Mary Ruiz de Zárate
Rasgo característico de la estructura político social del pueblo maya fue la existencia de las ciudades-estados, unidas entre sí por vínculos de tipo confederativo.
En la cúspide de aquella estratificada sociedad se encontraba una casta sacerdotal depositaria de la ciencia, la cultura y el poder político. Seguíanla en importancia la clase de los guerreros y los nobles, y a estos, según su rango, los diversos funcionarios administrativos del aparato estatal.
El cimiento económico era la clase de los campesinos libres, que cultivaban el maíz; y aún más abajo en la escala social, se hallaban los esclavos que debían su infamante condición al cautiverio, por guerra o por delito, siendo transferibles por venta.
En la época clásica de su desarrollo histórico, existió un reino unido bajo la hegemonía de los quitches en las tierras altas de Guatemala, luego se fraccionó en tres estados independientes: uno quitche, otro cakchiquel y otro tzutuhil con capital en Utitlán, Iximche y Alitán respectivamente.
Ya en el año 1007, y en continuidad hasta el año 1204 a.n.e. en la península de Yucatán surge la llamada Liga de Mayapan, que sucumbe ante una invasión tolteca, que tras unos años de influencia, sobre todo en el área geográfica maya, pierde fuerza y desintegra en varias ciudades-estados, independientes entre sí.
Con las fluctuaciones políticas y luego del dominio tolteca, la clase sacerdotal maya va perdiendo poder, aunque, por otra parte, se acentúa la diferencia entre las clases, acrecentándose la explotación al campesinado.
Quedan los halac huinic, especie de soberanos, que contaban con un cuerpo auxiliar en sus funciones gubernativas: el consejo de gobierno, compuestos de los más importantes jefes regionales y locales.
Las instituciones jurídicas de los mayas Leer todo el artículoDesarrollaron a altos niveles conceptos y normas de derecho, debido a las obligaciones contractuales de todo tipo, derivadas de su intenso tráfico comercial y el desenvolvimiento de su industria.
En cada localidad, tanto en las fabulosas urbes de piedra, como en las aldeas aledañas a las capitales, eran los bataboos – jefes pertenecientes a la nobleza – los responsables de la administración de justicia y actuaban como jueces en los procesos civiles, penales y mercantiles encargándose además de las recaudaciones de los tributos fiscales.
Los bataboos eran elegidos mediante riguros examen por el propio halach huinic con el que guardaban una relación parecida a la feudal.
La categoría de los funcionarios inferiores recibía el nombre de tupiles y sus atribuciones eran similares a las de la policía en nuestros tiempos.
Sus leyes penales sancionaban la traición a la patria con la muerte.
En materia criminal, sus leyes diferenciaban el asesinato del homicidio, y el dolo de la culpa en los casos. Enumeraron taxativamente los agravantes según las circunstancias y establecieron causas de inculpabilidad.
Resulta muy interesante analizar cómo aquellos juristas mayas, más de mil años a.n.e. elaboraron con tanta perfección conceptos que actualmente la mayor parte de las legislaciones reputan como muy modernos.
La elevada moral de aquella lejana civilización imponía la pena máxima para la mayoría de los delitos sexuales, como la violación. En caso de adulterio, la pena capital podía conmutarse si el marido agraviado perdonaba a la mujer, pero entonces se le imponía a esta una sanción estigmatizante, como el corte del cabello.
El tatuaje infamante era una pena accesoria para los que delinquían por primera vez; a manera de comprobación, en el supuesto de reincidencia se doblaba la sanción.
En los casos de suicidio de la mujer por causa de los maltratos del marido, se obligaba a este a satisfacer a los familiares de la difunta con una elevada indemnización.
Su avanzado derecho procesal contemplaba la defensa de oficio por cuenta del estado.
El sistema judicial correspondía a un tipo mixto, de acusatorio con instrucción sumarial inquisitiva.
El enigmático colapso de la civilización maya
A tantos siglos de distancia en el tiempo, todavía los eruditos no han logrado ponerse de acuerdo para explicar satisfactoriamente el derrumbe de aquellas poderosas instituciones, ni el brusco colapso de aquella esplendente civilización que dejó intacta ciudades completas que en la actualidad se encuentran en la cálida jungla de Mesoamérica.
Algunos suponen que el empobrecimiento causado en el suelo debido a su sistema de roza, fue lo que provocó el abandono de los centros de población, y otra tesis, a nuestro entender más valedera, es aquella que parecen demostrar muchos monolitos y estelas mutilados de ex profeso y las destrucciones de los palacios de los nobles, en algunas ciudades, lo que indica que una gran rebelión campesina abatió el poder de los soberanos destruyendo el orden teocrático existente.
Como la cultura tenía un carácter esotérico y no se hallaba al alcance de las masas, decayó la civilización, los campesinos triunfantes se alejaron de las urbes de piedras en busca de terrenos aptos para el cultivo y la exuberante vegetación, guardó celosamente, para asombro de la posteridad, las ciudades completas.
Con los mayas de las tierras bajas muere la última civilización centroamericana. Las otras que surgen llegan a un esplendor que no iguala el valor plástico ni el nivel científico y cultural de los mayas primitivos.
Juventud Rebelde, 26 – 04 – 71
La Quinta Pata
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