domingo, 29 de julio de 2012

Luminosa belleza de Evita

Ramón Ábalo

Fue apenas un instante, tal vez minutos que la vi y me conmovió.
Fue desde el automóvil que la transportaba, descubierto, para que ella, de pie, al lado de Perón, saludara sin pausas a la multitud que la aclamaba a su llegada el entonces Plaza Hotel, calle Chile, frente a la Plaza Independencia. Había llegado a Mendoza para inaugurar la Facultad de Medicina, el 30 de diciembre de 1950, de la Universidad Nacional de Cuyo. Yo tenía 20 años de edad y estaba haciendo el servicio militar, que aún era vigente, y me tocó en una compañía de infantería de montaña, cuyos cuarteles – edificios que aún existen – se ubicaban en el parque, en calle Boulogne Sur Mer. Se denominaba pomposamente Compañía de Esquiadores de Infantería de Montaña, aspirantes de oficiales de reserva, integrados en su mayoría por estudiantes. Yo, que apenas había hecho un indisciplinado año en la escuela de comercio Martín Zapata, estaba inscripto en los listados electorales como "estudiante". La verdad es que de ninguna forma pude, nunca en ese espacio estudiantil, justificar esa nomenclatura, pero esta es otra historia. La cuestión es que ello me permitió gozar del gran privilegio - el único en ese ámbito militar – de haber estado en la formación que constituía la escolta oficial de alcurnia presidencial. Algo así como la versión, entonces, de los Granaderos a Caballo.

Privilegio de poder verla cercanamente, y comprobar una belleza luminosa, la misma que advertían los miles de admiradores que la aclamaban desde las aceras. Iluminada por una especie de halo – ahora desde la memoria, lo advierto – devenido por una vida de solidaridad con los pobres, los trabajadores, los descamisados, por todo un pueblo. Halo de una total entrega por una sublime causa que le quemaba la vida. Una belleza, un rostro que – también ahora lo advierto – transfiguraba el sacrificio final en una próxima eternidad.

A 60 años de aquel 26 de junio de 1952, Eva Perón, Evita, es eterna en la Argentina nacional y popular.

La Quinta Pata, 29 – 07 – 12

La Quinta Pata

1 comentario :

Anónimo dijo...

Negrito del alma, los años te han puesto sensiblero, pero no dejás de tener razón con respecto al carisma (Halo?)de ella, como será que 60 años después todavía es amada por el pueblo y odiada por el cipayado oligárquico.
tu pródigo do Brasil

Publicar un comentario