Federico Mare
Marx sentía un gran respeto intelectual y una alta estima moral por el inspector de fábricas escocés Leonard Horner (1785-1864), destacado geólogo y miembro de la Royal Society, hermano del político whig Francis Horner. Dijo de él lo siguiente: "Horner, uno de los Factory Inquiry Commissioners de 1833 e inspector de fábricas —en realidad censor de fábricas— hasta 1859, ha conquistado méritos imperecederos ante la clase obrera inglesa. Luchó durante toda su vida no solo contra lo exasperados fabricantes, sino también contra los ministros, para los que era enormemente más importante contar los 'votos' de los patrones en la Cámara de los Comunes que las horas de trabajo de la 'mano de obra' en la fábrica" (El capital, t. I, cap. vii, n. 32). En otro pasaje del primer tomo (cap. viii, § 6), señaló: "Pero el implacable inspector fabril Leornard Horner de nuevo estaba donde debía" (detectando uno de los tantísimos atropellos patronales cometidos por entonces). En el capítulo 13 (§ 3c) vuelve a calificarlo elogiosamente de "infatigable censor".
Los numerosos, detallados y objetivos reportes de Horner al Parlamento británico son una de las principales fuentes documentales (si no la principal) de El capital. Cuando en el prólogo a la edición princeps Marx se lamenta de que en "Alemania y [...] los demás países occidentales del continente europeo" brillen por su ausencia "hombres tan competentes, imparciales e inflexibles como los inspectores ingleses, como sus autores de informes médicos acerca de la 'Public Health' (salud pública), sus funcionarios encargados de investigar la explotación de las mujeres y los niños y las condiciones de vivienda y de alimentación, etc.", sin duda tiene en mente especialmente a Leonard Horner, cuyos informes cita una y otra vez a lo largo de su obra cumbre.
La figura de Horner es "quijotesca". Su lucha reformista contra los excesos de la explotación capitalista en la Gran Bretaña pre-victoriana y victoriana fue una lucha contra molinos de viento. Sus denuncias y propuestas, por lo general eran "cajoneadas"; y cuando no ocurría así, cuando el Parlamento las tenía en cuenta y legislaba en base a ellas, los capitalistas las incumplían impunemente al amparo de la lenidad gubernamental (en aquellos años, la hegemonía del laissez faire manchesteriano era incontrastable).
Sirva este recordatorio a modo de homenaje.
La Quinta Pata, 22 – 08 – 10
1 comentario :
Pero su labor como la de otras muchas personas que lucharon por mejorar las cosas son las que lograron que muchas cosas cambiaran. Sigue habiendo abusos, pero no estamos en la misma situación y eso gracias a mujeres y hombres que de forma muy distintas y en tiempos y espacios muy diferentes dieron la parte que le correspondía.
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