martes, 26 de febrero de 2008

Noticias - ¿Los derechos humanos entorpecen la seguridad?

La seguridad de las personas resulta legítimamente el tema principal en debate. Con toda razón la sociedad mira y reclama al Estado, ausente durante muchos años, la prevención de los delitos, cuerpos policiales acordes a la democracia, un servicio de justicia ágil y un sistema penitenciario respetuoso del mandato constitucional de trato digno y reinserción social. Reconstruir estas instituciones es la gran tarea política, no sólo del gobierno de Mendoza, sino de todas las sociedades que crecieron cada vez con más violencia.

En efecto, fuera de la “reforma policial” de 1999, no han existido intentos serios de transformar una institución que tuvo un rol fundamental en la larga noche dictatorial. No debemos olvidar la larga lista de policías que como Rico Tejeiro participaron del aparato represivo y ocuparon cargos de importancia en la fuerza durante estos años de democracia. Tal es el caso del detenido Smaha, designado por Llaver como Comisario en la Seccional 16. O Siniscalchi, quien fuera jefe de Investigaciones en el Gobierno de Bordón. O Medina, quien fuera jefe de la Policía hasta que fue evidente su encubrimiento a favor de quienes fueran condenados por la muerte de Sebastián Bordón. La “contra reforma”, propiciada por Iglesias y continuada por Cobos, significó un retroceso.
Leer todo el artículo - CerrarEl gobierno de Jaque debe establecer un punto de inflexión con esos lineamientos y avanzar en la construcción de una policía democrática con cuadros de la fuerza no comprometidos con el Proceso. Desterrando asimismo prácticas como las de seguimiento contrarias a la ley de seguridad interior y la investigación e intimidación de víctimas o testigos de la represión. Y a la vez, responsabilidad también de todos los partidos políticos incluido el Partido Demócrata, que ha hecho una autocrítica de su participación en los gobiernos del Proceso y ahora debe recordar aquello de “por sus frutos los conoceréis”.

La discusión, lejos del oportunismo de algunos que hoy pretenden obtener réditos políticos sin coherencia ni convicción, tiene que ver con qué papel cumple la defensa de los derechos humanos en la construcción de una sociedad más justa, o sea más igualitaria y con ello, menos violenta. Que disminuya el delito que se lleva la vida, que no exista más si es posible y que no haya impunidad para nadie que los cometa, es lo primero. Las víctimas y sus familiares reclaman justicia y se agrupan para obtenerlo presionando legítimamente al Estado. En realidad, no hacen sino reproducir la lucha de aquellas madres del pañuelo y las rondas que salieron como pioneras, ante a un Estado que sembraba el terror cometiendo lo que el mundo definió como crímenes de lesa humanidad. Hoy esa lucha no ha terminado porque en gran parte sigue sin llegar la Justicia. Pero la llevan adelante con el resto de los organismos de DH y esta vez con el apoyo del Estado y con consenso social.

Entonces, Seguridad y Derechos Humanos van de la mano necesariamente porque ambos tienen por objeto preservar la vida, terminar con la impunidad y obtener Justicia. Es más , los derechos humanos no paran allí , en cuanto reivindican las condiciones de una vida digna , tal como se lee en los Tratados Internacionales incluidos en la Constitución Nacional con el mismo rango , que obligan al Estado a respetar los derechos económicos, sociales y culturales, la no discriminación, el trabajo decente y la defensa del medio ambiente .

El cumplimiento efectivo de esos derechos es lo que se pretende y es un avance la creación en la provincia de la Defensoría del Pueblo, que promueve a su vez el reclamo de las personas afectadas y la promoción de las soluciones ante el Estado.

Más justicia social, más inclusión y con ello menos violencia y menos delito. Con estas convicciones estamos en el Gobierno Provincial, las que al decir de Kirchner no hemos dejado en la puerta de los despachos.

Esta política es la que está en debate.

Fuente: María Angélica Escayola, Los Andes, 26-02-08

La Quinta Pata

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