domingo, 30 de marzo de 2014

Estados Unidos padre eterno de las Naciones Unidas

Alfredo Saavedra

No causará sorpresa el resultado de la votación de la asamblea de las Naciones Unidas esta semana, con una mayoría pronunciada en contra de Rusia por la recuperación del territorio de Crimea, después del referendo ya del dominio público que por voluntad de la población en un acto de unanimidad resolvió desvincularse de Ucrania, país que usufructuó la península por seis décadas, tras obtenerla en condiciones especiales de la disuelta Unión Soviética.

La resolución de Naciones Unidas impugnando el referendo y sus proyecciones, tiene matices de un arbitrario procedimiento que al envolver un objetivo político a favor de uno de sus miembros, el de mayor ascendiente en ese foro, o sea los Estados Unidos, deja la sensación de que ha estado de por medio un acto de obediencia, resultado tal vez de presiones que pueden caracterizar una conducta de servidumbre, en pago de favores recibidos o por recibir o en el caso extremo por prácticas deshonestas de coerción, soborno, chantaje o simplemente de sumisión por naciones en plena identificación con el hermano mayor o mejor dicho, padre putativo: Estados Unidos.

El foro de las Naciones Unidas desde su nacimiento, al suceder a la fenecida Liga de las Naciones, ha estado bajo la subordinación de los Estados Unidos, sino téngase presente que los nombramientos de los secretarios generales de ese organismo deben de contar con la aprobación explícita estadounidense lo cual dio lugar en más de una ocasión a fricciones en el seno de ese organismo. El actual secretario, señor Ban Ki-Moon es resultado de esa elección y en el pasado se llegó a especular que la muerte, en un accidente de aviación, de uno de sus secretarios, el señor Dag Hammarskjold, fue producto de un sabotaje, en apariencia por discrepancias por su actuación en ese organismo.

También es preciso recordar que durante la administración Reagan, se produjeron divergencias con los Estados Unidos por actuaciones de ese organismo que se llegó a decir que se había dado la eventualidad de mover esa sede a Europa, la Europa occidental diferente a la actual alineada de manera entreguista con la política de Washington. Pero desde entonces la hegemonía de la Unión Americana sobre el organismo internacional se ha hecho sentir aunque se haya enfrentado a voces disidentes como ocurrió ya en el pasado con representaciones de Irán con el presidente Mahmoud Ahmadinejad, y la muy memorable de Venezuela con la presencia del presidente Hugo Chávez, que constituyó un valiente desafío en el mismo patio estadounidense. En la reciente resolución, con el voto a favor de la posición norteamericana, Canadá incluida, de cien representantes, se produjo el pronunciamiento en contra, de 11 naciones, entre las que estuvieron Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Cincuenta abstenciones se interpretaron como desaprobación a la resolución.

El precedente de esta resolución resulta una anomalía en la historia de Naciones Unidas, pues se ha vulnerado la tradición de defender el derecho de autodeterminación que en el caso de la península de Crimea ha sido legítimo cuando una población de dos millones de habitantes se pronunciaron casi por unanimidad a favor de su separación de Ucrania, regida en este momento por un gobierno de facto. Los habitantes de Crimea en su mayoría de origen ruso, manifestaron mediante consulta popular su deseo de incorporarse a la federación rusa, en un acto de identificación con el país que se acredita la potestad sobre ese territorio, adjudicado en 1954 por el gobierno de la Unión Soviética, en un acto reñido con la política de la sucesión gubernamental en la posteridad.

Estados Unidos ha lanzado una ofensiva que ha desembocado en la reciente actuación de Naciones Unidas, en lo que se interpreta como una injerencia justificada nada más por la ambiciosa tendencia de expansión política de esa nación que no tiene solvencia moral para proclamarse abanderada en la exigencia de restitución de Crimea a Ucrania, si de su parte primero tendría que hacer la restitución del territorio de Guantánamo a su legítimo dueño Cuba, o devolverle su total independencia al territorio de Puerto Rico.

El presidente Obama ha realizado un recorrido de propaganda por Europa en la supuesta causa en favor de Ucrania, cuyo principal objetivo fue hacer un pronunciamiento público en Bruselas, con un discurso cargado de falacias tan descaradas como la de justificar las invasiones de Irak y Afganistán, países totalmente devastados tras las guerras que el imperio llevó hasta esos territorios. No faltaría durante ese periplo del gobernante estadounidense hacer alarde de oportunismo al concertar una visita al Vaticano para entrevistarse con el papa Francisco, en lo que ha sido el evidente propósito de envolver de forma disimulada al pontífice en el programa que llevó al presidente Obama a ese continente en lo que al final debe interpretarse como una escalada de hostilidad en un mundo más necesitado de objetivos que conduzcan a propuestas de paz.

La Quinta Pata

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