domingo, 22 de junio de 2014

Aquellas sí eran adulteraciones! I

Eduardo Paganini (Baulero)

Gracias al servicio de la Biblioteca Mauricio López de la ciudad de Mendoza, se pueden ver hoy en EL BAÚL, a la luz de más de 30 años de distancia, los sucesos de aquella época (recordemos, de dictadura) vinculados con la política, la economía y la vitivinicultura.

Debido al extenso informe generado por la publicación 5ª edición iremos desplegando la información en sucesivas entregas, con las apoyaturas gráficas originales.

La banda del alcohol tenía hasta un funcionario texto.

El vino corre alegremente por las cunetas de General Alvear. El intendente Addario, el comisario, los notables de la zona se reúnen alrededor de esas cunetas y comentan. ¿Quién tira el vino a las acequias? Por más comentarios que se hagan, la deducción no admite demasiadas variaciones: hay tal cantidad de vino falsificado, que lo están tirando a las cunetas para hacerlo desaparecer antes de que lleguen las inspecciones. Ya en Buenos Aires se conoce con mucha mayor precisión que en Mendoza lo que sucede en la provincia, lo que está sucediendo con la vitivinicultura. Solamente aquí, en la zona, se procura disimular lo que es un inminente parto de muy difícil salida.

La entrada de dos camiones con alcohol el 21 de marzo fue nada más que la mecha encendida. Para el desinformado hay que explicar que esa madrugada, entre las 5 y las 8 de la mañana, aprovechando que durante ese lapso no queda vigilancia policial sobre la ruta 188, se pretendió una vez más pasar dos camiones conteniendo 52 mil litros de alcohol etílico con destino a la falsificación de vinos. La honestidad de un inspector de la Dirección de Industrias impidió que se concretara una maniobra que probablemente se estuvo consumando durante los últimos 45 días cuyo resultado es verdaderamente escandaloso, porque como consecuencia de ello fueron detenidos los bodegueros Alberto Her y Roberto Sorroche, quienes alquilan en el distrito Las Paredes del departamento San Rafael una bodega propiedad de la familia Aguinaga; también los bodegueros Leonardo Angel Bistolfi y Emilio Stra, primer y segundo accionista de la bodega “El Desvío” de General Alvear, próspero establecimiento que según las propias declaraciones de los abogados defensores de estos imputados servía 16 millones de litros mensuales en la zona sur de Mendoza, la lista de detenidos continúa con el enólogo Héctor Bistolfi, el diputado nacional por el partido Demócrata Nelo Sileoni, el delegado del Instituto Nacional de Vitivinicultura en la zona sur Jorge Calzada, los enólogos Eusebio Tomellini y Berna, Víctor García, Juan Carlos Sola, Nelson Giménez, Raúl Denardi y José Osvaldo Cruz. De una manera u otra, todos aparecen complicados, pese a que algunos recuperaron la libertad sin perjuicio de la prosecución de la causa, en el contrabando de alcohol para fabricar vinos.

La maniobra por sencilla es conocida: alguien compra alcohol en Tucumán, un alcohol que muchas veces es de pésima calidad, y en vez de enviarlo a Mendoza donde por ser zona vitivinícola está prohibido introducirlo, lo lleva a Buenos Aires. Desde allí se regirá a la provincia pasando subrepticiamente los controles policiales. Por cada litro de alcohol se pueden obtener 8 a 9 litros de vino, las ganancias son suculentas, y los perjudicados en último término son los bodegueros honestos que hacen el vino de uva y no pueden competir, y el público consumidor.

Hay en esta cuestión varios puntos escandalosos que deben ser motivo de preocupación para los industriales y la opinión pública. El primero, sin duda, que tuvo amplia difusión por la prensa, fue el allanamiento efectuado el 1º de abril, casi diez días después del descubrimiento de los camiones de alcohol, que tuvo lugar en una casa aledaña a una bodega del distrito Rama Caída, en San Rafael, donde la policía sorprendió a los bodegueros prófugos Leonardo Angel Bistolfi, Emilio Stra, al enólogo Héctor Bistolfi, al delegado del INV señor Jorge Calzada, al ex diputado nacional Nelo Sileoni, al doctor Víctor García que es defensor de los bodegueros que estaban fugados, a los enólogos Eusebio Tomellini y Berna y a un joven, entregados a la tarea de vaciar el vino que contenían muestras del INV, con lo que se pretendía hacer desaparecer las pruebas de la falsificación.

El primer escándalo, es que el propio delegado en la zona sur del INV había sido sorprendido “in fraganti” junto con los otros, en esa tarea delictiva, cuando su misión es justamente ser fiscalizador de la genuinidad de los vinos. Esto destroza la imagen del INV como símbolo de garantía para la industria. Pero a la vez da una idea de las conexiones que mantenía la banda de traficantes de alcohol, y el porqué de la impunidad con que actuaban.

Importantes establecimientos

Posiblemente el abogado Oscar Sat, defensor de Bistolfi y Stra, no pensó en el párrafo anterior cuando dijo, en declaraciones que publica el diario “Los Andes” el 30 de marzo, que el INV había nombrado “bodega-piloto” a “El Desvío”, propiedad de sus clientes, y los inspectores en consecuencia permanecían día y noche en el establecimiento. Y culmina con esta sugestiva frase:

“Siempre hemos estado de la mano del Instituto”. Cuando dos días después en el procedimiento que comentamos se detiene a los prófugos en plena tarea de cambiar las muestras de vinos de la bodega en compañía del delegado del INV, esa frase pasa a ser una bomba de tiempo para el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Porque el elogio en boca del honesto es aceptable y con orgullo. Pero en boca del deshonesto es sumamente comprometedor, porque llega a sugerir complicidad.

Pero dejemos esta desdichada frase y vamos a declaraciones que formula otro de los defensores de Bistolfi y Stra, el doctor Víctor García, primero detenido y luego liberado. Señala el abogado que la bodega “El Desvío” es la que más comercializa en compra y venta de vinos en la zona sur de Mendoza y “mantiene envíos de vinos con importantes establecimientos de toda la provincia”. Debemos reconocer que ello es cierto, aunque habría que constatar si todos los clientes de “El Desvío” tenían conciencia del vino que adquirían. Y como importantes, los máximos aparentemente, porque la propia bodega Greco tenía contactos con Bistolfi. Una prueba de ello está en un edicto que el diario “Los Andes” publica en su edición del 28 de marzo, donde el titular del Segundo Juzgado Civil secretaría 2, en autos número 110.735, caratulados “Pérez Lamelas y Asociados S.A. Alberto p/cancelación judicial”, dicta resolución donde dispone “la cancelación del pagaré comercial librado el día 22 de mayo de 1979, en la ciudad de San Martín, Mendoza, por la firma Greco Hermanos S.A. a la orden de Leonardo Bistolfi por la suma de trescientos millones de pesos con fecha de vencimiento el día 31 de enero de 1980 y con lugar de emisión y de pago en ruta 7 kilómetros 1037/1036 de San Martín, Mendoza, y endosado por el beneficiario a la orden de “El Desvío” Bodegas y Viñedos S.A. y endosado por éste a la orden de Alberto Pérez Lamelas y Asociados”. Esto lo único que prueba es la veracidad de las palabras del abogado Víctor García, o sea que Bistolfi tenía contactos con importantes establecimientos.

Dos enólogos y un pedido

Otro de los hechos sugestivos se produjo cuando Gustavo Solanes, director del diario “Mendoza”, propiedad del bodeguero Greco, llamó insistentemente durante 48 horas al subdirector del diario “Los Andes”, sin conseguir comunicarse con él. Entonces optó por hablar con otro de los jefes de ese matutino, a quien le expuso su inquietud: que por favor, no se publicaran los nombres de dos de los enólogos detenidos, Tomellini y Berna, por cuanto se los podría relacionar desfavorablemente con el poderoso empresario vitivinícola. Naturalmente, el diario “Mendoza” no publicó nunca esos nombres, pero sí aparecieron en el diario “Los Andes”, que hizo caso omiso del pedido. Aunque, eso sí, no mencionó que habían concurrido a San Rafael por el bodeguero Greco a fin de, según dijeron, calificar la calidad de unos vinos que debían comprar a la bodega de Bistolfi. Debe haber sido así no más, como señalaron, por cuanto ambos recuperaron la libertad, y razón tenía el director del matutino “Mendoza” en estar preocupado, ya que esta nueva relación casual del bodeguero Greco con el caso del alcohol podría haber dado lugar a malos entendidos.

Minimicemos, minimicemos

Aparece como natural, en consecuencia, que en el diario “Mendoza”, propiedad del bodeguero Greco, el episodio del alcohol etílico se diera sumamente retaceado, procurando minimizar las cosas, ya que responde directamente a un grupo económico ligado fundamentalmente a la vitivinicultura. Pero no dejó de llamar la atención que en su edición del 6 de abril, publicara una entrevista al padre Francisco Oreglia, decano de la facultad de Enología y de Industria Frutihortícola “Don Orione”, de la Universidad Juan Agustín Maza, donde señala que el agregado de alcohol etílico a los mostos es un delito impositivo, pero no causa daño a la salud beber moderamente el brebaje. Un poco es darle la bendición a la maniobra de los detenidos en San Rafael, pero no indica el destacado enólogo los efectos que sobre la salud causa beber no tan moderadamente (más de un vaso por comida) tal caldo, ni si los vinos alcoholizados con el producto de la caña de azúcar de menor calidad pudieran determinar enfermedades del hígado o ceguera.

Ex diputado nacional

Causó también profunda conmoción en este caso la presencia entre los detenidos del ex diputado nacional demócrata Nelo Sileoni, persona muy conocida no solamente en Mendoza, sino en Buenos Aires. No menos impresionado se debe haber sentido el doctor Francisco Moyano, asesor político del presidente de la Nación, dado que en varias ocasiones que vino a esta provincia fue huésped de Nelo Sileoni en San Rafael. Mantenía un estrecho contacto con el hoy detenido, el que había oficiado de vocero de la agrupación meses atrás, cuando propició el ingreso demócrata a la Fuerza Federalista Popular, y quien era un “interlocutor válido” para el asesor presidencial. Durante la crisis que llevó a la renuncia del gobernador Jorge Sixto Fernández, los contactos del señor Sileoni con el doctor Francisco Moyano fueron muy frecuentes, y ofició de eficaz vehículo para mantener informados a algunos correligionarios y otras personas. Es imaginable entonces la sorpresa del asesor del presidente ante la circunstancia que vive Sileoni.

El alcohol legal

Todo esto se ha complicado cuando llega un momento en que no se sabe cuál es el alcohol legal y el ilegal. Porque la bodega de Juan y Jorge Gabrielli, en Tupungato, cuando más excitados estaban los ánimos, introdujo cinco camiones con 115 mil litros de alcohol etílico, para aumentar el grado de 720 mil litros de mosto. Concurrieron los periodistas, alarmados ante la noticia, y comprobaron que era exacta, pero esa introducción de alcohol estaba legalizada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura. No había delito. O sea que con el alcohol etílico ocurre algo parecido a la quiniela: la oficial está permitida, pero la clandestina merece condena. Pero las dos son juego, sin embargo. La cosa está en la calidad de los vinos así tratados, lamentablemente.

Los monopolios

Y finalmente, otra noticia apareció levantando su buena polvareda, y fue la decisión del titular del Juzgado Federal número uno, quien dispuso iniciar una investigación para saber si existe un monopolio vitivinícola, habiendo llamado a declarar a todos aquellos que se refirieron a ese tema en cualquier oportunidad. Se procura así reunir evidencias que permitan concluir en la veracidad o no de lo que es voz pública.

No se sabe si el trámite de esta investigación es rápido o no, pero si no es urgente, puede darse el caso de que cuando se llegue a una decisión, el tal monopolio ya no exista. Al menos, como van las cosas...

Fuente: s/d, El falso vino en el Sur en 5ª edición, Mendoza, año 1 nº 7, abril de 1980. Director-propietario: Guillermo Martínez Anzorena.

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario