Tato Contissa
Puesto que Tinelli sabe pocas cosas tan en integridad como el valor/precio del segundo televisivo es que lee en el Telempromter un espiche sesudamente “improvisado” y “espontáneo” en forma de diatriba contra Luis D’Elía sin ofrecer más pausa que las que demandan la entonación “sincera” y la calidad actoral ausente. Como todo violento, Tinelli, cuando se pone realmente violento, no grita.
Pasan varias cosas mientras pasa el luego resonado monólogo. Apunto alguna de esas cosas:
Primero que la TV se autoconsagra una vez más en el escenario de la “discusión” central de la Argentina. (Perdón por el abuso de las comillas pero las prefiero a las aclaraciones entre paréntesis. Cierro paréntesis.)
Segundo que lo que bien podría decirse una pelea política se transforma, por el imperio anterior, en una pelea mediática. De aquí se deduce que D’Elía es en esa pelea, y no en la real de todos los días, un actor mediático. Está claro que Luis es las dos cosas, mientras que Tinelli es solo una, la mediática, con una real que no pueden construirse sobre la misma imagen.
Quiero decir con eso que D’Elía es un hombre político, con sólida formación ideológica y mucha técnica de terreno, así como una figura recortada en el tablado de los medios que refiere y remite a ese hombre político. Por el contrario Tinelli es un muñeco mediático exitoso en un modelo televisivo y nada más, o todo lo que pueda decirse de alguien que es sólo eso y nada más: un ignorante módico, un funcionario funcional del modelo cultural de los 90, un idiota en el sentido griego, un pelotudo en el criollo. Claro que todo esto puede decirse de Tinelli si se trasciende el campo de la cultura mediática, si se sale de esa cárcel pixelada, de esa novela idiota escrita por un loco, como dijo Zitarrosa de la televisión. Si no se escapa de ese corsette Tinelli pasa a ser un vivo, un piola, un modelo. Su éxito económico y de audiencia, que resulta ser el único éxito de este modelo, lo consagra y lo pone a salvo de estas miradas nuestras plagadas de “resentimiento” e “incomprensión” (siguen las comillas).
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