegan a ser más del 67,7 por ciento de la mano de obra .
Esta modalidad de contratación -nacida en el boom del modelo neoliberal, en la década de los 90- fue vendida como la panacea para la recomposición salarial y para tener la posibilidad de elegir la empresa que más convenía a “los intereses de los trabajadores”. Pero, en realidad, ha logrado imponer el modelo de la desigualdad, del fraude laboral, tener miles de trabajadores con salarios reducidos y sin derechos, explotados y no conforme con pagarles la quinta parte del salario que les corresponde, con no reconocer el convenio colectivo del sector, con tenerlos en empresas que ni siquiera pagan las horas extras, ahora los está echando.
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