domingo, 1 de septiembre de 2013

Radicalizar el rumbo desde la izquierda

Ramón Ábalo

Invisibilidad en los medios periodísticos del sistema, siempre perseguida, reprimida, ilegalizada, estigmatizada, encarcelada, la izquierda -desde un socialismo primero, comunismo, trotskismo, anarquismo- ha tenido una profunda inserción en los sectores populares de la Argentina. Ha sido la principal protagonista de las luchas sociales, fundamentalmente de las épicas que llenan gran parte de la historia de las rebeldías de la clase obrera, el materialismo dialéctico en la subjetividad del pensamiento, el quehacer en el arte, la ciencia y la técnica, que alcanza tonos mayores y universales de la identidad argentina, incluso desde el mismo fondo de la historia con las luchas independentistas, aunque a este ínterin se lo niega, tales las guerras montoneras que culminan con la constitucionalidad del 53.

Por ello la historia de esas luchas sociales en la Argentina está llena de mártires, tales los 30.000 desaparecidos de la última dictadura, pero que tiene hitos dramáticos anteriores tales los de la Semana Trágica y la de los ovejeros de la Patagonia, la desaparición del médico Juan Ingalinella, comunista, el 18 de junio de 1955, por agentes de la Sección Política de la Federal.

Paradojalmente, Ingalinella estaba en la distribución de volantes contra la masacre de Plaza de Mayo por la aviación militar que se había sublevado contra el peronismo. Se considera que es el primer desaparecido en la historia argentina, aunque el escritor Osvaldo Bayer señala la desaparición de los obreros ovejeros Miguel A. Rosigna, Andrés Vazquez Paredes y Fernando Malvicini.

En Mendoza las rebeldías de los ferroviarios, de los trabajadores de las bodegas y las viñas, los docentes, los inquilinos de los conventillos, bancarios, metalúrgicos y de comercio, prácticamente la totalidad de la clase obrera organizada. Una izquierda que también se instala en las tiendas de campaña de la burguesía, ya sea radical, peronista, incluso del liberalismo. Porque, claro, es en esa fuente ideológica donde se cocina el menú político para las transformaciones necesarias de los estados burgueses, a fin de la solución integral que exige la dignidad del pueblo trabajado y los sectores de la producción.

Radicalizar el rumbo

Siempre la superexplotación del trabajador, la desocupación, la pobreza, la insalubridad, el analfabetismo y la exclusión social más aguda lo fueron durante la hegemonía de las clases dominantes. Pero la respuesta más contundente fue siempre desde las bases de los trabajadores, que antes del peronismo militaban en el socialismo, en el comunismo, en el trotskismo o en el anarquismo. Grupos que diferían de los métodos de la lucha, pero con el común ejercicio de enfrentar al enemigo principal, que era la representación del Estado oligárquico y burgués, precisamente desde donde emanaban las políticas antipopulares y antinacionales, con un fuerte rasgo entreguista y cipayo.

Perón fue un militar de vocación y además un político de fino olfato. Con visión de futuro y con carisma, transformó la Argentina del "granero del mundo" y el pueblo famélico, en el primer Estado de Bienestar en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Logró el pacto social entre la clase trabajadora organizada -ya desde 1878 comienza la organización sindical- y una incipiente burguesía industrial. Pero ya en el 52/53 el pacto se resquebraja y entra en crisis por profundas contradicciones entre los dos valores del acuerdo: por un lado una clase obrera que adquirió conciencia de su poder y los derechos fundamentales que le son propios, y por el otro, una burguesía en pleno ascenso con vicios del capitalismo que empezaba a recuperarse de su crisis después de la segunda guerra mundial, es decir un capitalismo oligopólico e imperialista en el más alto nivel.

El peronismo no pudo, no supo, o no quiso dilucidar política e ideológicamente las contradicciones de clase hasta que sobrevino el golpe del 55. Tampoco la clase obrera organizada, o sea CGT, enfrentó el golpe porque sus conducciones eran el reflejo fiel de los intereses de clase del Estado, o sea el burgués.

Lo que se viene

La contra se equivoca, o lo hace como ejercicio triunfalista, hablar de ganadores. Para el FpV lo que vale es el balance de lo que se hizo mal, o no se hizo, porque de lo que se hizo o lo que se hizo bien, mejor no menearlo. Lo que vale ahora es la autocrítica, más que nada de los integrantes de la conducción del pejotismo menduco que tienen la responsabilidad de enderezar el entuerto que cometieron en las Paso.

Era Marx el que afirmaba que capital que no crece, muere. De manera análoga podemos afirmar que el proceso de transformación social o de reforma social progresista que no avanza, muere porque abre flancos a la desestabilización del imperialismo y la derecha nativa y fomenta la desmovilización, el voto castigo (el del mismo palo) y también la abstención, como castigo, de los sectores populares defraudados" (Periódico "Propuesta" semanario del PC).

Resulta necesario recuperar nuestra soberanía económica, una reforma impositiva que nos provea de una nueva estructura tributaria, que es donde está la plata, que habilitará una verdadera distribución de la riqueza, una nueva ley de minería y la creación de una Empresa Estatal Minera que termine con el saqueo. De este momento el gobierno no debe salir debilitando su voluntad de avance y menos aún cediendo a las presiones del enemigo.

Hoy más que nunca la salida debe encararse por la izquierda, radicalizando las reformas y apuntando a tomar medidas que efectivamente sean de carácter estructural, revolucionarias. Abandonando las ilusiones de alcanzar un capitalismo serio o humanizado pero sí tomando el mismo camino de Venezuela, Ecuador y Bolivia en la gran batalla por el socialismo del Siglo 21.

El imperialismo va a jugar sus cartas mediante la persuasión de la violencia militar. Lo estamos visualizando en Siria, Egipto, el África toda, parte de Europa y de Asia. Y Latinoamérica, la nuestra. No debemos ser timoratos ese enemigo, herido por la decadencia profunda que sufre en sus estructuras imperialistas, es como la bestia herida: más peligrosa, más irracional y antihumana. Para enfrentarla debemos mirar algo más allá de las airadas declaraciones antisistema.

La Quinta Pata

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