Agustín Sur
Con buenas o malas artes, al político que logra sus objetivos se le dice que tiene cintura política, lo que además significa que ha sabido elaborar una suma de acciones, señales y compromisos como táctica adecuada que le abrirá el camino hacia el triunfo. Y esta aptitud no parece ser dominante en los políticos, sea cual fuere su identidad partidaria, en la arena del circo menduco.
La pelea entre radicales, ya lo hemos visto, viene a ser algo así como que el adversario principal es al interior mismo del partido. Lo de los enfrentamientos en la cúpula nacional: Alfonsín vs. Sanz, Alfonsín vs. Cobos, Sanz vs. Cobos y así de seguido, repercute con fuerza en el ruedo provinciano, hasta extremos de que parece algo así como "que para un radical no nada peor que otro radical", como ya lo hemos dicho también.
Este fenómeno, en los últimos días parecía que al justicialismo, de las manos del gobernador y su equipo, se le hacía "papita pal' loro" su renovada pretensión de seguir siendo gobierno por cuatro años más a partir de diciembre. La inauguración a diario de obras públicas de relevancia, guiños positivos desde la Casa Rosada por buena guita, cierta paz social desde las trincheras de los laburantes, oficiales y privados, índices favorables de la producción en general y otras yerbas (por ejemplo: 100 patentamientos de motos por día durante todo el mes de enero), la emergencia hídrica se ha relativizado por densas lluvias en las últimas semanas, como asimismo la energía eléctrica no ha sido un drama, no obstante un calor calcinante que obligó a elevar el consumo por los aparatos de refrigeración. Como decíamos anteriormente, un camino asfaltado con pétalos de rosas, lo que le permitiría, aunque sea por esta única vez de su mandato, ser ovacionado – o al menos no silbado – en los diversos actos de la famosa fiesta de la vendimia que ya está en marcha.
Pero claro, ya se sabe, esa cintura política pareciera que deviene de una conjunción de saberes académicos y de una gimnasia determinante, que es la calle, ese valor colectivo que es capaz, incluso, de derribar reyes, presidentes, usurpadores, dictadores, como este de hoy en Egipto: durante 19 días millones de proletas y oficinistas, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, derribaron, seguramente que para siempre, como viene sucediendo en nuestra América, los signos visibles de la crueldad y la decadencia del capitalismo en su versión imperialista. Y también encumbrarlos. Ya lo decía el General: la calle puede "hacer sonar el escarmiento". Y lo que se dice cintura política, pero cintura política real y concreta, no parece ser una mercadería suficiente en los estantes del jaquismo. Solamente un ejemplo, uno solo: sin que nadie lo apurara (¿o sí?): mandó a la legislatura para que se tratara y se aprobara el emprendimiento minero San Jorge. Suficiente para que se quejaran a viva voz ruidosos militantes contra la minería contaminante, como podría ser este caso. Y entonces, se vuelve a poner en el tapete un tema urticante para la buena salud del gobierno y sus ambiciones a futuro inmediato.
No es la política, sino algunos políticos.
La Quinta Pata, 13 – 02 – 11
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