domingo, 10 de marzo de 2013

Dolor y bronca, y la lucha por venir

Ramón Ábalo

Lo dice el pueblo venezolano: "Ahora todos somos Chavez". Pero es algo más que conformismo o afán de profecía. Porque ya Hugo Chávez es legado, es espíritu y obra de presente y futuro en un pedazo de la Latinoamérica que construye identidad y su propio destino. El dolor y la bronca se abren paso, después de unos días del infausto momento, a la reflexión de lo preocupante: lo ya del presente y el futuro. El interrogante, que abarca lo institucional venezolano y lo geopolítico de la región, la Latinoamérica ensanchada para el norte y para el sur, la Patria Grande, nos impulsa, como exigencia de esas construcciones, a la reflexión, a mirar, incluso, bajo el agua, que suele venir turbia pero lo es por los sedimentos florecedores de la tierra.

La tecnología nos mostraba, desde el mismo instante de la tragedia, un pueblo que lloraba pero que paulatinamente iba asumiendo colectivamente, el significado de los signos de la muerte. De esta muerte. Dolor y bronca, y la movilización de millones de venezolanos con las banderas heredadas y el fragor de las luchas por venir. De millones de americanos del sur - ¿y por qué no, del norte? Y Maduro, el nominado por el comandante, con una dialéctica a tono con el socialismo del siglo XXI. Y ese otro comandante de las fuerzas armadas jurando por la defensa de esa patria socialista y levantando el brazo izquierdo con el puño cerrado. El músculo y el puño revolucionarios. Los signos significantes para el enfrentamiento con el enemigo. Y el reaseguro del legado: alimento, techo, educación, salud, explicitada en la constitución que inaugura, en 1992, la Quinta República Bolivariana y chavista, que sepulta a la Cuarta, oligárquica, colonial, antipopular, dependiente del imperialismo norteño, nacida sobre las cenizas del gran Bolívar.

Capriles, el cipayo de ahora, es cierto, no es un ánima en penas, masticando el odio y la venganza en soledad. Detrás de él, de sus socios, está el poder corporativo de los monopolios yanquis, el poder político de la derecha más rancia y retrógrada del universo. No va a haber respiro para el descanso del guerrero mientras el Norte sea sumidero de la ideología más deleznable: el capitalismo.
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En el sitio de Rebelión, encontramos un pormenorizado documento que revela lo que denomina “Una invasión silenciosa”, o “Golpe blando o suave”, o “Agresión permanente”. Estados Unidos ha desatado en el mundo, y especialmente en Latinoamérica, una especie de nueva guerra fría que tiene por objeto debilitar o bien derrocar a los gobiernos que no le son afines. La metodología apunta a la deformación política-ideológica de la opinión pública para luego coordinar la acción de la oposición hasta lograr su objetivo: el dominio del poder político y con el económico-financiero, el poder hegemónico, tal como lo impuso mediante las dictaduras cívico-militares en las décadas del ‘60, y ‘70 en esta parte del mundo. El eje del mal en este occidente capitalista está dado por Estados Unidos (la CIA y las embajadas yanquis), los medios de comunicación locales - Clarín y La Nación , el Los Andes mendocino – las fundaciones y ONGs (la Fundación Alberdi aquí en Mendoza), los partidos de la oposición y las asociaciones empresarias. Esos cinco elementos en conjunto – en realidad cuatro bajo el mando y control de uno – están llevando adelante, desde hace por lo menos diez años, un sistemático plan de acción para desestabilizar o golpear con un matiz institucional, al estilo de Honduras y Paraguay. Y ya también se sabe, cuenta con algo más de 40 bases militares en la región, la militarización y base de armas nucleares de Malvinas, como asimismo gobiernos dóciles a sus designios que juegan a favor del imperio como lo hace Israel en Medio Oriente.

Pero Venezuela es también la tierra ancestral americana, la de Bolívar y la revolución. Es, como el resto de la América india, tierra de rebeldías populares y ajusticiamiento de dictadores y cipayos, de los colonialistas de todos los tiempos. Los levantamientos de Túpac Amaru, el de Chuquisaca de 1809, el rechazo de los invasores ingleses. El fermento revolucionario de 1810, los sueños de la Patria Grande, el Plan de Operaciones de Moreno; Maipú y Chacabuco, Boyacá, El Callao y Ayacucho, el éxodo jujeño, la guerra de las republiquetas.

Y Venezuela es también, ahora, Mercosur, CELAC, Unasur, Alba, Telesur, los pueblos de Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile, Colombia, Nicaragua. El reaseguro revolucionario del socialismo siglo XXI está aquí en la América india y la de los pueblos migrantes de todo el mundo. No hay retrocesos ni vuelta al pasado de oprobio. De hoy en más nos declaramos en estado de insurgencia y con el fusil al hombro. Al menos, por ahora, simbólicamente. Comandante: ¡hasta la victoria siempre!

La Quinta Pata

1 comentario :

http://rolandolazarterapeutacomunitario.blogspot.com/ dijo...

Chávez resuscitó, con gestos concretos, el sueño de una América Latina unida. Ese sueño proseguirá hasta que sea realidad. Pero necesita de grandeza de parte de todos nosotros. Que no nos mezquinemos en los pequeños gestos cotidianos que construyen una fraternidad más allá de cualquier tipo de frontera. Hacia una única nación: la humanidad.

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