domingo, 9 de diciembre de 2012

Juicios: “monseñor Rey nos veía torturados y sangrantes”

Ramón Ábalo

"...y nos decía "tengan paciencia, Dios sabe lo que hace". Dramática y dolorosa fue la declaración de Oscar Guidone, sin que faltaran algunos leves toques de humor. Lo fue este último viernes en la causa que agrupa a las detenciones de él mismo, de Roberto Vélez y Martín Lecea, que pasaron prisioneros en el campo de concentración que el ejército había montado en la VIII Brigada de Montaña, en el Parque San Martín. "Yo militaba en el Frente de Estudiantes de Medicina (FEM), era un derivado de Vanguardia Comunista...había contacto con la realidad social, un trabajo de los estudiantes en los barrios periféricos. Yo tenía cuarto año cursado, era ayudante de la cátedra de Parasitología". Guidone , testigo y víctima, había sido secuestrado el 2 de junio de 1976 "...en el campo de concentración , los presos éramos como 200 y éramos de todos los colores políticos y sociales...yo me afilié al Partido Comunista...De día torturaban, algo así como de 8 a 18...vivíamos de noche porque a la noche se iban. Parecían marcar tarjeta de 8:00 a 18:00 y entonces dejaban de torturar. De noche prendíamos las radios, intercambiábamos libros, ayudábamos a los que habían sido torturados, hablábamos. Después de la segunda tortura caí en un pozo, no podía entender cómo un hombre torturaba a otro...pasé semanas sin querer hablar. El Negro Vélez, Gaitán y Ventura Pérez me ayudaron...por las torturas estuve a punto de morir, pues me habían reventado el bazo. Cuando eso ocurrió los compañeros, con gritos y súplicas, lograron que me atendieran y me llevaron al Hospital Militar".

Cuando le allanaron la casa y lo secuestraron, Guidone explica: "Buscaban armas y les mostré el carnet de estudiante como única arma que yo usaba en las asambleas...buscaban un mimeógrafo por el cual me acusaban de subversivo...nunca lo encontraron porque, al menos en mi casa, no existía, ni existía en ningún lado en el que yo tuviera algo que ver...cuántas de las cosas a las que yo consideraba absurdas, pero dolorosas, y era una de ellas que había alguien, seguramente un oficial, que les deba clases de torturas a sus inferiores...más de una vez estaba con nosotros el capellán de la Brigada, el que después fue monseñor o sea el cura Rey...delante mío el veía a los compañeros torturados, sus sufrimientos, y a mí mismo que estaba igualmente mal por las torturas...cada vez que lo teníamos cerca, le pedíamos que interviniera para que terminaran con la tortura..."hijos míos, nos contestaba, tengan paciencia porque Dios sabe lo que hace..."
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Es tan relevante este último testimonio de Guidone, que es más que probable que Rey sea llamado nuevamente a testimoniar, pero esta vez como implicado. Testimonio similar en lo que hace a este personaje, fue el de Vélez, del que daremos a conocer en nuestro próximo número, atendiendo que esta semana que viene no habrá sesiones de los juicios. El tribunal, los fiscales y los abogados querellantes y defensa entran en la faz final de esta tanda, y, según se supo, en febrero ya se escucharán los alegatos de los querellantes y defensores para finalmente escuchar los fallos del tribunal.


Juicios: ingenuidad y convicción: “…no tiene por qué pasarme nada…”


Las fuertes convicciones éticas y militantes en momentos críticos estuvieron acompañadas con una dosis de ingenuidad que significaron el drama final para la víctima. Una vez más ello estuvo presente en la sesión de los juicios por lesa humanidad que se están llevando a cabo en la jurisdicción Mendoza de la justicia federal, y surgió de las testimoniales dadas en el caso de la desaparición de Ángeles Gutiérrez de Moyano, Al respecto, se escucharon las declaraciones de su hija Estela Moyano y de Francisco Javier González, quien lo hizo por teleconferencia desde España. Este testigo también estuvo secuestrado y fue víctima de tormentos en el centro clandestino del D2.

Ángeles fue secuestrada el 20 de abril de 1977, pertenecía al Partido Auténtico y aún está desaparecida. Fue directora de la escuela primaria del barrio Flores, y estuvo en la fundación del sindicato del magisterio, o sea el actual SUTE como también fue directora de enseñanza media de la DGE durante el gobierno de Alberto Martínez Baca. "Era tan solidaria, afirmó su hija, que no dudó en criar a dos niños de la comunidad boliviana que habían quedado huérfanos...fueron parte de nuestra familia...se criaron con nosotros".

Antes de caer Ángeles, lo fue María Elena Moyano de Blanco, porque la policía la había confundido con aquella. Cuando la liberaron buscó a su amiga y le dijo lo que le había ocurrido, y que tomara las precauciones correspondientes, como ser la de ocultarse. Sin embargo Ángeles le respondió: "¿Por qué me voy a ir si no he hecho nada"? Por su parte, una sobrina de la docente dijo que había obtenido un dato por medio de un miembro del ejército, de que estaba muerta. Como el caso de Ángeles, de su ingenuidad, fueron varios, y costaron la desaparición y la vida de militantes que realmente su única actividad política había sido la solidaridad con los pobres, los necesitados. Se recuerda el caso del abogado Valverde, hermano del siquiatra Juan Manuel Valverde. El abogado residía en Córdoba y después del golpe, lo fueron a buscar a su estudio en aquella ciudad. No estaba y dejaron dicho que tenía que presentarse. Se supo que consultó a varios amigos y colegas y todos le aconsejaron que no tuviera en cuenta el mensaje y se ocultara. Finalmente no lo hizo y se presentó en los cuarteles de la Brigada Aérea de esa jurisdicción, pero nunca más se supo de él. Ante sus amigos y colegas repetía que no tenía por qué ocultarse, no tenía nada que lo impulsara a ello. Sus amigos y colegas, sin embargo, tuvieron razón. Está desaparecido desde entonces.

No Terminan Este Año
Esta tanda de casos no llegará al final este año. La acumulación de datos y señales aportados por los testigos que han pasado por el tribunal hasta ahora, le insumirá a las partes un arduo trabajo de estudio de los dichos, e incluso la investigación de algunos aportes sobre la identidad de otros implicados en las dichas causas. Al respecto vale reiterar la situación. Se está en la investigación de 28 causas, correspondiendo 23 a desapariciones y cinco que estuvieron detenidas, la totalidad con el doloroso recuerdo de ese pasado.

La mayoría de los imputados no concurren a las sesiones porque están enfermos. Algunos ya han muerto. El nombre de los imputados son Dardo Migno, Paulino Furió, Juan Garbotte y Ramón Puebla, del ejército. También Alcides Francisca, de Aeronáutica, y Juan Oyarzábal, Fernando Morellatto, Aldo Pérez, Ricardo Miranda y Armando Fernández, de la policía. Al presente, solamente Morellato acude a todas las audiencias, quien está con libertad condicional. Está testimoniando por su participación activa en el D2. Hasta el momento lo niega terminantemente, como asimismo lo hacen varios ex policías que fueron llamados a dar su testimonio.

La Quinta Pata

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