Yolanda Castro
La pena que cumple el líder guerrillero en las mazmorras del imperio es por más de 50 años, en las peores condiciones posibles, en absoluto aislamiento y con duras medidas de control.
Lo dijo Simón Trinidad, recordando la biografía escrita de Nelson Mandela, "quien dicta la forma de la lucha es el opresor y nunca el oprimido". Es Colombia un país que a lo largo y ancho de su historia ha tenido una oligarquía gobernante que ha impuesto su organización política y consolidado su estructura económica mediante el terror.
La execrable política contrainsurgente que viene sucediendo desde que Álvaro Uribe llegara a la presidencia del gobierno en el año 2002, denunciada por organismos internacionales y asociaciones de reconocido prestigio en la lucha y defensa de los derechos humanos, no es una nueva estrategia al servicio de la consolidación de un criminal Estado de derecho, sino el arraigo de la técnica ya especializada, perfeccionada en el tiempo, en la sucesión y alternancia del poder establecido.
Seguramente no se recuerde que en mayo de 1984 las FARC-EP tomaron la trascendental decisión de proponer e iniciar una tregua. Producto de la suspensión de la actividad insurgente y de posteriores acuerdos de paz con el gobierno del presidente Betancur, el movimiento guerrillero confluyó en la organización política Unión Patriótica. Todos los acuerdos de tregua y paz se rompieron única y exclusivamente como consecuencia de las provocaciones criminales del militarismo, aliado del narcotráfico latifundista, que inicia primero el asesinato selectivo de determinados dirigentes políticos y que enseguida continúa con masacres colectivas de toda su base social, amparados y legitimados por los sucesivos gobiernos colombianos que, con la ayuda y en el marco de una nueva estrategia impulsada por los sectores ultraderechistas norteamericanos, empiezan a desprestigiar a todo el movimiento guerrillero vinculándolo con acciones de narcotráfico e incluyéndolos en el concepto y en las listas de organizaciones terroristas.
Leer todo el artículoA pesar de todas las campañas mediáticas en contra de las FARC-EP y a pesar, igualmente, de que el líder guerrillero Simón Trinidad es secuestrado en territorio ecuatoriano, con violación flagrante de los principios esenciales del derecho internacional público, y extraditado por Colombia a EE.UU., su juicio, en el que se infringieron todos los principios democráticos fundamentales de presunción de inocencia y de derecho a un proceso judicial con todas las garantías, resultó nulo porque los ciudadanos estadounidenses que formaron parte del jurado mantuvieron posiciones irreconciliables durante las deliberaciones de considerarlo un terrorista y un narcotraficante y no pudieron llegar por tres veces a un veredicto por unanimidad.
Simón Trinidad volvió a ser juzgado como "conspirador" en el apresamiento de tres militares estadounidenses cuya avioneta se estrelló en el sur de Colombia, en territorio controlado por la guerrilla. No ha existido ni una sola prueba que relacione directamente a Simón Trinidad con este hecho; simplemente se ha seguido el hilo argumental presentado por la parte acusadora consistente en imputar al, en ese momento, negociador y portavoz de las FARC-EP para un posible intercambio humanitario todas las acciones atribuidas supuestamente a la organización guerrillera.
La pena que cumple el líder guerrillero en las mazmorras del imperio es por más de 50 años, en las peores condiciones posibles, en absoluto aislamiento y con las medidas de control y sometimiento más refinadas, similares a las que se llevan a cabo en la base ilegal norteamericana de Guantánamo.
Como concluye la última carta conocida de Simón Trinidad "Cuando ingresé a las FARC, lo hice consciente de perder la vida o la libertad en la lucha por alcanzar unos ideales de justicia social para el pueblo colombiano y de paz para mi país. Hoy, perdida mi libertad física, conservo intactos esos ideales, estimulados por otros hombres y mujeres (...) gentes que levantan las mismas banderas, porque comparten las palabras dichas por el mártir de la independencia de Cuba, José Martí, cuando afirmó: “Lo que Bolívar no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy”. Y es que esa es la tarea por cumplir, entre los que estarán los guerrilleros y guerrilleras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo".
Rompamos el bloqueo mediático que se extiende sobre la figura de este combatiente revolucionario y exijamos constantemente lo que es justo: la libertad para Simón Trinidad, Sonia, y todos los guerrilleros y luchadores por la independencia, dignidad y soberanía de Colombia y de todos los pueblos del mundo. Que permanezcan siempre en nuestra memoria.
Kaosenlared.net, 21 – 04 – 09
La Quinta Pata
1 comentario :
Magnífico artículo de esta excelente escritora gaditana que empieza a ser conocida por su calidad y rigurosidad periodística. Ánimo!
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