domingo, 21 de julio de 2013

La patria grande y nuestras fuerzas armadas

Julio F. Baralbar

La voluntad presidencial de consolidar dos grandes desafíos.

Durante las últimas semanas Cristina Fernández de Kirchner, por un lado ha ratificado su permanente compromiso con la causa de la integración latinoamericana, y, por el otro, ha enunciado medidas destinadas a reintegrar a las FF.AA. a las políticas de estado dirigidas a la industrialización del país.


La reunión de la UNASUR, en Cochabamba, y la posterior reunión del Mercosur, en Montevideo, sirvieron para ratificar la profunda unidad y coincidencias estratégicas entre los gobiernos de la región, frente a la insólita y descabellada provocación a la que fue sometido el continente, en la persona del presidente de Bolivia Evo Morales.

Hemos sostenido que el incidente respecto al vuelo del avión presidencial boliviano ha establecido un antes y un después en la historia de las relaciones entre América Latina y Europa. La violación flagrante de todos los códigos diplomáticos propios de los países civilizados, la amenaza a la integridad física del presidente Morales y la ruptura culpable del derecho al asilo político, un instituto que nuestro continente ha levantado como bandera, recibieron una condigna respuesta de nuestros presidentes e, incluso, de un organismo caracterizado por la permanente presión norteamericana como la OEA. Los gobiernos de Francia, España, Portugal y Austria se convirtieron en meros instrumentos de una llamada “operación de inteligencia” tendiente, supuestamente, a impedir el viaje de un ex agente que había denunciado el espionaje norteamericano sobre esos propios gobiernos europeos. La crisis del sistema capitalista impuesto a partir de los años '70, con la hegemonía del capital financiero y el neoliberalismo del consenso de Washington, ha arrollado las viejas conquistas del “estado de bienestar” con el que Europa pretendía publicitar su superioridad ante el sistema soviético y ha puesto punto final a los pujos terceristas que la unidad europea intentó expresar en vida de Charles de Gaulle.
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No sería de extrañar que, detrás de este insensato incidente, se escondan las intenciones agresivas del imperialismo norteamericano contra las conquistas alcanzadas por los latinoamericanos en los últimos lustros. La unidad y contundencia de la respuesta de la región es, por ahora, un freno importante a tales intrigas.

FF.AA y producción
El nombramiento de Agustín Rossi al frente del ministerio de Defensa hizo pensar en novedades respecto a la política presidencial para las FF.AA. Un ministro con un perfil políticamente tan marcado no podía implicar una designación circunstancial. Inmediatamente a ello, la propia presidenta expresó, en distintas ocasiones su voluntad de que este instrumento casi definitorio del estado nacional tuviera un papel en el proyecto de recuperación y reindustrialización del país.

El nefasto papel cumplido por los altos mandos militares, de todas las armas, durante la dictadura cívico militar de 1976 expuso a las FF.AA. a un merecido enjuiciamiento por parte del Estado y de la opinión pública. Los juicios por violación a los DD.HH restablecieron, y continúan haciéndolo, la justicia sobre los uniformados que violaron el principio sanmartiniano de no derramar sangre de hermanos y entregaron el país a la voracidad imperialista.

Pero era y es necesario tener unas FF.AA. al servicio de las grandes políticas nacionales. La unidad latinoamericana y la reindustrialización del país son los dos pilares de esas políticas y la decisión presidencial es incorporarlas a esos objetivos estratégicos.

Para ello será necesario modificar los programas de estudio de los colegios y escuelas militares. Desterrar de esa enseñanza el mitrismo que ha dado forma al pensamiento cipayo castrense en la Argentina. Incorporar a la misma la interpretación de nuestra historia que surge de los grandes movimientos populares del siglo XIX y XX, desempolvar al San Martín inodoro, incoloro e insípido forjado por Mitre para reemplazarlo por el firme y claro político del acta de Rancagua, por el gobernador de Cuyo que no vaciló en expropiar las pertenencias de las familias pudientes para construir su ejército libertador, aunque la leyenda mitrista llame a ello “la donación de las damas mendocinas”.

Ha habido, es digno de destacar, una política dirigida a integrar a las carreras de oficiales a jóvenes -hombres y mujeres- provenientes del interior del país y de familias de menores recursos. Eso ha cambiado la composición de los cuadros. Se hace necesario que organismos creados por la presidenta, como el instituto nacional del revisionismo histórico argentino e iberoamericano Manuel Dorrego, participen en la formulación de los programas de estudio y en la enseñanza de los futuros oficiales de unas FF.AA. destinadas a la defensa, ya no del país, sino de Suramérica, cuyas riquezas naturales y las políticas independientes y soberanas del último decenio la han puesto en la mira de los intereses imperialistas, como lo ha demostrado el incidente con el presidente Evo Morales.

http://jfernandezbaraibar.blogspot.com, 14 – 07 - 13

La Quinta Pata

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