domingo, 15 de febrero de 2015

Dictadura, continuismo, impunidad e “inteligencia”

Roberto Vélez

Ésa fue la forma con la que encabecé mi hipótesis sobre lo que ocurre en la UNCuyo. Con nombres y apellidos. Ni los últimos decanos de Ciencias Políticas ni el rector quieren publicarla.

Un acuerdo de las derechas protegió a los colaboradores académicos de la dictadura que persiguió a centenares de integrantes de los distintos claustros: sancionados, encarcelados, torturados, asesinados y desaparecidos.

Hasta hoy, impunidad total, con las consiguientes consecuencias negativas para el proceso democrático.

Lo que allí pasó, también pasó en los distintos ámbitos sociales y políticos.

No casualmente.

El terrorismo con apoyo estatal en Mendoza, anterior al golpe cívico-militar, se inició con la desestabilización por parte de la derecha filo fascista del gobierno constitucional que ejercía don Alberto Martínez Baca; Carlos Mendoza, Antonio Cafiero, Rodríguez Marco del Pont y el Gral. Lucero fueron los dirigentes peronistas que designaron y ratificaron a una de las caras más crueles de la represión; el luego oficial de Inteligencia de la Aeronáutica durante la democracia, Santuccione.

En aquel golpe institucional también participaron radicales y demócratas. De allí devino un proceso despreciable que no debe volver.

Superada la dictadura, se abrió en Mendoza un período institucional con una particularidad; todos los gobernadores trajeron consigo represores y los encumbraron en los gabinetes.

Esta connivencia local también se ha dado en lo nacional. La “inteligencia” dictatorial y su herencia están intactas. El represor Milani al frente del Ejército, el “inteligente Berni de la seguridad nacional y Stiuso (desde el ’72) recién despedido en diciembre pasado, son ejemplo de lo que afirmamos. En este último caso, su salida fue consecuencia de la denuncia editada por Miguel Bonasso en noviembre de 2014: “Lo que no dije en recuerdo de la muerte”.

No se trata de rémoras sólo en la SIDE; en la SI o en la Agencia Federal. Nos cambian “el collar pero no el perro”.

La “inteligencia” de todas las fuerzas de seguridad está intacta; ha seguido actuando y conspira.

Quienes nos han gobernado, unos y otros, en lugar de desarticular, conviven. Cuando no, utilizan los “servicios” para espiar internamente; observando a los opositores y a los referentes de los movimientos sociales; infiltrando, provocando, robando y asesinando. Como lo ha demostrado el crimen del fiscal Nisman.

De las nefastas prácticas de muchos decenios son responsables las cúpulas de los partidos tradicionales. Ninguna le pone el cascabel al gato. Amén de otros déficits.

En lugar de reflexionar autocríticamente, se suceden las diatribas inconducentes de los fanáticos. Unos, caracterizando a los que discrepan, de gorilas o destituyentes. Otros, caracterizando de dictadura al actual gobierno.

Ni una cosa ni la otra.

Urge una confluencia amplia, plural, diversa en defensa de la vida y de los derechos conquistados. En la que estemos “todos”; excepción hecha de los nostálgicos de dictaduras que nada tienen que ver con las libertades ni con el futuro. En otros términos: sin corruptos ni represores; que siempre van de la mano.

Sólo así se garantizará verdad y justicia; para que “nunca más”.

La Quinta Pata

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