domingo, 23 de enero de 2011

Trabajo infrahumano en la Mendoza viñatera

R.S.A

El Estatuto del Peón del primer peronismo no alcanzó para solucionar, aunque sea medianamente, las condiciones de los trabajadores del agro argentino, en especial el de la pampa húmeda. Aquel slogan de "la tierra para quien la trabaja" de esa misma época fue tan solo eso, un slogan. Es que las condiciones devenían de un trabajo enclavado en las oscuridades del medioevo, trasladado a la América conquistada y exterminada. El trabajo esclavo impuesto por el usurpador europeo fue acompañado por el exterminio de los nativos. En el Potosí de Bolivia, el Cerro Rico, un montículo de un par de miles de metros de altura, prácticamente lleno de mineral de plata, fue explotado hasta 1820, fecha de la independencia del país del Altiplano, con un saldo considerado en términos de distancias, lujuria y muerte. Los nativos afirman que con el metal que se sacó desde el principio hasta aquella fecha, se podría trazar o levantar un puente desde el cerro hasta España con el metal extraído, a lo que añadían los nativos que paralelamente se podría montar otro puente con los huesos de los que dejaban sus vidas en las cavidades.

Pero algo más, igualmente en paralelo, el dolor de las mujeres esposas, hermanas y madres de los reclutados y llevados a los socavones. Esas mujeres lloraban a sus hombres porque los daban por muertos desde el mismo momento en que daban el primer paso en su traslado, en calidad de esclavos, a los socavones. Nunca más regresarían. Pero algo más, mucho más: cuando los hombres mayores ya no existían, se llevaban a los jóvenes y después a los niños. El exterminio transfiguró el amor maternal en un sacrificio humano de sus propias entrañas: al comprobar que era un varón lo que estaba dando a luz, de inmediato lo inmolaba y así la muerte era la salvación de una muerte segura en años más, cuando fuera llevado al socavón de ese cerro, al que irónicamente los españoles le llamaban Rico.

Entonces, el trabajo esclavo tiene antecedentes en nuestros lares, con picos muchos más altos en otros países de nuestra América que lidia por transformar ese pasado de inequidad y muerte. Y entonces aún lo encontramos en esa pampa de la oligarquía colonial y aberrante. Y también entre los maizales y trigales, los montes y los ríos. Entre las viñas mendocinas, sanjuaninas y de otras latitudes. En la Patagonia ovejera y en el norte algodonero, zafrero y azucarero. Entre las plantaciones y empacadoras de ajos. Hace dos años, los obreros y obreras de la empacadora de ajo Campo Grande Rodeo del Medio fueron reprimidos brutalmente cuando ganaron la calle para protestar y denunciar las condiciones de trabajo.
Leer todo el artículo
Muchas de las obreras son madres, y sus pequeños hijos, incluso bebés debían quedar bajo árboles y arbustos mientras sus madres trabajaban de sol a sol. Y claro, hubo represión contra las protestas por orden de la llamada justicia y decisión de la fiscal Liliana Giner, muy clara en esa decisión: la justicia es para penar a los trabajadores que reclaman sus derechos y no para la patronal que los violan. Actualmente no se reprime, pero el estado titubea en sus decisiones para radicalizar las políticas que deben terminar con esta metodología medioeval.

Se aproxima aquí en Mendoza la cosecha de la uva para lo cual llegan miles de trabajadores del norte especialmente, incluso con sus familias, y el paisaje se divide en dos partes. Una es la postal de una vendimia para los turistas, y la otra es la de los cosechadores, amontonados bajo mínimas carpas, los niños entre las moscas y los bichos de los yuyos. Agua potable a cucharadas y letrinas entre esos mismos yuyos. Es lo que comprueban quienes se aproximan para la postal, y también algunos funcionarios del ministerio de trabajo provincial, como Ricardo Nacif, de la delegación de Tunuyán, afirmando que se realizan decenas de inspecciones todos los años y no pocas veces se logran soluciones. No obstante, el trabajo de menores, el trabajo en negro, el salario depreciado, son una constante que no desaparece.

En la tierra del sol y del buen vino, para el laburante de la tierra viñatera, frutera, sandías y melones, ajos, cebollas y lechugas, zanahorias y tomates, el zumo de los frutos suele ser amargo, muy amargo.

La Quinta Pata, 23 – 01 – 11

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario