jueves, 23 de abril de 2009

Los pobres, el combustible del sistema económico también en Mendoza

Una mirada sobre la situación social en Mendoza nos hace advertir rápidamente el aumento de la exclusión de más y más personas de sectores populares hacia la pobreza o la indigencia, pero un análisis a fondo sobre esta problemática estructural de nuestra provincia preocupa severamente y nos hace temer por lo que pueda suceder con los sectores desfavorecidos en el corto y mediano plazo. La crisis otorga una oportunidad para la profundización del sistema, el paraíso del capitalismo: mano de obra barata, fácil de captar y de despedir.

El Gobierno se prepara para incrementar la asistencia social, aunque aseguran no tener hasta el momento mayores demandas de planes asistenciales. La cifra se mantiene en 145 mil hogares con ayuda estatal. En cambio, prestigiosos referentes de la sociología, la filosofía y la economía hablan de los severos problemas causados por la precarización del mercado laboral, el ajuste de las empresas con despidos y suspensiones para mantener niveles de rentabilidad y la necesidad de generar políticas sociales que vayan de la mano con las políticas económicas para evitar mayor desesperanza y exclusión. Temas a Fondo dialogó con el Economista Julio Gambina, la socióloga Azucena Reyes, la filósofa Alejandra Ciriza y la directora de Sistemas, Información y Monitoreo del Gobierno de Mendoza, Viviana Guardia, para analizar el fenómeno de la pobreza en nuestra provincia desde distintos ángulos.

Inevitablemente Mendoza sigue el destino del resto del país en cuanto a evolución de la pobreza, la meseta en la economía y la retracción del mercado de empleo ya están mostrando los primeros resultados negativos. A entender de los especialistas consultados para esta investigación, el horizonte para este año es cuanto menos desalentador.

La premisa de esta nota fue, ante el inevitable deterioro de la las condiciones económicas del país y de la provincia producto de un proceso retracción del consumo interno desde hace varios meses y del influjo de la crisis internacional ¿cuántos pobres más puede tolerar el tejido social mendocino?.Tras el diálogo con los especialistas, dadas las actuales reglas del juego en la sociedad local, debimos cambiar la pregunta e interrogarnos de este modo: ¿Cuántos pobres necesita crear el sistema para seguir funcionando?. La respuesta es desoladora. Todos los que sean necesarios para que las empresas puedan mantener su nivel de rentabilidad.

Menos y peores trabajos
Azucena Reyes, socióloga, docente investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo, directora de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la misma universidad, entiende que, si bien hasta 2008 hubo una mayor participación de la población activa en Mendoza en el mercado laboral, existe una creciente fragmentación e inestabilidad de los puestos de trabajo, con la consiguiente precarización de las condiciones.
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Mendocinos que son tan fácilmente captados como expulsados por el mercado de empleo, donde el que gana poco y pierde mucho es el trabajador, mientras que las empresas asumen costos mínimos a la hora de afrontar incorporaciones o despidos de personal.

La falta de seriedad de los datos ofrecidos por Indec sobre las tasas de ocupación y el nivel de crecimiento económico cumple su objetivo y entorpece el trabajo a nivel científico y académico. De todas formas Reyes asegura que, de acuerdo a mediciones “no oficiales” en el último año el mercado laboral se ha visto afectado y la desaceleración de la economía es un hecho innegable.

De acuerdo a las reglas de la sociedad capitalista, donde los empresarios pretenden mantener los niveles de rentabilidad disminuyendo y empeorando la oferta de trabajo, “es indudable que los niveles de pobreza se vean incrementados en el corto plazo”, estima la especialista de la UNCuyo.

Reyes asegura que “el modo en el que se mide la pobreza es muy diferente a la manera en que se vive la pobreza”, en referencia a los métodos para mensurar muchas veces reñidos con la realidad, recordemos que el Indec en la encuesta permanente de hogares pone un piso de algo menos de 1.000 pesos para considerar que un grupo familiar no es pobre.

La flexibilización laboral y la trampa de la “mano de obra barata” actúan como combustible de la pobreza, porque los jóvenes que tendrían que ingresar plenamente al mundo laboral, dada su baja calificación y la escasísima preparación, deben conformarse con empleos mal pagos o inestables, con ingresos ridículos.

La naturalización de la pobreza
Julio Gambina, economista director adjunto del Centro Cultural de la Cooperación, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas-FISYP, habló a Temas a Fondo de un fenómeno nocivo y autodestructivo en la sociedad: por la falta de respuestas efectivas e inclusivas “crece la tendencia a la discriminación del pobre y se produce la naturalización de la pobreza, que pasa a ser parte del paisaje y regresivamente se la asocia a la inseguridad”.

La distribución funcional regresiva de la riqueza, es decir aquella que supone un desbalance entre las ganancias de las empresas y la evolución de los salarios, ha hecho finalmente mella en la vida diaria de los mendocinos; hoy nos enfrentamos al fenómeno de la pobreza instalado en medio millón de personas registradas en el Sistema de Alta a Programas Sociales (APROS), que es el registro de los Hogares Beneficiarios de Programas Sociales.

Según los datos de Apros, el sistema de medición más creíble y completo con el que se cuenta en Mendoza, por su capacidad para llegar a cada persona que manifiesta necesidades de ser asistida, hay 145 mil hogares mendocinos activos, es decir 145 mil familias o casas donde los ingresos son tan escasos que algún integrante del hogar recurre en busca de alguna ayuda para poder subsistir.

El sistema cuenta con una ficha donde se puede recoger información sobre las características del hogar y de sus miembros, un software de carga de datos y de salidas de información según las necesidades del usuario. En el sistema trabajan más de 70 personas en toda la provincia recogiendo y procesando información, tanto en los municipios como el nodo central.

Jubilados bajo la línea de la pobreza
Si trasladamos la situación de los pasivos del nivel nacional al local, de acuerdo a lo señalado por Julio Gambina, “de 5,5 millones de trabajadores jubilados que hay en nuestro país, más del 90 por ciento están por debajo de la línea de la pobreza, pero si elevamos esa línea a un nivel creíble, que ronda los 2000 pesos y no los 1000 señalados por el Indec, casi todos los jubilados argentinos están bajo la línea de pobreza. La situación en Mendoza no es diferente”.

Mirando hacia el pasado reciente, el economista lamenta el manejo de las reservas internacionales por parte del Gobierno nacional, que podrían funcionar como un motor para reactivar el consumo y la actividad económica de los sectores desfavorecidos. “Hace pocos años se utilizaron 9.500 mil millones de dólares en efectivo para cancelar al FMI acreencias no vencidas, esa fuente de recursos que podrían utilizarse con fines de desarrollo alternativo o sociales han tenido otros destinos”.

Mendoza, el fin del fin del mundo
La filósofa Alejandra Ciriza hace un análisis interesante de la relación entre la estructura social y de poder de Mendoza y su mirada sobre los pobres.

“Si argentina es el fin del mundo, en relación a la posición de nuestro país respecto de los países centrales, Mendoza es el fin del fin del mundo, aunque aquí también llegan las malas noticias de la globalización”, arroja la académica de la UNCuyo, reconocida internacionalmente.

Ciriza hace referencia a algunas señales que nos brinda la realidad cotidiana y que son un modo de reflejar la manera en que se asienta la pobreza estructural en nuestra provincia, “el modo en que los hipermercados captan y expulsan mano de obra, es un espejo de la mayor explotación y de los niveles de ingreso cada vez más bajos”.

Avanzando en sus reflexiones, Alejandra Ciriza dice que si no se regulan las apetencias de ganancia del capital se produce acumulación de pobreza por falta de distribución de los recursos, “siempre el Capital resuelve sus problemas de producción perjudicando a los sectores populares”, nos recuerda la filósofa mendocina.

La pensadora indica que las políticas oficiales deben estar dirigidas a atacar las causas de la pauperización de la población y no realizar simple “atención de la pobreza. Los pobres deben ser tratados como ciudadanos y no como simples mendigos”.

Temas a fondo, 20 – 04 – 09

La Quinta Pata

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