Delfina Acosta
Y si de tanto hacerme la promesa
de que mañana voy a mejorar
finalizara mejorando en serio,
y sin embargo me sobreviniera
que ya no pueda más batir mis alas
y deba resignarme a andar a pie,
cargando densas plumas e intentando
llevar compás con otros transeúntes,
o no consiga asimilar la azul
esencia mineral por mis raíces,
y el hambre se me vaya en consumir
rosquillas de embalaje azucarado;
y lo que es más, si sometiera el viento
de mi fogosa veleidad al hábito
de la fidelidad, y tú, buen hombre,
dejaras desde entonces de quererme.
La Quinta Pata, 29 – 08 – 10
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