miércoles, 31 de octubre de 2007

Año 1 Nro. 5 - En todos lados se cuecen habas

Montebello - Cumbre del TLCAN

Decepción en Canadá tras la Cumbre de las Américas


por Adriana Spahr

Se ha dicho que las conferencias cumbres se recuerdan más por sus fracasos que por sus logros y si esto es así la tercera Cumbre de los países miembros del TLCAN -NAFTA por sus siglas en inglés- celebrada en Québec la semana pasada, tiene todos los ingredientes para ser recordada por sus fiascos por muchos años. La reunión fue catalogada de antidemocrática, el primer ministro Steven Harper acusado de no defender los intereses de Canadá y la policía de fomentar los disturbios introduciendo infiltrados y provocadores entre los manifestantes.
La conferencia tuvo de todo menos transparencia. El evento se llevó a cabo a puertas cerradas y sólo treinta corporaciones, entre ellas General Electric y Walmart tuvieron acceso a ella. Los periodistas canadienses tuvieron que acudir a medios oficiales de Estados Unidos para acceder a la información -al embajador estadounidense en particular- y no a un representante canadiense. El embajador estuvo a cargo de responder las preguntas de la prensa local.
Leer todo el artículo - CerrarLos canadienses son amables pero no tontos. A muchos no se les escapa el hecho de que la soberanía canadiense está en peligro y sus intereses muy mal representados por el primer ministro conservador Steven Harper. Éste no sólo delegó la atención de los medios de comunicación locales al país vecino, sino que fracasó en garantizar frente al poderoso vecino la soberanía de Canadá en el Ártico. Estados Unidos sigue manteniendo que el tránsito en esta la región es de derecho internacional y sólo unas pocas islas constituyen soberanía canadiense. Ante esta tibia actitud, parte de la oposición al partido gobernante opina que difícilmente Harper haya puesto objeciones en el proyecto de "compartir las aguas" impulsado por las corporaciones. Éstas, principales impulsoras de la integración regional, consideran imprescindible redistribuir las aguas canadienses (20 % del agua en el mundo) con los otros dos integrantes del acuerdo a fin de paliar su escasez.

Si estos temas son preocupantes, lo que más ha perturbado a los canadienses fue la infiltración flagrante de la policía en el seno de las movilizaciones que se concentraron para repudiar la dañina integración regional y la invasión de Estados Unidos a Irak.
Hubo choques entre la policía y algunos manifestantes que redundaron en algunos lastimados y otros pocos detenidos. Los primeros comentarios de los medios de comunicación acusaban a los manifestantes de provocar a las fuerzas de seguridad. Sin embargo, poco después de los incidentes un video colgado en YouTube empezó a recorrer algunos medios de comunicación demostrando a quien quisiera ver que los instigadores fueron nada más y nada menos que policías vestidos de paisanos que simulaban ser parte de los movilizados. Los sitios de Internet en los que se ve a los guardianes de la ley en plena acción de instigar a los otros a provocar y hacer daño, son los siguientes:     ► Ver video-1 en YouTube     ► Ver video-2 en YouTube

Los primeros comentarios oficiales fueron negar la versión de YouTube, pero ante la evidencia no les quedó más remedio que aceptar responsabilidad. El Ministro de Seguridad Pública defendió la legitimidad de los infiltrados, insistiendo que los oficiales no estaban incitando a la violencia sino tratando de prevenirla.
Pero el video muestra a los infiltrados con las caras tapadas con pañuelos y piedras en las manos apuntándoles a la policía antimotines y al líder sindicalista David Coles (de traje en la foto) interponiéndose y pidiéndoles que suelten las piedras y se alejen. Los espías no sólo se niegan sino que lo insultan de arriba a abajo.
El inspector de la policía Provincial de Québec manifestó que el video no muestra toda la historia y que los oficiales de la policía tenían las piedras en las manos por cobertura pero que no había intención de usarlas en ninguna agresión. El inspector enfatizó que el trabajo de infiltración es legitimo, estándar y parte de la labor policial "Hay métodos o procedimientos que necesitan ser cambiados, o ajustados pero pueden estar seguros que se seguirán haciendo", agregó.

De manera similar se manifestó el ministro de Seguridad Pública, quien se negó a comentar sobre la relación entre la policía nacional RCMP (Policía Montada), encargada de la seguridad, y los infiltrados pertenecientes a la policía provincial. Destacó que ninguna fuerza de seguridad hace uso de la violencia ilegítima y que los policías habían sido descubiertos porque precisamente no eran los que tiraban las piedras. Esta pobre excusa dio lugar a varias réplicas. Varios periodistas en el lugar del hecho comunicaron que no observaron que se tiraran demasiadas piedras sino hasta después del incidente con los infiltrados. El bloque negro (Black Block) tildado de "extremista" agregó que los tres policías habían intentado inducirlos a que actuaran más agresivamente en contra de la policía. Por su parte, el manifestante David Coles fue más lejos al acusar a los políticos de dirigir a la policía en su afán de desprestigiar a los grupos de oposición y pidió una investigación de este hecho y de los incidentes ocurridos en otras ocasiones como cuando se celebró la reunión de la APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) en Vancouver, en 1997, durante la cual, para el líder sindical, ocurrieron disturbios graves que tendrían la misma procedencia.
El problema subsiste y sigue preocupando al ciudadano canadiense que no puede creer que una policía creada para "servir y proteger" se transforme sin más en una banda que orilla la mera delincuencia. Lo que no parece dar lugar a dudas es que hay otras infiltraciones ordenadas por el poder de turno para desacreditar a aquellos que se manifiestan o protestan en contra de las arbitrariedades del gobierno canadiense, la impunidad de Estados Unidos y el brazo largo de las multinacionales. Al fin de cuentas en todos lados se cuecen habas.

La Quinta Pata

1 comentario :

a dijo...

Gracias por el artículo. Yo fui a la manifestación en Ottawa y a Montebello al día siguiente. La policía 'quebecois' es sinvergüenza y descarada, provoca cuanto pueda (nos pegaron y hasta me dieron con una bala de goma).
Sin embargo, a pesar de toda la violencia, la experiencia fue muy alentadora. Ver a tantas personas unirse por los mismos motivos devuelve la fe en la humanidad y da ánimo a que un cambio sea posible. Y a fin de cuentas, es por este cambio que se organizará la próxima manifestación.

saludos desde Canadá,
a. bijos

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