Mora Cordeu
El libro “La desaparecida de San Juan”, del periodista francés Philippe Broussard, rescata la historia de Marie-Anne Erize, una militante de la organización Montoneros, a través del testimonio de aquellos que la conocieron y de una serie de datos que ayudan a reconstruir una joven vida truncada por la dictadura militar.
En la ciudad de San Juan, el 15 de octubre de 1976, la joven busca su bicicleta – que había dejado para arreglar – pero antes de entrar en la bicicletería es interceptada por cuatro hombres que la meten en un Ford Falcon y se alejan a toda velocidad.
Instalada en la capital sanjuanina, en febrero de ese año, luego de la detención de su compañero Daniel Rabanal en Mendoza, donde ambos estaban radicados, vive en una casa modesta cerca de un club de boxeo, bajo el nombre de Lucía. Su madre viaja para convencerla de que se vaya de allí ya que su presencia es fácil de detectar.
Luego del golpe, la ola represiva se hace sentir en San Juan, mientras Rabanal en la cárcel de Mendoza – a mediados del `76 – se entera por boca de un represor donde está su compañera. La tenían localizada.
En esos días, la mujer viaja a Buenos Aires de incógnito y va a saludar a su familia. “No me quedaré a dormir, tengo que volverme rápido”, anuncia. Vive un tiempo de descuento, a su alrededor todo se precipita, caen compañeros, y el 15 de octubre le toca a ella: a pesar de sus gritos, de su resistencia, se la llevan con rumbo desconocido.
Dos años después del secuestro de Marie Anne, la embajada francesa deposita un pedido oficial al ministerio argentino de relaciones exteriores y culto, respecto a su desaparición.
Leer todo el artículoLa investigación de Broussard, redactor del servicio Encuestas de L`Express y célebre reportero del diario Le Monde (1969-2005), se inició en el año 2000, cuando visitó Buenos Aires para recabar información y entrevistarse con la madre de Marie-Anne con el objetivo de escribir una nota sobre su desaparición.
La nota que apareció en diciembre del 2000 se convirtió en el embrión de este libro, que comenzó a escribirse a fines de 2008, tal como cuenta el periodista a Francoise Tisseau, la madre de Marie Anne.
Durante su estadía en la Argentina, Broussard consigue varios testimonios (César Gioja, Horacio Méndez Carreras, Miguel Bonasso, Sofía Serbin de Skalon, Blas de la Fuente, entre otros) para el libro – recién publicado por Planeta – que involucran a Jorge Olivera, un militar que en esa época era jefe de sección en el RMI 22, como responsable de la desaparición de Erize.
Los datos que recoge resultan un aporte en el juicio por delitos contra los derechos humanos, en el que el militar puede ser hallado culpable del destino de la joven desaparecida en San Juan, cuyo rastro se pierde en el centro clandestino de detención "La Marquesita", una especie de club deportivo del ejército, situado a las afueras de la ciudad.
Broussard se remonta al pasado para rastrear los orígenes de los padres; el casamiento de Francoise con Albert Erize y los primeros años en Espartillar, un pueblo situado al sur de la provincia de Buenos Aires, donde nace Marie Anne, la tercera de siete hijos.
Luego de dos años toda la familia se traslada a Misiones, a 40 kilómetros al sur de las cataratas, en la aldea de Wanda, en la que los chicos se crían en medio de una naturaleza salvaje y con gran libertad.
La historia de Marie-Anne, que es seguida detenidamente por el autor, está intercalada con cartas que Broussard le escribe a Francoise con apuntes y reflexiones acerca de los descubrimientos y la marcha de la investigación.
A comienzos de 1962, la familia se traslada nuevamente más cerca de Buenos Aires, para la etapa escolar de sus hijos, y recalan finalmente en Ciudadela. Para ese entonces los Erize saben que su destino está en la Argentina, aunque siempre mantienen sus lazos – a través del idioma – con Francia.
Desde ese momento, el periodista describe el itinerario vital de Marie-Anne, su paso por el movimiento scout, donde conoce al sacerdote Jean Loison, un representante del ala progresista de la iglesia católica –comprometida con los más pobres – y que influirá en su formación.
Por propia decisión, ingresa en el colegio de la Inmaculada Concepción de Benito Juárez, un internado donde se recibirá de maestra.
Joven, de una belleza que llama la atención, Marie-Anne vive las contradicciones de una familia que deja atrás las estrecheces económicas para socializar con la comunidad francesa instalada en Buenos Aires.
A fines de los años 60, manifiesta en sus acciones una conciencia social cada vez mayor, aunque un viaje a Francia con sus hermanos – que organizan sus padres para que se reencuentren con sus raíces - hace que la joven oscile entre el mundo que la rodea y su vocación de servicio y de compromiso.
Con 20 años, Marie-Anne incursiona en el mundo de las modelos, en sus viajes conoce a Paco de Lucía, Georges Moustaki y a Joan Manuel Serrat, quienes son entrevistados por el autor de esta investigación.
A su regreso, sus padres se han mudado a una casa en la calle Monroe, cerca de la villa del Bajo Belgrano. Allí comenzará una militancia social que poco a poco la conducirá a un compromiso político y a su incorporación a la organización Montoneros.
Télam, 11 – 03 – 12
La Quinta Pata
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