Alberto Atienza
Un autodidacta que viene de la gráfica
Jorge Eugenio Rodríguez nació en Maipú Mendoza. En su juventud trabajó como letrista en carteles, e incursionó en los primeros dibujos animados comerciales que se realizaron en Mendoza para la TV y colaboraciones gráficas en distintos programas de los canales locales.
Se desempeñó durante 30 años en diario Los Andes como diseñador gráfico, dibujante de cuentos infantiles y caricaturas.
A partir del año 2000 retomó su participación activa en las artes plásticas, participando de exposiciones y muestras colectivas, callejeras e individuales.
En febrero del 2004 fue parte del equipo que restauró el monumento al Cristo Redentor en la cordillera de Los Andes.
Como miembro de la sociedad de Artistas Plásticos de Mendoza expuso en la sala de arte APYME de Mendoza, Consejo Deliberante de la Municipalidad de Godoy Cruz, Sala de arte Libertad de Guaymallén con el grupo Los 4 en el Paisaje.
En 2009 en la Secretaría de Cultura del Gobierno de Mendoza y Centro cultural “Ruth Santander de Vila” Canal Siete Mendoza.
Leer todo el artículo En el 2010 participó con dos cuadros en el almanaque del Bicentenario. Un producto de jerarquía junto a destacados pintores del medio distribuido por el SUTE, también estuvo su obra en la inauguración en la sala de arte Fabián Calle que abrió sus puertas a los artistas mendocinos. Hoy mantiene abierta al público una muestra de paisajes mendocinos en la galería que lleva el nombre del gran periodista mendocino. En la actualidad participa de una muestra itinerante en los departamentos de Mendoza y en provincias vecinas en homenaje a los caídos en Malvinas.
Jorge se considera un pintor autodidacta, aunque en realidad, su larga trayectoria en los medios periodísticos y publicitarios le ha dado experiencia en el manejo del dibujo y el color. Siguió en la literatura la obra de grandes maestros, consultó amplia bibliografía enriqueciendo su obra, pintada al aire libre destacando el colorido de la naturaleza y la luminosidad que invita a detenerse en cada una de sus obras. Varias de ellas han sido adquiridas por coleccionistas particulares. Más allá de su profesionalismo y conocimiento del área, siempre se destacó por su humanidad, simpleza y transparencia reflejadas en sus pinceladas. Aunque las piedras en su camino no son pocas, un lienzo en blanco puede más que el dolor o la injusticia y el pincel pone color, forma, sombra, brillo. Capta, hasta el perfume que se pueda imaginar en un paisaje que enmarcado en un cuadro le indica: realizar algo es existir. Jorge, puede mostrar su verdadera personalidad compartiendo la energía que le revela estar vivo.
Las palabras del artista
- Has llegado a la pintura desde otros lugares, como la parte creativa de la gráfica ¿Qué significa para vos el arte pictórico? - Sí realmente he llegado a la pintura, porque desde chico me ha gustado dibujar y pintar, y con la grafica, fui adquiriendo experiencia con los trabajos Todo un conjunto de tareas me fue formando para sentarme frente a un papel o lienzo en blanco y sacar lo mejor de mí.
- Cuentan tus familiares que desde muy joven eras atraído por el retrato ¿Cómo llegaste al paisaje? - Bueno lo que sucedía, es que yo pintaba los rostros de mis amigos, mis abuelos y era el dibujante de la familia…Y al paisaje llegó luego de seguir dibujando y pintando lo que te rodea, desde una piedra a un árbol. El callejón de la finca, la casa de la abuela es como una golosina siempre queda el deseo de querer más.
- Mendoza, exuberante en paisajes. Ofrece el desierto, la montaña, su forestación, el sol, casi siempre presente. Dicen que un poco es como un paraíso para el artista plástico ¿Crees que es así? - Sin ninguna duda, a mí particularmente me ofrece todo eso y algo más, ya que cuando puedo me libero pintando al aire libre. Allí la motivación es infinita y descargas lo negativo y cargas las pilas del interior de uno mismo.
- ¿Quién para vos es importante en la pintura mendocina? - Hay muchos pero en primer lugar nombro a los que ya no están a Fernando Fader, De Lucía, Fidel Roig Matons y en la actualidad me gustan Orlando Pardo, Francisco Villodas, (uno de mis maestros) Luis Soria, Luis Scaiola, y José Pepe Anzorena, y no me quiero olvidar de Laura Viki, una pintora paisajista con estilo impresionista, y Carlos Lucero un maestro sin egoísmos que se brinda a todos por igual.
- ¿Por qué? - Porque comulgo con esos estilos, con la luminosidad de la pintura de Fader, y de Pardo admiro su dibujo, lo mismo de Villodas, además de este maestro lo que más me gusta es como pone la pintura y el color. En la misma sintonía están Pepe Anzorena y admiro la pulcritud de Luis Soria, y en cuanto lo de Scaiola me sorprende como produce una síntesis con el paisaje. Siendo autodidacta observo en todos ellos algo que lleva agua para mi molino, tanto me fui formando con la bibliografía como con la observación.
- ¿Cuál es tu meta en lo que haces? - Mi meta primero, disfrutar, luego que los demás también lo hagan, que reconozcan mi obra sin leer la firma. Eso diría que hay algo mío en la pintura. Una meta verdaderamente soñada, llegar al público, algo difícil de lograr. En segundo término no descartar la parte económica del arte.
- El artista vive en dos mundos. El de todos los días y el de los sueños ¿Cómo es tu segundo lugar? - Mis dos mundos son algo parecido a lo que dije anteriormente, el reconocimiento. En el de todos los días está la lucha por el subsistir con lo que uno hace.
Y el de los sueños, es poder pintar siempre lo que me gusta, el paisaje mendocino por excelencia, aunque no descarto otros escenarios y otros temas.
La Quinta Pata, 18 – 09 – 11
La Quinta Pata
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