domingo, 23 de septiembre de 2012

Espacio y público (una chicanita)

Ricardo Nasif

25 de febrero de 1991:
Se publica la tan ansiada y reclamada (por los medios y la media clase noventistas) ordenanza 3016/90, del Concejo Deliberante de la Ciudad de Mendoza, que prohíbe la realización de cualquier tipo de actos o eventos en la vía pública del microcentro que no sean autorizados por el ejecutivo municipal, so pena de multa.

Dieciocho años después:
23 de julio de 2008:

El intendente municipal Víctor Fayad, mediante el decreto 863/08, ofrece a los manifestantes o protestones la explanada del edificio municipal, provista de “tarimas y sonido” para quejarse en ese espacio de libertad. También pone a disposición sanciones a los que no pidan permiso con 48 horas de antelación o los que se movilicen en otros lugares que no sean las veredas, los pasos peatonales o que no respeten las señales semafóricas.

29 de julio de 2008:
Los trabajadores de la educación, (desprovistos de escenario y audio estatal) realizan sin permiso una marcha por las calles de la capital en reclamo de mejoras salariales. Pisan las calles a como dé lugar, no cruzan por las sendas legales y pasan los semáforos en rojo e, incluso, en amarillo.
La comuna de la capital hizo efectivo su ofrecimiento y multó al sindicato docente con $ 1.000.

Cuatro años más tarde:
18 de agosto de 2012:

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Editorial de Diario Uno:
“Si hay algo que nadie puede poner en duda es la tenacidad del intendente de Capital, Víctor Fayad. Su vehemente personalidad, tantas veces cuestionada como elogiada, lo ha llevado a ponerse al frente de acciones no siempre populares.”
(…)
“Acorde con su propia sintonía fina, el municipio que conduce el radical dictó en 2008 un decreto en el que “en resguardo de la libre circulación” dispuso que las manifestaciones masivas se realizaran en la explanada de la comuna, sobre la calle 9 de Julio. El fin de tal medida apuntaba a que los manifestantes no cortaran calles ni perturbaran al resto de los ciudadanos que no participaban en los reclamos.”
(…)
“Algo debería quedar negro sobre blanco: la legitimidad de los reclamos no se pone en tela de juicio, pero estos no deben vulnerar los derechos de aquellos que no son parte de una protesta en la vía pública.”

Pasado un mes:
13 de septiembre de 2012:

Miles de autoconvocados ciudadanos realizan sin permiso una marcha por las calles de la ciudad de Mendoza en reclamo de “que se vaya la yegua”, “por más Mendoza y menos olivo”, “para que los derechos humanos no sean para los delincuentes”, “por la libertad”, “en contra de la dictadura con K”, “por la liberalización del dólar” y largos etcéteras.
Cortan calles y perturbaran al resto de los ciudadanos que no participan en los reclamos.
La comuna de la capital decide no aplicar sanción alguna.

Dos días más tarde:
15 de septiembre de 2012

Editorial de Diario Uno:
“…que las marchas no hayan terminado con incidentes bien puede leerse como parte del aprendizaje que posibilita expresarse en el marco de una democracia.”

Ergo:
- ¿Las leyes son solo para sancionar a los trabajadores?
- La tenacidad del Viti, ¿dónde aprieta?
- ¿Algo quedó negro sobre blanco o los blancos sobre los negros?
- ¿Cuál es el marco de la democracia? ¿El microcentro o la explanada municipal?
- ¿Los malabaristas (al menos los pequeño-burgueses) ya pueden hacer sus delicias en las esquinas?
- ¿Se lo limpio amigo?

Viti y Uno: ¡¡Sigan así, que no se corte!!

Nota: el autor cree necesario que la ordenanza municipal 3016/90 y el decreto del “turco” (no de Menem, va con onda) sean definitivamente derogados.

A los que convocan al diálogo: ¿no les parece ésta una consigna unificadora?

La Quinta Pata

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