La presidenta empleó hasta el último día permitido por la ley para inaugurar obras. Los opositores inflan globos de ensayo y después se pinchan los ojos entre ellos. Así está cantado quién ganará el 23 de octubre.
En los últimos días Cristina Fernández jugó a lo que más le gusta: convocar a la población a inauguraciones de obras y hablar sobre esos temas, generalmente insertando alguna evocación de su esposo fallecido. La fórmula es infalible. Su popularidad sigue trepando metro a metro hacia la cumbre del 23 de octubre.
A sus detractores les revienta su vestido negro pues ven una explotación de la viudez. A veces sus referencias a "él" parecen recargadas, como cuando comentó que quizás en el futuro se haga una película sobre "Néstor y Cristina, que también fue una historia de amor". Aludía a "Juan y Eva", de Paula de Luque.
Aún con esos eventuales excesos, la campaña de la presidenta está bien orientada. Su centro son las obras que suelen contactar con necesidades vitales de los más necesitados, como ocurrió con el hospital materno infantil en Ciudad Evita y la semana pasada con el hospital de Villa Libertador de Córdoba.
Otras veces las novedades se relacionan con su proyecto de afianzar el perfil industrial del país mediante su entronque con la producción científica y técnica. El jueves 6 las viejas bodegas Giol se reciclaron como un Polo Científico. Entre un lugar abandonado a los roedores y otro mejorado para que los científicos argentinos investiguen asuntos que hacen al desarrollo del país, el saldo favorable no necesita comentarios.
Como las nuevas obras son muchas, y quizás porque la campaña necesita sumarlas para producir mayor impacto, a veces generan teleconferencias de la jefa de estado para cortar cintas simultáneas. Ella se acerca así al don de la ubicuidad, pues el jueves, junto con lo de la ex Giol, inauguró el Instituto de Investigación Biotecnológica de la Universidad de San Martín, que repatrió a varios investigadores; sumados a los que estaban ya cuenta con 250 y un ambicioso programa de investigaciones médicas.
Leer todo el artículoEsas novedades tienen un solo costado preocupante: deberían afirmarse en la órbita estatal y delimitar con las grandes empresas y laboratorios extranjeros, siempre al acecho de hacer "sopa y pilla" con los conocimientos y profesionales formados por la universidad pública.
La teoría de CFK, de la "asociación virtuosa" entre Estado, Ciencia y Técnica, y empresas privadas, abre una peligrosa brecha para que se cuelen aquellos intereses monopolistas.
Ese riesgo también se da en el Plan Estratégico Industrial 2020, difundido por la mandataria en la planta de Corven, en Venado Tuerto. Bajar la desocupación al 5 por ciento es la parte interesante de ese programa, del que debe rescatarse su orientación industrialista (frente a los apologistas de la soja parece casi revolucionario). De todas maneras también aquí surge el problema político y económico no resuelto por el kirchnerismo: confía en atraer inversiones de multinacionales como una de las columnas de su plan. Error. Las multis son jugadoras con casas matrices en EE UU, Europa y Japón, y su habitual voracidad se ha incrementado al compás de la crisis mundial.
Buena nota en DDHH
Aunque no forme parte explícitamente del proselitismo presidencial, los juicios por derechos humanos acumulan políticamente para el oficialismo.
Entre el 21 y el 28 de octubre se conocerá la condena a los genocidas que actuaron en la Esma, salvo que el fallecimiento del abogado de estos, Solari, la postergue unos días más.
Una noticia sobre Alfredo Astiz muestra el cambio de situación habido en esta materia. El presidente de la corte suprema de justicia, Ricardo Lorenzetti y otros supremos (Juan Carlos Maqueda, Elena Highton y Raúl Zaffaroni) firmaron una resolución oponiéndose a un pedido de extradición del cobarde marino. En años de Fernando de la Rúa también se rechazaban esos pedidos de extradición, como los solicitados por el juez español Baltasar Garzón. Pero en ese tiempo, esas negativas procuraban salvar a Astiz. En cambio, la de estos días se basa en que el genocida ya está siendo juzgado en Argentina.
Con las condenas emitidas por el tribunal mendocino que juzgó a los asesinos del poeta y montonero Francisco Paco Urondo, ya son 240 los que han recibido sentencias en su contra. No será todo lo que pedían los organismos de derechos humanos, sobre todo en cuanto a la velocidad de los trámites, pero es un progreso judicial que resalta las virtudes de la democracia.
Y lo interesante es que empieza a haber cómplices y socios civiles camino al banquillo de los acusados. Ya estaban en ese tránsito José A. Martínez de Hoz y Jaime Smart, ex ministro de gobierno del general Ibérico Saint Jean en Buenos Aires. Y habrá más.
El profugado en Chile, camarista Otilio Romano, tiene fecha para inicio del jury de destitución, mientras las querellas apremian al juez que entiende su causa en Mendoza para que reclame su extradición. Ya suspendido por el consejo de la magistratura, Romano parece tener los días contados en el jury. Si eso procede, será seguramente juzgado por 103 casos de delitos de lesa humanidad durante su desempeño como juez cuyano en años de la dictadura.
También con mucho retraso, la depuración de la justicia de los operadores del proceso dictatorial causa alivio y alegría a quienes sufrieron represión y desaparición de personas queridas. Pero sobre todo es un avance de la democracia, para beneficio de toda la población (excluido el 1 por ciento, como dicen las pancartas de los manifestantes que ocupan Wall Street, que aquí sería un poco más del 1 por ciento).
La buena nota en la materia tuvo un aplazo con la orquestada, infundada y errónea detención del delegado ferroviario Rubén Sobrero. "Los ferroviarios no quemamos trenes" fue el más contundente alegato del preso ante el juez Juan M. Yalj, quien debió soltarlo. El papelón no solo fue de ese magistrado sino también de la Policía Federal y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que acusaron sin razón.
Error o delirio opositor
Perdida por perdida, más perdida que nunca, la pitonisa de las mil catástrofes nunca verificadas, arremetió contra el gobierno, acusándolo de prohijar una reforma constitucional para eternizarse en el poder.
Pero al mismo tiempo Elisa Carrió apuntó contra quien hoy aparece en algunas encuestas como el que podría ubicarse en segundo lugar en octubre, el socialista Hermes Binner. La acusación al santafesino fue que acordará con Cristina para habilitar la reforma constitucional con el argumento de pasar de un sistema presidencialista a otro parlamentario.
Para ciertos medios, como Clarín y La Nación , Carrió habría armado una verdadera tormenta tropical, de esas que vuelan casas y edificios. En realidad fue una tormenta en un vaso de agua, desde el punto de vista del interés o importancia para la población. A la mayoría de la gente, lo que diga Carrió no le mueve el amperímetro.
Aunque el interés de la matrona haya sido lastimar políticamente a la presidenta, en los hechos el mayor daño se lo puede haber hecho a Binner, o sea a la propia oposición. El candidato del FAP salió a aclarar que nunca avalaría un proyecto de reforma ligado a un plan reeleccionista de la presidenta. Su "filosofía" de gobierno parlamentario, con primer ministro o jefe de gobierno como un fusible cambiable por el Congreso, no está planteado para el aquí y ahora. Dicho de otro modo, quedará en el freezer por miedo a que ese plato le apetezca a CFK. Así de generosa es la oposición y eso que Binner no es de los peores.
Los ataques de la devaluadísima Carrió también pegaron de costado en Duhalde, porque aquella supone – en este caso con algo de acierto – que la mala performance de este provocará un éxodo en sus filas hacia el kirchnerismo.
Tan preocupada como la escuálida Coalición Cívica está "Gaceta Ganadera". El diario calcula que en octubre próximo los números no darán dos tercios al oficialismo para declarar la necesidad de la reforma, pero su temor es que esas cifras sean accesibles con la renovación parlamentaria de 2013.
Debe ser por eso que ese diario y su socio Clarín han recargado las tintas en la última asamblea de Adepa para condenar al gobierno por su supuesta campaña contra la libertad de prensa.
Mientras los columnistas de esos medios monopólicos admiten que Cristina ganará por amplio margen y se preocupan que pueda llegar a dos tercios de las dos cámaras para reformar la Constitución, esas empresas pintan al gobierno como si fuera una secta minoritaria. El editorial de La Nación (6/10), titulado "Con los ojos en la nuca", critica al gobierno por ser "refractario al diálogo con aquellos que no responden a las consignas sectarias de la minúscula facción que busca dominar todo". ¿Minúscula facción? ¿Quién tiene los ojos en la nuca o en otro lado más bajo de la espalda?
Si el gobierno alienta realmente bajo cuerda una intención re-reeleccionista, la manera de oponerse de Carrió y los diarios monopólicos parece un error. Y si no hay ese proyecto del gobierno, lo de la oposición es sencillamente un delirio. Y en uno u otro caso tendrá un efecto electoral adverso. Entre hechos e hipótesis, ya se sabe cómo opta la mayoría.
La Arena, 09 – 10 – 11
La Quinta Pata
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