domingo, 2 de febrero de 2014

Especulación: lo que falta hacer para ser

Ramón Ábalo

En el sistema capitalista y salvaje prevalece como medio de alta rentabilidad la especulación y no la producción, el trabajo. Menos el salario digno, la escuela pública, la salud, la cultura. Y lo dicen los mismos especuladores sin ser contradichos por la realidad. Las remezones que producen en la realidad argentina -también latinoamericana y otros países en desarrollo- los desenmascara como nunca en este momento de autonomía real de nuestros países.

Ríos de sangre han anegado las venas abiertas de Nuestramérica..."es como si esta América necesitara de la sangre de sus hijos -no del agua de sus ríos- para abonar las entrañas de sus pampas y llanuras, sus selvas y montes en holocausto de una esperanza que los pueblos ya vislumbran inalcanzable...” Ahí está la más vital y sustantiva literatura universal -la latinoamericana- que extrae su savia, como una dramática paradoja, de las tragedias (Juan Gelman, Tejada Gómez, Galeano, Neruda, Ciro Alegría, García Márquez, Néstor Vega, Almafuerte, Atahualpa Yupanqui, Martín Fierro, Iverna Codina, Doña Bárbara) que tienen su mayor expresividad en esta realidad... Ahí están los despojos descarnados de sus millones de nativos del Altiplano, los campesinos de las sabanas, de las llanuras venezolanas, los nativos de la selva. Ahí están los explotados de la pampa rioplatense, los esclavos modernos de las fábricas argentinas y brasileñas, los mineros y campesinos chilenos, los bananeros y cafeteros de Centro América...

"Ahí están los desalientos y la agonía de sus clases medias: empleados y pequeños burócratas, profesionales, intelectuales y productores, tan pauperizados, que día a día engrosan el contingente desclasado de los desocupados... En fin, ahí están la cultura y la educación, como un universo de abstracción, esotérico, inalcanzable, que relega el espíritu y el alma de los pueblos latinoamericanos y los precipita en una larga noche de tinieblas. Los nuevos tótems del neoliberalismo, como la TV y la computación relativizan la esencia humana y los gestos cotidianos se transforman en el automatismo del zaping...."

Esto no los decíamos hace quince años... y nos preguntábamos y nos contestábamos: "....Pero este "destino maldito" de nuestros pueblos ¿es inexorables? Es que desatadas las fuerzas de la brutalidad y la irracionalidad ¿la libertad del hombre, sus excelsa dignidad humana, son irrescatables?... La respuesta es rotundamente no. Ningún pueblo, históricamente, ha retrocedido ante la barbarie de los sistemas dictatoriales. El pueblo argentino no es ajeno en absoluto a las luchas por su liberad plena. Precisamente su historia, es la historia por su libertad, la defensa de sus derechos y la conquista definitiva de su dignidad. Después de 1983, el protagonismo popular tiene en 1916, 1945 y 1973 puntos máximos de oposición al sistema..."

Y ahora, desde el 2003, una década ganada pero todavía en ascuas por las arremetidas neoliberales de los usufructuadores del sistema. Tienen poder, el poder real de la acumulación de la renta del trabajo de los pueblos y las riquezas de sus territorios. Y vienen por más, que es el poder político, que en manos de ellos es poder real también, y en conjunto es el poder hegemónico, total. La filosofía gramsciana y la dialéctica de la historia lo afirman y el capitalismo lo practica salvajemente. Esto que pretenden ahora y aquí, en la Argentina, en Latinoamérica y el Caribe y en todos los países emergentes que entregan sus sacrificios y dolores en luchas libertarias, es clarinada de alerta, vigilia y entrega vital contra un enemigo voraz de dólares, almas y vidas. Las nuestras...

La lucha es cruel y mucha - ser o no ser

El enemigo es más feroz porque comprueba el grado de conciencia solidaria y libertaria de los pueblos a los que sojuzgaba sin contemplación y sin oposición. Se le ha dado vuelta la torta y son numerosos los hitos que los afirman. Por ejemplo, más allá de lo que se dijo en la CELAC, reales y terminantes análisis de lo que es este presente y lo que pretendemos para el futuro, resaltamos lo histórico que evidenció la elección de la sede, o sea Cuba. Hasta hace diez años atrás, era aún el país y el pueblo maldito, excluido de los círculos áulicos de la sociedad internacional. Y, por lo tanto, también el ochenta por ciento del universo de los pueblos en lucha por un mundo mejor. El imperio yanqui y sus acólitos resaltaban en acciones guerreristas y conquistadoras sus ínfulas de ser los amos del mundo. Cuba apenas el mal menor, pero con medio siglo de cerco y bloqueo económico destinados al ahogo material de su pueblo, de su revolución, de su ejemplo de dignidad cívica y humana. En parangón, sin retaceos, a la revolución del pueblo vietnamita y su triunfo sobre el imperio yanqui. Diez años después, Cuba -lo fue siempre- es el centro, el ombligo de una era en que el poder del imperio se desploma paulatinamente y enfrente se levanta a la faz de la tierra los soportes de un nuevo mundo, la Cuba de Fidel, el Che, Martí.

La duda existencial de Hamlet, ser o no ser, no es a resolver por los argentinos. Somos una síntesis de varias identidades, y en letras de molde, nacional y popular. Lo dice y lo practica el Estado, el gobierno que lo representa, pero con lo dicho y lo logrado ya no alcanza. Ya solamente no se trata de evidenciar sapiencia de gestión, que la hay. Es cómo defendemos lo ganado. La especulación y sus hijos putativos, pueden -y están dispuesto- a desalojar del gobierno a lo que huela a nacional y popular, a Cristina, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los organismos de derechos humanos, la asignación universal, la movilidad jubilatoria y social en general, la educación pública -primaria, secundaria, universitaria- la salud, el PAMI, la ANSES, la AFIP, el fútbol para todos.

Y todo esto se defiende con más decisión y mano dura. Es decir, mayores herramientas de políticas económicas, financieras y sociales. Y mano dura, pero no para los bolicheros de la esquina, como lo fue en la primera época del peronismo. Un plan de contención de precios se corporizaba en bolicheros presos, mientras los pulpos atesoraban los réditos de la Segunda Guerra Mundial, que había llenado hasta los pasillos del Banco Central con barras de oro. Los países aliados que adquirían el trigo y todo lo demás de nuestra pampa húmeda para alimentar a sus tropas y pueblos, pagaron recién al finalizar la contienda. Pero la seudo-burguesía nacional e industrialista, que había catapultado Perón, se pasó a la trinchera gringa del imperialismo yanqui desde donde le empezaron a tirar municiones gruesas. El epílogo fue el golpe del 55 y la caída del Estado de Bienestar, uno de los primeros y más proletarios de esta geografía americana,

Entonces, mano dura sin contemplaciones contra la especulación y los especuladores. Ya son varias las figuritas que debieran estar tras las rejas. La seguiremos.

La Quinta Pata

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