El Tratado de entendimiento entre Argentina e Irán provocó un verdadero cimbronazo dentro y fuera de la colectividad judeo-argentina. Mientras que algunos sectores lo rechazaron, se desdijeron aprobando lo actuado por el gobierno nacional y luego volvieron a dar marcha atrás rechazando lo realizado, otros sectores hemos pensado desde el primer momento que el acuerdo es una posibilidad de avanzar en la causa.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina), en tanto representación política de una parte de la colectividad judeo argentina expresa que:
- Es imprescindible ahondar en la pista local, en las conexiones existentes en nuestro país. Hay que indagar e investigar más a fondo a tenebrosos personajes de la calaña de Ribelli y Telleldin, en los servicios de inteligencia, en la policía federal y bonaerense, en la tristemente célebre “mano de obra desocupada” de la dictadura, en los integrantes del sistema judicial, en actores políticos, en algunos comunitarios de aquellos días. Hay que abrir los archivos de los servicios de seguridad y constituir una comisión investigadora independiente con personalidades de reconocida probidad que lleve adelante esa requisitoria, sin que nadie quede fuera de la misma, para desentrañar la maraña de ocultamientos y responsabilidades.
- El Tratado de entendimiento es un paso que se da en búsqueda de la verdad y de la justicia. Si hasta el día de hoy el gobierno iraní se negaba a cualquier tipo de actuación, ¿qué se pierde con lo acordado? Se abre una luz de esperanza, en pos de llegar a la verdad, y con ella a la justicia. Más que una resignación de la soberanía, resulta una ampliación, una proyección en tanto serán indagados una serie de sospechosos por magistrados argentinos.
- La tan vapuleada comisión de la verdad puede estar integrada por personalidades de la justicia y la actividad pública de la talla del obispo metodista Federico Pagura, el obispo Desmond Tutu, el doctor Baltasar Garzón, el ex – presidente de Brasil Lula Da Silva, la escritora Nadine Gordimer, la dirigente indígena Rigoberta Menchú, la presidenta de Islandia Johanna Sigurdardottir u otros de ese perfil y características, lo cual aseguraría probidad, certeza, confianza, responsabilidad, seriedad.
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