domingo, 17 de agosto de 2014

Audiencia 33: Incertidumbre, ira y exilio

Carlos Abihaggle y su declaración
En el marco de la Causa 155-F que investiga lo acontecido en el Liceo Militar “Gral. Espejo”, prestaron declaración Carlos Abihaggle, Osvaldo Aberastain y Oscar Perdomo. Los tres permanecieron detenidos en esa dependencia del ejército con posterioridad al golpe militar del 24 de marzo.

Abihaggle en la incertidumbre.

Carlos Abihaggle se desempañaba como Subsecretario del Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia y era profesor universitario cuando fue detenido el 25 de marzo de 1976. Desde la Municipalidad de Guaymallén fue trasladado al Liceo Militar Gral. Espejo y de allí pasó al 8vo de Comunicaciones. Integrante de la Juventud Única del Trasvasamiento Generacional, cuyo referente era el Teniente peronista Julián Licastro, curiosamente advirtió el ambiente convulsionado y la inminencia del golpe debido a las pintadas del Partido Comunista que proponían “Por una coalición cívico-Militar”, hecho que lo llevó refugiarse en la casa de un amigo, evitando al ejército cuando allanó su casa.

Sobre su permanencia en el Liceo recordó que estaba a cargo de un Coronel de mal carácter, cruel, que bebía mucho (presumiblemente Tragant). Paralelamente, su esposa accedió, por medio de un sacerdote, al oficial del Ejército Enrique Gómez Saá, actualmente procesado por varios delitos y apartado de este Juicio por razones de salud. Este oficial de inteligencia le informó que se lo relacionaba con la toma del Regimiento Warnes de Formosa, realizada por Montoneros. Según el testigo, su cónyuge consiguió reunir las pruebas que lo desvinculaban de esa acción; así recuperó la libertad el 13 de julio del mismo año, aunque quedó a disposición del PEN, con prisión domiciliaria.

Encapuchado, tres veces fue interrogado en el Liceo: “Algunos llegaban (a la cuadra) en peor estado que yo”, reconoció, pero aclaró que él no fue torturado. En ese lugar compartió cautiverio con varios funcionarios del gobierno, también con Marcos Garcetti y otros sindicalistas, e incluso, con Carlos Venier.

Hizo solo referencia a la desinformación y a la sensación de incertidumbre por estar detenidos, pero no realizó ninguna gestión ante la Justicia Federal.

“Un dirigente alto, delgado, rubio, pasó como una ráfaga y está desparecido”, dijo. La fiscal Patricia Santoni preguntó si se trataba de Santiago Illa, el testigo respondió: “no”.

Finalmente, reconoció la represión en la Universidad y resaltó que él tenía prohibida la entrada a sus instalaciones.

Declara Osvaldo Aberastain
Averiguación de actividad subversiva

Osvaldo Ernesto Aberastain prestó un testimonio repleto de anécdotas. Al momento de su detención estudiaba administración pública en la Universidad del Aconcagua y trabajaba en una empresa de construcciones realizando tareas administrativas. Su militancia se centraba en el ámbito estudiantil: era el vicepresidente y secretario administrativo del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y se identificaba con el peronismo de izquierda; pertenecía a lo que se llamaba “la tendencia”.

Durante du declaración Aberastain reveló el nombre de dos personas que se presentaron ante él como el Teniente Iglesias y el Mayor Jury cuando se realizaba una requisa en la casa de su novia, Susana Cristina Nardi, hija y hermana de José Vicente y José Osvaldo Nardi, respectivamente. La requisa resultó frustrada ya que no hallaron material considerado como subversivo.

Finalizando el mes de marzo de 1976 se concretó la detención de Aberastain cuando se encontraba en su domicilio de calle Martínez de Rosas y oficiales policiales y del ejército penetraron a la vivienda con el cántico de “somos el Ejército Argentino”. Luego de extraer algo de dinero y objetos de valor, encontraron un libro denominado “El prusiano rojo” y consideraron motivo suficiente para el secuestro, ignorando por completo el hecho de que la temática del texto es una crítica al socialismo.

En su paso por el Palacio Policial conocido como el D2 sufrió torturas con picana eléctrica y señaló el caso de Alicia Peña por haber padecido fuertes sesiones de tormentos. Expresó que los carceleros que lo llevaron al interrogatorio, “los eléctricos”, tenían un acento porteño y que no eran los mismos que lo trasladaban comúnmente. Agregó que contaban con un médico que medía la frecuencia cardíaca para controlar si era conveniente continuar la interpelación y dijo explícitamente que “muchos de los que se llevaban a interrogar no volvían”.

Respecto de la pregunta de Fernando Peñaloza, integrante de la Secretaría de DDHH de la Nación, sobre ataques de índole sexual, Aberastain confirmó su existencia. Relató cómo la tía de Nerio Neirotti volvía de las sesiones de tormentos “muy lastimada y lloraba muchísimo, dijo ella que la habían violado reiteradamente. También sucedían esas cosas”.

Osvaldo Aberastain estuvo en el D2, luego fue trasladado al Liceo Militar Gral. Espejo y pasó por la Compañía de Comunicaciones, donde recuperó su libertad en el mes de julio. Jamás tuvo causa judicial, estuvo detenido en calidad de “averiguación de actividad subversiva” y fue dejado en libertad por no poder constatarlo.

Ingresa Oscar Perdomo
“El golpe miliar tenía características de desconcierto”

Oscar Matías Perdomo prestó declaración luego del cuarto intermedio. Contó que fue detenido dos veces: la primera en el ’75 y la segunda en el ’76. El 23 de noviembre de 1975 a las 5 de la madrugada se encontraba en la casa en la que vivía con Oscar Koltes y Ulises Rinaldo, compañeros de militancia y trabajo, cuando irrumpió violentamente personal de la policía, vestidos de civil y armados. Mientras algunos sacaban cosas de la vivienda, los encapucharon y los llevaron a un lugar que no puede ubicar espacialmente, “entramos por una puerta en donde, de ambos lados, había personal con uniforme policial. A medida que íbamos por ese túnel, éramos golpeados y desembocábamos a un lugar amplio, embaldosado… se escuchaba el bullicio de mucha gente y el ruido de máquinas de escribir”. Allí sólo les preguntaron los datos personales. Luego, maniatado, junto a otras personas lo subieron a un camión para ir a un depósito donde fue picaneado. Esta primera detención duró 4 días aproximadamente; recuperó la libertad en un traslado nocturno al ser arrojado a la intemperie detrás del cerro de la Gloria.

Perdomo pertenecía a la Juventud Peronista y trabajaba en la Dirección de Tránsito y Transporte, en el ala Este de la Terminal de Ómnibus de Mendoza; después de ese secuestro decidió reincorporarse a su empleo.
El 26 de marzo de 1976 fue detenido, nuevamente, por agentes de civil en su lugar de trabajo, supuestamente, por averiguación de antecedentes. La dependencia había sido intervenida por el ejército el día anterior y estaba a cargo del Comisario Ruiz Soppe (condenado a perpetua en el 1er. Juicio de San Rafael). Su destino fue el Liceo Militar donde permaneció detenido de 25 a 30 días.

Fue interrogado solo una vez, en una habitación que estaba hacia el lado de Boulogne Sur Mer; lo indagaron por sus compañeros y lo asustaron con ruidos de sillas simulando armas, después lo regresaron a la barraca. No intervino la Justicia Federal ni fue informado acerca del por qué estuvo detenido. Presume que se debió a su militancia y acercamiento a Juan Basilio Sgroi (director de su trabajo). Tampoco supo por qué le otorgaron la libertad. Confirmó que fueron custodiados por soldados del ejército y señaló a González Biesca como quien les firmaba la libertad.

Dadas las situaciones que debió atravesar, Perdomo decidió salir al exilio.
Las audiencias continúan el martes 19 de agosto a las 9.30 hs. con los testimonios de Ricardo Aciar, Carmelo Durán, Guillermo De Paolis y Carlos Venier.

Fuente: http://juiciosmendoza.wordpress.com/

La Quinta Pata

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