Vecinos de Andalgalá, Catamarca, patrocinados por el abogado de DDHH Javier Garín, presentaron una acción de amparo para que se detenga el proyecto de megaminería de “Agua Rica”, que afectará la calidad del agua, el aire, el ambiente y la salud. Invocaron derechos protegidos por la constitución y dictámenes periciales que alertan sobre los graves peligros ambientales y sociales del megaemprendimiento.
Los Vecinos Autoconvocados por la Vida, de la localidad de Andalgalá, Provincia de Catamarca, Argentina, presentaron una acción de amparo reclamando a la Justicia la “prohibición de innovar“ y oportunamente la “cesación definitiva” del emprendimiento de megaminería de Agua Rica, por afectar sus derechos a la vida, la salud, la integridad física, la propiedad, la identidad cultural y a gozar de un ambiente sano y equilibrado, entre otros derechos protegidos por la constitución argentina y por los tratados internacionales.
La demanda de 43 fojas, patrocinada por el abogado de derechos humanos Javier Garín –quien es además Vicepresidente del Foro Nacional de Derechos Humanos y Acción Humanitaria – fue presentada el 19 de enero de 2010 por ante el Juzgado de Control de Garantías de turno de la ciudad de Andalgalá, con la firma de numerosos vecinos, quienes se agolparon frente al Juzgado para manifestar públicamente su reclamo.
La acción judicial corona una serie de intensas acciones públicas por parte de los vecinos andalgalenses, quienes desde hace años intentan evitar la instalación de una megamina a cielo abierto en la zona de Agua Rica, en el nevado de Aconquija, a 3.200 metros sobre el nivel del mar y a 17 km de Andalgalá. Previamente, el pasado 15 de enero, realizaron una marcha que contó con cerca de 3.000 concurrentes en una ciudad de 17.000 habitantes.
“Pedimos la cesación definitiva de este emprendimiento –explicó el abogado Garín- porque se trata de una mina tres veces más grande que Bajo La Alumbrera que impactará negativamente sobre el Nevado del Aconquija, declarado Santuario de la Naturaleza, afectando gravemente el medio ambiente, la salud y la existencia misma de la población de Andalgalá. Detonará toneladas de explosivos diarios, contaminando el aire, y utilizará cantidades masivas de agua en una zona árida que la necesita para la vida cotidiana de la gente y para el riego de los cultivos tradicionales. Afectará las aguas del subsuelo en el Campo del Arenal, que son aguas fósiles de diez mil años de edad y que tardarán siglos en reponerse. Además contaminará las aguas superficiales en la cuenca del río Andalgalá de que depende la población. Destruirá el entorno ambiental y el patrimonio arqueológico de la zona. Y por si esto fuera poco, hay estudios geológicos que indican que las características del proyecto aumentan los riesgos de aludes, desmoronamientos, inundaciones y otros fenómenos catastróficos en perjuicio de la ciudad de Andalgalá que se encuentra a los pies de la futura mina”•
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