domingo, 10 de noviembre de 2013

¿Qué puede ser más importante que una gota de agua en el infierno?

Mario Lucero

Kilómetros de nada secándose al sol del amanecer hasta el del ocaso. ¿Y el agua, donde el agua? Quizás muy alto en las nubes o en los ríos interiores a metros bajo la tierra. Pero en la superficie nada, en los guadales nada, en los barriales donde extrañas manos crean monstruos de la arcilla reseca. Los horarios de la sed lanzan fantasmas hacia la fría noche del desierto. En mitad de esa noche viajo con rumbo a un lugar mítico llamado Lagunas del Rosario. Viajo hacia una fiesta por un camino que sólo es una cicatriz en el rostro de Huanacache. Voy a una fiesta luminosa y a la vez oscura, extraña mezcla de todo y nada. Un espejismo de tres días, un ajeno espejismo al cual el viejo UNUK HUAR jamás ha sido invitado, el olvidado UNUC que hacía que MAULI (LA LLUVIA) cayera sobre YOLI (LA TIERRA), y la mies en las trojas, esperaba a ser el pan del hombre huarpe. ¿DÓNDE QUEDO UNUC HUAR? ¿Quién fue el primero en olvidarlo? ¿Qué ocurrió aquella mañana en que Uncu huyó hacia el monte y jamás volvió? La chicharra negra acalló su espeluznante canto, y la mano del viento sobre los trigales no fue guiada por los dioses (acostumbrados a hacerlo) y el hijo de la tierra quedó en manos del Dios que vino con el invasor.

Más allá de la objetividad periodística, de las estadísticas, de los acuerdos, y necesidades, El Dios Potrerillos, amo del agua, dueño de la sed, árbitro de la vida y de muerte, sigue dictando, rigiendo sobre Huanacache que avanza, sin que nadie pueda hacer NADA.

El gran, el enorme ARMANDO TEJADA GOMEZ, dice:

Cuando los ríos no vuelven,
la vida no vuelve más.
el que mata un río, mata
todo lo que va a empezar
al asesino del río
lo secó la soledad.

Abran compuertas
liberen ríos
que en Huanacache se mueren de sed.

Hagan paisaje, al paisaje
que en el ramaje del aire
la vida quiere volver.



Lavalle posee 10.244 km2, de extensión, con un 10% de oasis y con una pobre red de riego. Vivimos en un espejismo que el voraz Huanacache, amo de la sequía, amenaza con sus espinas, su arena y su olvido.

La Quinta Pata

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