domingo, 11 de diciembre de 2011

No caben dos demonios en el infierno

Évelin Torre

Casi siempre que se que se hace mención de los juicios a los represores de la última dictadura militar, se escucha el grito de algún defensor de la teoría de los dos demonios, que pretende que los miembros de las guerrillas sean condenados por delitos de lesa humanidad.

Basta con leer los comentarios de alguna nota relacionada con la temática, en algún diario digital, para corroborar lo que afirmo. Y es inevitable que así suceda.

Lo que sí sorprende es que quien haya defendido esta teoría sea, nada más y nada menos, que un abogado de la secretaría de derechos humanos de la nación, el doctor Víctor Benamo.

Y es que esta teoría, no es más que uno de los artilugios de los militares e ideólogos de derecha, para justificar el accionar castrense durante la dictadura que, lisa y llanamente, asesinó a 30.000 seres humanos, los “subversivos” como ellos los llaman. Fue una “guerra sucia” sostienen, “con errores y excesos de los dos lados”.

Pero no hubo una guerra, hubo un genocidio . El estado es la institución que posee el monopolio de los medios de coerción, y a partir del 24 de marzo de 1976 esos medios fueron utilizados de manera sistemática para identificar, torturar, asesinar y hacer desaparecer a miles de mujeres, hombres y niños. No hubo errores ni excesos. Todo fue sistemáticamente planificado y ejecutado.

Si una persona comete un delito, debe ser castigada como manda la ley, no torturada y asesinada. El estado no puede convertirse en verdugo de sus ciudadanos.

Y los hechos también demuestran que esta teoría no tiene ningún asidero, pues según un estudio del coronel Florencio García, del ejército, había a lo sumo mil quinientos guerrilleros en todo el país. De manera que suponiendo que todos esos guerrilleros hubieran sido aniquilados por las fuerzas armadas, todavía cabe preguntar qué pasó con los 28.500 que no eran guerrilleros, y que incluso, muchos de ellos, no estaban a favor sino en contra de la lucha armada.
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La mayoría eran estudiantes y trabajadores. Había intelectuales, periodistas, hombres de teatro, de letras, había sacerdotes incluso. Uno de los ejemplos más claros de que se trataba de una lucha en contra de injusticias y por medios pacíficos fue la Noche de los lápices .

De manera que no puede entenderse cómo el doctor Benamo, representante de la querella del estado nacional en el juicio por la Causa V Cuerpo, haya podido mostrarse a favor de los dos demonios. Y es que este abogado representa al estado, que nada más y nada menos, es quien promovió las políticas de memoria, verdad y justicia, dando un impulso definitivo a los juicios por crímenes de lesa humanidad en todo el país.

“¿A algún compañero suyo del Peronismo de Base le conoció alguna actividad subversiva?”, le preguntó el abogado querellante al testigo Oscar “Congo” Bermúdez, luego de que relatara su secuestro y las torturas sufridas en La escuelita y las cárceles de Villa Floresta y Rawson.

El testigo quiso saber a qué se refería el doctor con eso de “subversivo”, y ahí fue cuando Benamo aclaró: ¡Hombre! El “concepto común: Que use armas, que proponga revoluciones, toma de poder mediante términos ilícitos”.

Luego de que el testigo se quejara por el término utilizado por el abogado querellante, el juez José Mario Triputti interrumpió disculpándose y advirtiendo que se estaba entrando en un terreno peligroso.

Benamo no se ha disculpado por sus dichos ni ha hecho mención de lo sucedido, lo cual resulta preocupante por su calidad de delegado de la secretaría de derechos humanos de la nación, ya que sus expresiones agravian esa representación que ejerce, como también a la filosofía y las políticas de estado del gobierno nacional con respecto a esa parte de la historia.

Es por eso que repudiamos la conducta de este abogado y exigimos que se tomen medidas al respecto, pues Benamo no puede catalogarse de representante del estado y, al mismo tiempo, alentar teorías tan contrarias al estado de derecho, como lo es la teoría de los dos demonios, pues es claro que no caben dos demonios en el infierno.

La Quinta Pata, 11 – 12 – 11

La Quinta Pata

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