domingo, 3 de junio de 2012

Lencinas: un caudillo popular

León Ernesto Repetur

Un texto escrito hace más de 25 años vuelve a poner sobre el tapete de los debates y las polémicas el rol social y político que cumplieron las fuerzas del poder en la constitución institucional de nuestra provincia y nuestro país. En el tono del revisionismo más develador, León Repetur, en el contexto de los mediados de la década del ’80, sintetiza un proceso de interesantes aristas entre reformistas y revolucionarias. Un texto que revive una vieja contradicción con resonancia nueva y protagonismos alterados: “… decidir entre… la intelectualidad, la preparación, la cultura, o… la incapacidad, el atropello, la desfachatez, el unicato presidencial ”
Eduardo Paganini

Los radicales tuvieron un caudillo que sí supo defender Mendoza. Rodeados de una interminable caricatura de políticos, las figuras de José Néstor Lencinas y de su hijo Carlos Washington adquieren estatura de ejemplo válido, de respuesta a tanta improvisación y traición a los intereses del pueblo y la Provincia.
Cuando comenzaba marzo de 1918, José Néstor Lencinas asume la gobernación de Mendoza. Se constituye entonces el primer gobierno radical de la Provincia. Terminaba temporariamente una época caracterizada por la concentración del poder político y económico en pocas manos. Desde principios de siglo, los conservadores mendocinos (Emilio Civit, Rufino Ortega, Francisco S. Álvarez, Benito Villanueva) dominaron la escena política a su antojo. Pero la gobernación de Francisco Álvarez, allá por 1914, se vio sometida a una profunda crisis vitivinícola. Los conservadores, fieles desde aquellos años a las “leyes del mercado”, resolvieron aplicar ante la crisis un tratamiento drástico: derramar el vino en las acequias y enterrar los racimos en los camellones para evitar que la gran producción tirara abajo los precios de ambos productos. La secuela inmediata de esta “inteligente” medida fue la desocupación rural, el descalabro comercial y el hambre.
Leer todo el artículo
El nombre de José Néstor Lencinas como “abogado de los pobres” fue cobrando dimensión y su estatura de caudillo quedó grabada para siempre en la memoria del pueblo.
La campaña electoral, previa al triunfo de Lencinas, transcurrió bajo la intervención federal de Eufrasio Loza, enviado por el presidente Hipólito Irigoyen “para garantizar su programa de regeneración política”. La llegada del interventor radical marcó el comienzo de la belicosidad verbal que tendría toda la lucha electoral. Tras la llegada de Loza y comentando el recibimiento popular que se le brindara en la estación del ferrocarril, el vocero oficial de los conservadores El Régimen , denominó despectivamente descamisados a la multitud que le brindó su apoyo al interventor. De esta manera los conservadores mendocinos se adelantaban en casi treinta años a los sectores oligárquicos que también llamarían descamisados a los obreros peronistas que le dieron el triunfo a su líder en 1945.

El vocero lencinista La Palabra contestó diciendo: estos descamisados son el pueblo mismo que se levanta airadamente contra el régimen y contra una época. (1)

Con anterioridad, La Palabra , sintetizaba así la personalidad de su dirigente máximo: El nombre de Lencinas significa toda una vida de sacrificios y de altivez ciudadana. Es la síntesis de 30 años de intensas agitaciones, de batallar constante, de lucha denodada. Es la expresión más clara y más sincera de los ideales del pueblo que ha dormido en la plaza y en la calle, que ha tenido hambre y sed, que ha sido sableado por los groseros escuadrones de la oligarquía, y todo por el ominoso delito de ser argentino en tierra argentina, de querer la libertad de conciencia y la libertad de opinión, de querer el trabajo digno y la paga justa, de querer la patria grande y libre formada por hombres grandes y libres, y no la patria triste de los indios y de los rebaños, a quien han manejado las oligarquías, Civit y Villanueva, Álvarez y Aguirre, con la coima que envilece y con el látigo que degrada. (2)

Los conservadores civitistas acuñaron otra frase que se adelantaría en forma notable a la historia nacional: “chusma de alpargatas” bautizaron a los lencinistas. Estos tomaron ese apelativo y lo convirtieron en símbolo político. Así, una alpargata pequeña se transformó en un distintivo para ser usado en el ojal; alpargatas blancas con cintas azules y mates con un corazón grabado y dentro de éste el rostro del “gaucho Lencinas”, se repartieron por toda la Provincia.

El clima se iba caldeando más y más con la proximidad de las elecciones ya que éstas pasaron a constituir un acontecimiento clave para el futuro provincial. El dirigente conservador Manuel Ceretti dijo en un mitin partidario que los votantes deberían decidir entre el Partido Conservador, es decir, la intelectualidad, la preparación, la cultura, o el Partido Radical, o sea, la incapacidad, el atropello, la desfachatez, el unicato presidencial. En la serie de acusaciones recíprocas, un gran número de telegramas fue enviado al presidente Irigoyen y al Ministro del Interior, denunciando ataques contra reuniones y comités conservadores. En estos documentos los radicales fueron personificados a menudo como la encarnación de los que sirvieron a Facundo Quiroga y al Chacho Peñaloza”. (3)

Los “gansos”, enfrentados al peligro de perder las elecciones olvidaron sus diferencias y juntaron fuerzas. Civit aseguró que a pesar de haber sido el enemigo permanente de Villanueva durante tres décadas, había llegado el momento de darse la mano para evitar al país la vergüenza del unicato pasado. (4)
Pero nada pudieron hacer. Los conservadores fueron derrotados ampliamente el 20 de enero de 1918. La personalidad de Lencinas y su total identificación con los sectores populares fueron la clave para arrasar en las urnas.

Cambia la mano
Sin demoras, Lencinas le imprimió a su gestión toda la fuerza que había demostrado desde el llano. En julio emitió un decreto proclamando el 1º de mayo feriado provincial en homenaje a los trabajadores. Mediante otro decreto, se prohibió a la policía el uso de cualquier instrumento que hiciera sufrir a los presos, como el cepo y la barra.
También en julio se aprobó la primera ley de jubilaciones para los empleados públicos provinciales y en octubre de 1919 se concedió el primer beneficio.

El cumplimiento estricto de su plataforma electoral llevó a Lencinas a una de las realizaciones más importantes de su gobierno: la promulgación de la jornada de ocho horas y la fijación del sueldo mínimo. La constitución de Mendoza de 1916 contemplaba estos aspectos en forma general en su artículo 45. (5)

Pero las disposiciones generales de la Constitución sin una ley que las hiciera efectivas y concretas, carecía de realidad. Los obreros y otros trabajadores, habían seguido sujetos a la voluntad de los sectores patronales que imponían a su arbitrio la retribución y la jornada laboral, en especial en las zonas rurales.

Con la ayuda del legislador radical Manuel A. Zuluoga, el gobernador concretó la legislación reglamentaria al respecto. A sólo siete meses de hacerse cargo del gobierno, Lencinas creó un organismo para controlar el cumplimiento de las normas laborales y acumular toda la información estadística (6). Se fijó también la jornada máxima de trabajo de ocho horas para los sectores públicos privados, empleados y obreros; estableció el sueldo mínimo diario en $ 2,50 para los estatales y $ 2,00 para el privado y estableció un adicional del 50 % para e! pago de las horas extras. (7)La ley entró en vigencia el 10 de noviembre de 1918, constituyendo Mendoza la primera provincia argentina en la que se legisló sobre la jornada de trabajo y el sueldo mínimo.

Los empleadores acusaron de inmediato al lencinismo de demagógico y de actuar con claro sentido electoralista. Para los trabajadores, la ley en cuestión significó un importante paso hacia su dignificación. El jornal de un peón de bodega pasó de 0,80 a 2,00 pesos, lo que se tradujo en un 150 % de aumento. Obtuvo el lencinismo, el apoyo irrestricto de los trabajadores y la oposición absoluta de la “oligarquía seguidora del régimen”.

La acción opositora se centró en la búsqueda de la intervención federal a la Provincia, como mal menor, y buscando frenar la acción lencinista en favor del pueblo. Los conservadores encabezaron ese intento aprovechando las brechas que dejaban algunas medidas tomadas por el Gobernador.

Contaron con la inestimable ayuda de una pequeña fracción de radicales antilencinistas que fundaron el Partido Radical Intransigente, y con el apoyo absoluto de los diarios Crítica, La Nación y La Prensa de Buenos Aires y Los Andes y La Tarde de Mendoza.

A principios de 1919, el gobierno de Irigoyen decreta la intervención a Mendoza transfiriendo transitoriamente el Poder Ejecutivo a [Tomás de] De Veyga, Sin alcanzar a un año de gobierno, las promesas cumplidas en ese lapso, afirmaron la popularidad de Lencinas, y le dieron al caudillo radical, las garantías necesarias para obtener nuevamente la gobernación de la Provincia en las elecciones convocadas por el interventor en junio de 1919.


(1) El Régimen : 29/11/1917; La Palabra : 30/11/1917
(2) La Palabra : 3/09/1917
(3) Celso Rodríguez, Lencinas y Cantoni ; pág. 63.
(4) La Prensa , 08/01/1918
(5) Constitución de Mendoza . Art. 45: “La legislatura dictará una Ley de amparo y reglamentaria del trabajo de las mujeres y niños menores de 18 años, en las fábricas, talleres, casas de comercio y demás establecimientos industriales, asegurando, en general, para el obrero, las condiciones de salubridad en el trabajo y la habitación. También se dictará la reglamentación de la jornada de trabajo. Respecto de las obras o servicios públicos en establecimientos del Estado, queda fijada la jornada de ocho horas, con las excepciones que establezca la Ley”.
(6) Ley 731 , Setiembre de 1918.
(7) Ley 732

Recuadros del artículo:

“…las pretensiones de Melo han de estrellarse ante la roca de mis convicciones e integridades, que se han formado al choque incesante de toda clase de privaciones, de sufrimientos, de dolores, de verdaderos martirios, que usted no conoce ni comprende, porque fue radical de las horas felices, de las horas del triunfo, radical de mesa servida y de la gloria barata... se lo digo bien alto y bien fuerte, con todas las energías de mis convicciones y de mi justicia. Usted: usted no será Presidente de la Nación Argentina. Se lo repito y reafirmo: no lo será. . . usted. . . no tiene alma de radical, porque usted no le ha tributado ningún sacrificio, ni le ha rendido una hora de dolor: usted no conoce las angustias del pueblo, porque no ha convivido con él, y por lo tanto carece de derecho, de personería y de título cívico para encarar, en ningún momento, los ideales y los sentimientos de la Unión Cívica Radical”. (Telegrama enviado por José N. Lencinas al senador nacional radical Leopoldo Melo. Los Andes , 24 de diciembre de 1918).


El diario lencinista La Palabra denunció en setiembre de 1914 los manejos conservadores diciendo que éstos dispusieron durante tres décadas de importantes resortes económicos, como el matadero, cuya concesión obtuvo el ex-gobernador Elías Villanueva; la empresa de tranvías a caballo de los Civit, el mercado central de Civit y Villanueva, la empresa de alumbrado a gas de los mismos, la del adoquinado, los préstamos privilegiados del Banco de la Provincia, las concesiones de riego en el sur de la Provincia y varias cuestionables concesiones de agua (Celso Rodríguez, Lencinas y Cantoni , pág. 39).

Ciudadanos: no debéis concurrir a los comités, que son verdaderos antros de corrupción y barbarie, y donde los políticos de viejo cuño os dan vino para embruteceros.
No debéis frecuentar las tabernas donde se bebe veneno, porque veneno es lo que hacen los bodegueros y lo que venden los bolicheros…”
…entre un socialismo como el nuestro, que no abre comités ni garitos, que aconseja beber agua en vez de alcohol y un “socialismo” como el lencinista, que aconseja beber vino y chicha y los suministra gratuitamente y con abundancia durante las largas campañas electorales de Mendoza, esa masa ignorante prefiere el “socialismo lencinista” (El Socialista , Mendoza, 13 de marzo de 1924 y 1º de mayo de 1924).

“…busco la libertad y el principio de justicia y allí estoy y nadie me mueve, aunque se caiga el firmamento; y como lo que impulsa a mi partido son estos ideales, de ahí que su entidad sea para mí tan sagrada y simbólica, que la quiera con tanto amor, ya que ante ella los hombres no son más que unos insignificantes factores, que se dignifican cuando le prestan obra, acción o pensamiento”. (Carta de José N. Lencinas a Pedro C. Molina, 1908).

…los gobernadores que los Villanueva y Civit han impuesto a la fuerza en Mendoza, como representantes genuinos del viejo régimen, cuando sólo imperaba la fuerza de las bayonetas, gran elemento electoral del roquismo... Recorra el pueblo de Mendoza en su memoria y deje bien grabada en ella la serie de negocios que estos oligarcas han hecho usufructuando esas posiciones oficiales... disponiendo a su antojo de legislaturas de línea... (La palabra , 14 de setiembre, 1917).


La Lupa, Mendoza, Nº 8, septiembre de 1985 (Australes 1,80). Consejo de dirección: León Ernesto Repetur, Rodolfo Oscar Caivano, Luis Alberto Sarale. Diagramación, Armado, Ilustraciones, Fernando Sepúlveda.
Material facilitado gentilmente por la Biblioteca Mauricio López.

Baulero: Eduardo Paganini

La Quinta Pata, 03 – 06 – 12

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario