Juan P. Rojas
A escasos meses de ser aprobada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26522 (LSCA), el ex banquero Raúl Moneta y el empresario Matías Garfunkel compraron las radios FM Blue, Rock & Pop, Metro, San Isidro Labrador, la Metro y Rock & Pop de Mar del Plata, la AM Splendid y veinte repetidoras en el interior del país. El espíritu de la LSCA es primordialmente acabar con los monopolios mediáticos; pero, tal como si se encontraran en aguas internacionales, los empresarios menemistas se tomaron esta licencia.
Más que violar las disposiciones de la nueva ley, la operación de Moneta y su socio suena a señal, a mensaje. Tiene la esencia de las maniobras de su dómine riojano. Sabe igual que los negociados con IBM y Swift, tiene el mismo tufo que la venta de armas de guerra a Ecuador y a Croacia. Es alarde de una conducta, advertencia y atropello.
No es menos grave la anuencia de los sectores que lo rodean. La adquisición de estas emisoras divulgada con regocijo por los “titanes de la libertad de prensa” (léase Clarín, La Nación, Perfil, etc.) contó con el mutismo colaboracionista de los “guardianes de las instituciones y de la legalidad” (entiéndase como arco opositor) y el respaldo abierto de la corporación judicial.
Los redoblados esfuerzos hechos en diferentes cámaras judiciales del país para entorpecer la implementación de la nueva ley de medios denuncian la solidez del vínculo de la Justicia con los poderes fácticos. Sin hacer reparos en la inconsistencia de sus dictámenes, han dejado al desnudo los intereses y los artificios de un cuerpo anquilosado que no encuentra articulación y resulta nocivo para el andamiaje republicano.
El respaldo a Don Raúl y a los muchachos del club no tiene fronteras ni límites. La implementación efectiva de la nueva normativa para regular los servicios audiovisuales encuentra resistencia en cada tramo y en todos lados. Los espacios que según prevé la ley deben ser ocupados por la oposición, esperan vacantes. Los funcionarios designados a trabajar en la aplicación de la normativa parecen haberse encomendado a ser sólo un sello de goma. En nuestra provincia Alejandro Cazabán, elegido como miembro del Consejo Federal, es un ejemplo emblemático de ese comportamiento.
El Mensaje de Moneta no deja espacio para la duda. El Canal es amplio, variado, es la animosidad de Enrique Thomas, la connivencia de Olga Pura de Arrabal, el desentendimiento de Cazabán. Los Receptores por ahora pasivos, obnubilados, tal vez abatidos. Pragmatismo, patoterismo, asesto. Así se manifiesta Don Raúl y quien quiera oír que oiga.
Río de Palabras, 07 – 03 – 10
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