domingo, 24 de febrero de 2013

Trata de personas en Lavalle

Jorge Ábalo Dapaz

No es menor lo sucedido hace ya casi cinco meses en el departamento de Lavalle, en relación a la desaparición de una niña: Johana Chacón. Mucho se ha hablado, y poco realmente se conoce. Sin embargo, y sin sentirnos tampoco, con la potestad para opinar ni mucho menos, sí es preciso señalar algunas consideraciones relacionadas a este caso, que tanto se hizo público, debido a la lucha inclaudicable de las docentes y de su directora, que nunca bajaron los brazos, y que en más de una oportunidad se sintieron poco acompañadas por su propia comunidad, y de la propia dirigencia política, excepto honrosas excepciones. Pero que se terminó mediatizando de tal modo, que corre el riesgo de perderse en el magma de los rumores que pasan por las redes sociales, y en los que el vértigo por publicar la primicia, por una parte y la falta de rigurosidad en la información, por otra, han terminado por desvirtuar estos trágicos hechos.

En primer lugar, no hay fundamentos reales, que avalen la teoría de que los casos de Johana Chacón y Soledad Olivera sean casos de trata, con el fin de secuestrar para prostituirse.

Ambos casos tienen conexión: uno de los integrantes de una de las familias estuvo involucrado con Soledad Olivera, que desapareció un año antes, y que recién se vino a conocer, a partir del estado público que tomó el caso de Johana.

No existen bajo ningún punto de vista, 27 casos de desapariciones de jóvenes en el departamento. Repito, bajo ningún punto de vista. Esto lo sostiene la versión oficial dada por el ayudante de fiscal Humberto Panelli, al periódico El Despertador de Lavalle, no ahora, sino hace cuatro meses, cuando un artículo periodístico aparecido en MDZ online, diario de la capital mendocina con el título “ Ya son 27 chicas lavallinas, Johana Chacón es una de ellas”, escrito por Jimena Catalá, el 25 de octubre de 2012, un mes y medio después de la desaparición de Johana, y que citaba como fuente a la Mesa contra la Trata de Personas”, sostenía que “ya son 27 las mujeres y niñas desaparecidas”.
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Ante la gravedad de lo afirmado, yo no tenía ningún indicio de que eso hubiera sucedido, porque otras madres hubieran aparecido reclamando (se cae de maduro si un hijo desaparece) a la redacción, por lo que nos hubiéramos enterado, decidimos consultar fuentes, como corresponde, y la emprendimos contra el ayudante de fiscal, quien negó terminantemente las acusaciones esgrimidas por el diario digital. Así, para ser más precisos, también confrontamos la información oficial, con la propia Mesa contra la Trata de Personas en Mendoza, que mediante un diálogo vía internet, negaron terminantemente haber dicho lo que reprodujo la periodista en su artículo. Sin embargo, la historia no quedaría ahí. El Despertador comunicó a MDZ, para que chequeara la información, nunca hubo respuesta.

Otra averiguación de paradero que se transformó en desaparición, para cierta prensa farandulera
El lunes 18 de febrero, Andrea Cuenca, una joven de 17 de años, desapareció del colegio Alicia Moreau de Justo. Velozmente, las redes sociales estallaron, expresando la solidaridad para una chica, que en breve, MDZ, convertiría en una nueva desaparecida, vinculándola, y esto sí que es de locos, a las “27 chicas desaparecidas anteriormente” (sic), y titulando en su tapa, “ Lavalle, un triángulo de las Bermudas”. En el mismo artículo, también se hacía mención nuevamente, a las 27 desapariciones que rondaban por el departamento, tomando las mismas fuentes, a las que esta vez sí se les agregó, las del ayudante de fiscal, que negó rotundamente los casos de desapariciones, a lo que MDZ le contestó con una tapa contradiciéndolo. El periodista en este caso era Maximiliano Azcurra.

La chica apareció el jueves, con su novio de 29 años en Luján. Las fuentes oficiales sostienen que “la madre siempre supo dónde estuvo y se comunicaba telefónicamente”, mintiéndole incluso a la policía, dejando que se hiciera una bola imparable.

Lavalle no tiene, ni mínimamente, la cantidad de averiguación de paradero, como Las Heras, u otros departamentos, pero ha quedado estigmatizada, por la cadena de rumores y mendicidades profesionales.

El tema de fondo
Es precisamente ese, que la forma tapa el contenido. Como en las redes sociales o en los periódicos digitales con grandes fotos, lo importante es eso, precisamente, la forma, la imagen, el título, entonces, no importa el contenido. Y en este caso, el contenido es que Johana y Soledad son las dos desaparecidas que tiene el departamento, y con las cuales la sociedad y la justicia tienen una deuda, (recordemos que lo de Soledad se supo por la desaparición de Johana). También, el sistema político y económico que las excluyó durante décadas, a ellas, y a chicas como ellas, de la posibilidad de una vida digna.

La trata en Lavalle
El Despertador es un semanario, que siempre denunció la explotación a la que se sometió a los trabajadores rurales en muchas fincas del departamento. Y los rumores de trata de personas, siempre había, pero quedaban allí. Y en ese sentido cabe mencionar, que en el departamento sí hay trata de personas. Pero no para prostituirse, sino para reducir a servidumbre a jóvenes con el objetivo de explotación laboral. En el último año, el propio comisario departamental fue testigo de tres casos de jóvenes traídas del norte, para esclavizarlas con el fin de explotarlas laboralmente y abusarlas. Los tres negreros están en la cárcel (merece un artículo a tal fin)

El pedido por Johana y Soledad debe hacerse más fuerte.
Esa debería ser la consigna: aparición con vida de Johana y Soledad.
Investigación profunda de lo sucedido y no para los medios de comunicación.
Información seria y responsable.
Para que nunca más.

La Quinta Pata

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