domingo, 30 de marzo de 2014

Ovidio Fernández dirigente proletario y revolucionario

Ramón Ábalo

Obrero gráfico -linotipista- y dirigente de su gremio, el Sindicato de Artes Gráficas en la defensa de sus compañeros. Y en esta lucha por el salario y las condiciones de trabajo no se limitaba solamente a la reivindicación economicista, sino que actuaba y transmitía la esencia revolucionaria de su militancia social, sindical. Es que tenía incorporada en su conciencia que la lucha por la dignidad de los trabajadores, y del conjunto del pueblo, comenzaba por señalar las causas de la explotación laboral, del esfuerzo de los trabajadores. Que el patrón, el empresario, aumentaba su capital en cuanto el sistema -el capitalismo- le permitía apoderarse ilegalmente de gran parte de la fuerza de trabajo de su dependiente. Que ello era así porque en el marco del sistema político e ideológico, que es el capitalismo, se constituye en el poder supremo del Estado, el que en toda su estructura facilita la explotación laboral.

Ovidio enfrentaba a los poderosos de la actividad mediática, como en la que él se desempañaba, o sea en el Diario Los Andes, sin claudicación alguna, ni medias tintas, con la firmeza de su condición de clase y el acompañamiento de sus compañeros. Es que sabía que la única forma de obtener los objetivos de la lucha, de la exigencia de esa dignidad proletaria y humana, era la unidad de la clase, es decir de sus compañeros y del resto de los trabajadores, cualesquiera fuera su faena. Fue una época, entre los años finales de los 50 y comienzos de los 70, de una camada de dirigentes gremiales, aquí en Mendoza, enfrentados al interior de sus gremios con lo que ya se definía como la burocracia sindical, los que ataban sus luchas a los intereses políticos del Estado, de los gobiernos que lo representaban, y hacían buena letra con la patronal, relegando a un plano secundario los intereses de sus mandantes, de sus compañeros. Ovidio fue parte de una pléyade de dirigentes que habían enfrentado a la dictadura y luchado por la recuperación de sus gremios y de la CGT, en el 56, un año después del golpe antiperonista de 1955.

Subrayamos aquel espacio desde el 56 en adelante, protagonizando los sectores populares una fuerte embestida contra la entrega del petróleo y de los ferrocarriles por un gobierno, el frondicista, que había prometido todo lo contrario durante la campaña electoral del 58. El neoliberalismo de los 90 ya había comenzado en ese entonces y tuvo su mayor expresión con el menemismo. Pero paralelamente se había consolidado una vanguardia en el campo gremial, con acciones concretas de lucha, como la huelga nacional de los petroleros nacida en la CGT Mendoza, con antecedentes riquísimos como las huelgas nacionales de los ferroviarios, y aquella de 1917 cruelmente repelida por fuerzas del ejército. Dos mujeres de los ferroviarios que marchaban al frente de la columna, enarbolando una la bandera azul y blanca y la otra una roja, cayeron heroicamente inmoladas en la defensa de la dignidad proletaria

En Mendoza siempre los sectores populares dieron batalla para el logro de sus reivindicaciones, que dan al traste con aquel concepto de la "Mendoza conservadora", y en la primera línea estuvieron siempre los trabajadores con dirigentes como Ovidio, que asumió como identidad partidaria e ideológica el comunismo.

Es por ello, seguramente, que Ovidio aparece en una lista negra de las dictaduras que se ha conocido hace unos meses atrás. Y es por ello también que estamos aquí para rendirle homenaje de recordación y de reivindicación. Y en lo personal, ese recuerdo tiene plena vigencia y afirmación desde lo afectivo y la comunión en la lucha inclaudicable contra los poderosos de aquí y de todo el mundo. Homenaje y también recordación de su devoción por la música como intérprete, nada menos, que del bandoneón. Y, claro, por eso fue su existencia una admirable armonía entre sus avatares de la lucha y los remansos de la vida cotidiana.

La Quinta Pata

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