domingo, 20 de abril de 2014

Teatro mendocino a fines de los ‘80

A la izquierda, Cristóbal Arnold
Eduardo Paganini

Curioso suelto rescata en esta entrega EL BAÚL, donde se puede apreciar la ponderación que a nivel nacional poseía la actividad teatral de Mendoza en pleno año 1989, al mismo tiempo que nos recuerda personajes, sitios y acciones algunos de los cuales, lamentablemente, ya no están, o bien por el inexorable avance del tiempo o bien por la frecuente negligencia oficial frente al accionar cultural.

Héctor Oliboni escribió una detallada crónica acerca de la actividad en la capital de la provincia. Personajes y hechos reunidos en la siguiente transcripción del informe.

“Uno de los núcleos concentradores de la acción lo constituye la Escuela Superior de Teatro, dependiente de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuyo. Fundada por Juan Oscar Ponferrada en 1948, fue dirigida desde el comienzo por Galina Tolmaecheva, famosa discípula de Stanislavsky y actriz de la escena rusa. Cuando asumió impuso un plan de estudios riguroso y un nivel similar a cualquier otra carrera universitaria, con exigencias de exámenes y asistencia obligatoria a todas las materias, teóricas o prácticas. Debió informar, porque no existían, profesores para materias específicas como: técnica de la voz, técnica del movimiento, historia del teatro e interpretación. Estableció el montaje periódico de textos fundamentales como: Entremeses de Cervantes, Pigmalión de Bernard Shaw o Camino real de Chejov. Entre sus primeros egresados figuran Tino Pascali, Aldo Braga, Nina Cortese y el recordado Luis Politti.

En la actualidad, la Escuela conserva casi el mismo plan de estudios, con dos carreras: Actuación y Escenografía, de tres años de duración cada una. Es dirigida por la profesora Josefina Ortiz de Anchorena que trata de inyectarle nueva vida y quitarle rigidez y formalidad. En setiembre de 1988 concurrieron al Congreso de Teatro Educativo realizado en Buenos Aires y auspiciado por la Universidad estatal, con una investigación sobre la aplicación a una puesta concreta de la teoría de la biomecánica del director ruso Meyerhold.

Entre quienes han influenciado en el teatro mendocino hay que mencionar a Cristóbal Arnold, quien —según la opinión unánime de sus colegas y discípulos— encarna la historia viviente del arte dramático en las provincias cuyanas. Llegado a Mendoza desde Buenos Aires, donde participó en el movimiento de teatro independiente, desarrolló una intensa actividad que suma desde más de setenta puestas en escena, como director o actor, la creación y fundación de salas, como el Teatro Julio Quintanilla en plena Plaza Independencia, hasta culminar con la dirección del famoso Festival de la Vendimia.

Junto a él, y llevando grupos a toda la provincia y a otras regiones del país, hay que ubicar la figura de Gladys Ravalle, que hoy dirige la actividad teatral del Goethe Institut o Instituto Cuyano de Cultura Alemana, donde permanentemente hay en cartel una o dos obras. En forma paralela se hace una tarea de formación de nuevos actores.

Otro de los nombres de la actualidad del teatro en Mendoza es el de Martín Neglia, fundador del grupo en el Instituto de Cultura Hispánica e integrante de la primera Comedia Provincial.

Ernesto Suarez es el director del grupo El Taller, el único que cumplió el sueño de la sala propia en el centro de la ciudad. Hace más de un año, un récord mendocino, mantiene en cartel el montaje de la Huelga de las mujeres con una repercusión popular muy alta. Trata de plasmar espectáculos directos, comunicativos y con participación de los espectadores, sin descuidar la calidad de las puestas.

Dramaturgos como Susana Tampieri, Elvira Maure de Segovia y Fernando Lorenzo pueden incluirse en esta lista de teatrantes que han contribuido a la difusión de la actividad dramática en Mendoza.

Durante julio y agosto de la temporada anterior se estructuró una serie de espectáculos en cartelera. Hubo buena concurrencia de público. En esos meses se intensifica la actividad por la gran afluencia de turistas que vienen a disfrutar de la nieve y de las pistas para practicar esquí.

Se pusieron Huelga de las mujeres, Los casos de Mac Menduco y La señora del desván en el teatro Las sillas; Casi todas en el Goethe, dirigida por Gladys Ravalle, El invitado en la sala La terraza de la Escuela Superior de Teatro, Historia de la guita en el Máximo Gorki, Réquiem para un viernes a la noche y El destete en el Teatro Julio Quintanilla, y varios espectáculos del ciclo De la gorra en la Plaza Independencia y el Parque San Martín.

Entre las cuestiones que se debaten entre los teatreros mendocinos han surgido los temas del doble empleo, la carencia de salas, las diferencias estéticas, la falta de rigor y la identidad”.

Fuente: Héctor Oliboni, Mendoza es mucho más que los Andes, la nieve o la Vendimia en Todo teatro, Dirección Nacional de Teatro y Danza, Secretaria de Cultura de la Nación. Año III, Nº 4. 1989

La Quinta Pata

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