Rodrigo Farías
Si usted considera grave que el CEO del multimedio Clarín, Héctor Magnetto, invite a su domicilio a cinco políticos claves de la oposición a compartir una cena íntima; cinco políticos que fueron feroces opositores a la ley de medios y por ello aliados y secuaces del CEO y el multimedio. Si usted considera que con esa reunión se está faltando a una condición política mínimamente ética. Si usted considera grave que cuadros de la oposición estén en estos momentos trabajando asiduamente en la disolución de la ONCCA, organismo que regula las exportaciones de materias primas y retiene los impuestos necesarios para la inversión social del país. Si considera grave, no… ¡¡¡gravísimo!!! este plan de desfinanciamiento del Estado que está llevando adelante la oposición en la búsqueda de una nueva condena del país a la deudodependencia. Entonces usted debe defender al país del saqueo que tales figuras pretenden.
Si usted considera grave que los grupos históricos de poder en la Argentina, nucleados en la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, realicen reclamos demagógicos por mayor seguridad jurídica y previsibilidad pese a estar levantando la guita con pala, siendo reticentes, por otra parte, al blanqueo patronal y el pago de impuestos en su miserable afán de lucro. Si a usted le indigna que un millonario racista como Biolcatti vocifere a Dios por la pobreza, y comprende que todos estos personajes pueden dañar su existencia y la de los demás, más allá que (o debido a que) los medios digan lo contrario. Entonces usted debe comunicarse y organizarse con otras personas que sientan lo mismo.
Otro ejemplo. Si a usted le indigna que Eduardo Duhalde camine libremente por la calle y que encima se candidatee políticamente siendo que es el criminal político que en su momento dio la orden de represión que terminó con dos muertes en Avellaneda. Si usted ha llegado al entendimiento que esta oposición no es oposición al Gobierno sino al país. Entonces usted debe, esto no es un eufemismo, usted realmente debe salir y pelear por la defensa de sus derechos e intereses.
Este compromiso al cual usted se debe no es solo el producto de una tensión moral, de una indignación mediática, sino más bien tiene que ser el resultado de una conciencia práctica y necesaria. La conciencia que, quiéralo o no, usted es parte de la demarcación del presente, la revisión del pasado, la presentación del futuro. Por acción u omisión usted es parte de la historia política.
Río de Palabras, 12 – 08 – 10
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