Emilio Marín
El pedido de investigación desde Suiza motivó bruscos movimientos políticos. El sospechado era Hugo Moyano y su círculo familiar. El líder de la CGT reaccionó con un paro que, afortunadamente, fue levantado.
La justicia helvética empezó a investigar a la empresa Covelia, dedicada a la recolección de residuos en 12 partidos del conurbano bonaerense y el Mercado Central. Congeló algo más de 1.8 millón de dólares de una cuenta del Standard Chartered Bank de quien figura como presidente de la misma, Ricardo R. Depresbiteris.
De acuerdo a la normativa del GAFI, entidad mundial que controla movimientos de capitales susceptibles de provenir de lavado de dinero, la banca suiza tiene obligación de informar de las transferencias sospechosas a la justicia. Y tal depósito de los dueños aparentes de Covelia entraba en esa categoría de dudosa.
Aprobada por la cancillería de ese país europeo, el exhorto de los fiscales suizos ingresó hace varios días al Palacio San Martín, quien no puso trabas a que se transfiriera a la justicia argentina. Por sorteo la causa le tocó al polémico juez Norberto Oyarbide, a quien la oposición conservadora fulmina sin razón como funcional al kirchnerismo. El magistrado corrió vista al fiscal Jorge Di Lello, quien se pronunció por abrir un expediente (pudo rechazarlo por "bochornoso" y "bizarro", como lo calificaron respectivamente el secretario de DDHH de la CGT, Julio Piumato, y el abogado de Moyano, el ex juez Daniel Llermanos).
Di Lello y Oyarbide reclamaron que la justicia suiza aclare la normativa jurídica vigente en ese país, para saber si es compatible con la argentina. Todo supone que así será, pero la causa sufrirá un retraso de algunas semanas.
De todos modos, la bomba política, mediática y judicial había detonado en Buenos Aires, a control remoto desde la lejana Europa. Los Moyano, en cambio, desde el primer momento acusaron a medios monopólicos locales de ser el motor de la denuncia en tribunales tan lejanos.
Leer todo el artículoLa cancillería argentina, acusada por el entorno del camionero y el abogado Llermanos de haber actuado en mala forma por no haber rechazado el planteo suizo, emitió un comunicado oficial basándose en las opiniones del embajador de Suiza en Buenos Aires, Johannes Matyassy. Allí, al igual que en las declaraciones de la vocera de la fiscalía general helvética, Jeannette Balmer, se puntualizaba que hoy no hay ninguna causa judicial contra Moyano y familia.
Es que el congelamiento de la cuenta de Covelia formalmente no implica acusación directa. Lo que han pedido respecto a Moyano es que se remitan los antecedentes de causas judiciales en su contra. Después se verá.
Cuando se supere esta impasse de las precisiones solicitadas por Di Lello y el juez, posiblemente desde los juzgados de Oyarbide, Ariel Lijo y Claudio Bonadío se envíe información sobre causas que ellos investigan: manejo de fondos de las APE (Administración de Programas Especiales), de la Obra Social de Camioneros y de los reintegros por medicamentos y tratamientos médicos complejos.
¿Dueño de Covelia?
La defensa de Camioneros hacia su titular se expresó en una primera conferencia de prensa, donde se recordó todas las "operaciones de prensa y políticas" en contra del sindicalista.
La lista incluyó una detención cuando era legislador bonaerense por supuesta tenencia de droga "plantada por Menem y Duhalde", según adujeron los dos dirigentes que dieron la conferencia. "Después dijeron que tenía 40 mil hectáreas de campos en Henderson y La Pampa. Todavía está esperando la escritura", se burlaron. También trajeron a colación el asesinato del ex tesorero de camioneros Abel Beroiz, cuando se sospechó de Moyano como el posible instigador y hasta posible autor, sin ningún sustento real.
"Esto está armado no sé por quién ni sé de dónde. La responsabilidad es de la prensa. No tengo un carajo que ver con Covelia", dijo Moyano cuando decidió dar la cara el viernes y anunciar el levantamiento de la medida de fuerza en principio planeada para el lunes próximo.
Y es justamente esta última afirmación del cegetista la que provoca algunas dudas. Todo lo demás era evidente "carne podrida" lanzada a los mostradores por los diarios de la oposición derechista que, pegándole a Moyano también herían a Cristina Fernández de Kirchner.
Pero el tema Covelia debe ser más investigado, aquí en Argentina, antes de poder concluir si hay alguna relación de Moyano con esa empresa. Walter Martello, legislador bonaerense de la Coalición Cívica sostiene que sí existe ese vínculo y que Depresbiteris sería en realidad un operador moyanista que pasó de humilde chofer a un súbito millonario.
La empresa comenzó a recoger la basura en San Miguel, en los tiempos de la intendencia del carapintada Aldo Rico, y luego se extendió a Lomas de Zamora, Lanús y ciudades como Escobar y Bahía Blanca. Moyano alega que solo se ocupa de los 3.000 trabajadores que están afiliados a su gremio.
Este cronista tuvo el año pasado alguna información de buena fuente, que vinculaba a Moyano con Covelia en la conformación de la estatal empresa Crese de la ciudad de Córdoba. Habría aportado dinero y camiones para la fundación de esa recolectora de basura, luego que la municipalidad mediterránea dejara de lado el convenio con Cliba, del Grupo Roggio.
Por el tema obras sociales y la causa de los medicamentos truchos, será la justicia argentina la que emita su dictamen, por más que a Moyano no le guste y haya acusado de promotora a la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña. "Es una mitómana", dijo este viernes, cuando se revolvía en su asiento tratando de hacer su mejor defensa.
En parte lo consiguió cuando dijo que nunca había impedido un procedimiento judicial, contrastando con el accionar de la dueña de Clarín, que ha querido bloquear la investigación judicial sobre el origen de sus dos hijos adoptivos, sospechados de ser hijos de desaparecidos y apropiados. Ese fue un buen golpe del jefe de los choferes sindicalizados.
Era un error político
Al final de su conferencia de prensa, el secretario general de la CGT dio un volantazo en la dirección correcta, al anunciar el levantamiento del paro general del transporte que iba a comenzar el lunes desde las 6 de la mañana. Para colmo de males, esa medida iba a coronar con una movilización a la Plaza de Mayo, lo que confundía decididamente los planos: se convocaba a una huelga por una causa judicial individual o familiar, y el lugar escogido de hecho iba a lesionar de costado a la presidenta de la Nación.
Este último sería el resultado directo o consecuencia de una marcha al histórico paseo, a metros de su despacho, objetivamente, sin necesidad que Clarín o La Nación introdujeran más elementos políticos malintencionados.
La confusión de roles en los sindicalistas que a la vez son empresarios suelen traer estas mezcolanzas. En el juego de espejos suele llegar un momento en que no se sabe quién es quién. Moyano y cualquier otro sindicalista tiene todo el derecho del mundo de organizar un paro por un pliego de reivindicaciones determinado. O por cuestiones más generales que hagan a los derechos humanos, la soberanía del país y la defensa de la democracia.
Pero no parece que un problema personal ante la justicia suiza, que recién comienza, habilitara esa convocatoria urgente a la huelga del transporte.
Además fue negativo que Facundo Moyano, titular del sindicato de peajes, saliera a reclamar a los funcionarios del gobierno que respaldasen expresamente a su padre. Moyano Jr. sostuvo en reportajes radiales que el gobierno debía jugarse porque el ataque sería no contra el jefe de Azopardo sino contra toda la administración kirchnerista.
La presidenta y el conjunto de sus ministros, que no reniegan de la alianza con la cúpula de la CGT, hicieron mutis por el foro. Y eso no fue oportunismo sino una actitud sensata, democrática, de respeto a la división de poderes y de no actuar con una lógica corporativista.
Fue evidente que el PEN y en general los dirigentes del Frente para la Victoria no quisieron ser arrastrados a una pelea prematura en una causa judicial aún no esclarecida. Si el desarrollo del expediente pedido por Suiza adolece de defectos y Moyano puede probar su total desvinculación de Covelia, entonces seguramente brotarán los defensores que Facundo Moyano pidió en vano esta semana.
Este cronista no tiene duda alguna de que la mayoría de las críticas al camionero, no todas, viene imbuida de un profundo gorilismo. Y es cierto que también molestan las aspiraciones del acusado, que contragolpeó diciendo: "parece que los dirigentes sindicales estamos únicamente para pelear salarios, manejar obras sociales y administrar hoteles de turismo. Se equivocan. Queremos llegar al poder. Ese es el objetivo".
Ese paro del lunes habría puesto al secretario de la CGT en un incómodo lugar junto a su adversario duhaldista Momo Venegas, quien obtuvo de ese secretariado un apoyo público cuando fue detenido en la causa de los medicamentos truchos. Moyano se pareció durante un día al burócrata de Uatre, pero Cristina Fernández quiso diferenciarse de ambos, por sus principios políticos pero también porque está atenta al cronograma electoral en marcha, donde después de la importante victoria de Catamarca no quiere dar ninguna clase de ventajas.
La Arena, 20 – 03 – 11
La Quinta Pata
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