domingo, 30 de mayo de 2010

Señora Mendoza

Marcos Meloni

Mendoza se caracteriza por mantener viva una discusión que no a muchos les importa pero que en amplios sentidos los influye: aquellos que dedican o han dedicado su vida al arte.

La discusión pasa por si existe un arte que se defina y reconozca como “mendocino”. Arte que se extiende a las distintas disciplinas que este abarca. Quizás una de las más discutidas tenga que ver con la literatura, pero algo muy similar ocurre con la música. Aunque muchos se sienten ajenos a este problema, es verdad que el achaque subsiste y molesta en muchas ocasiones. Porque en las tan teorizadas, analizadas y porque no chamuyadas respuestas a la cuestión parece haber todavía secuelas de la antinomia federalismo vs unitarismo. Colonialismo porteño vs el interior subordinado. Aunque no podemos negar que en la metrópolis capitalina se concentra un alto porcentaje de la creación artística, tampoco podemos dejar de marcar el hecho que en esta gran ciudad al costado del río se encuentran aglutinadas las más grandes industrias culturales, los grandes multimedios, todos concentrados y manipulados allí y desde el exterior colonizador, el monstruo por excelencia. Pero no nos vayamos por las ramas, que la parra ya está podada.

En este momento nos encontramos con una cantidad altísima de creadores artísticos, colectivos de arte, elencos de teatro, numerosos músicos y una enormidad de pintores, muralistas, escritores inéditos entre otras yerbas. Aunque la cantidad no es lo que se pone en cuestión. Lo que interesa al debate es por qué no existe una identificación por parte de los creadores al momento de identificarse con una condición geopolítica si se quiere y que se relaciona con regionalismos, giros propios de una zona plagada de artistas que no se miran entre ellos. Los interrogantes llueven a la hora de responder por dicho narcisismo inútil, por el estar atento siempre a lo que pasa afuera, como si eso que está allá, o mucho más allá fuera la punta del ovillo por donde empezar. Hasta ahora parece que es parte de la honestidad reconocer que el arte no es algo que surge de la nada aisladamente, sino que existen préstamos, asimilaciones, mezclas y otras motivaciones que hacen que la creación artística no sea algo puro. Pero si queda algo por lo cual el arte local debe luchar, y ello se trata en confiar en una identidad que se ha formado por fragmentos, en no tener miedo a la regionalización que es algo de lo cual no podemos escapar. Estamos aquí y somos lo que hacemos y lo que nuestra historia nos ha marcado. No podemos escapar a tal mandato.

Río de Palabras, 20 – 05 – 10

La Quinta Pata

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