martes, 21 de julio de 2009

Alejandro Dolina. Desde el alma *

Alejandro Dolina

Carlos Ares

Noche alta y espejada en Cutral Co. La FM local interrumpe su programa y conecta, a pedido de los oyentes, con Radio El Mundo de Buenos Aires. Sucede. A tientas, cuando empieza el día, miles de manos en todo el país buscan las coordenadas precisas para situarse como puntos o estrellas necesarias. En Chilecito, Olavarría, Lanús, Gualeyguaychú. Una voz los une y traza la silueta de un fantástico animal o el perfil de la Cruz del Sur que resplandece en la penumbra.

- Le hago un perro, le hago – dice allá, lejos, donde sus manos juntas revelan la sombra de un perro en la pared.

Hay una historia, claro. Todo empezó en 1985. El productor, Fernando Marín, tenía un espacio libre y llamó a uno, Adolfo Castelo: “Pasá música, hablá, lo que quieras”. Castelo a Dolina, un vago conocido de cuando trabajaban en radio Rivadavia: “¿Qué hacemos?”. Cuenta Dolina: El primer programa salió el 2 de mayo de 1985. El título lo teníamos de antes porque hicimos un piloto parecido para Rivadavia, que nunca escucharon. Hace poco se arrepintieron y yo les dije: ‘Demasiado tarde para lágrimas’. Bueno, la verdad es que Castelo y yo no teníamos nada previsto, pero a los dos días el programa ya era esto que es.”

- ¿Qué es?
- No sé, no preguntés. Yo no quiero saber.
Dos años y medio después hay, por si alguno lo precisa, “resultados”: una audiencia promedio calculada en el 60 por ciento dentro de su horario (1 a 3 de la madrugada), con un encendido comparable al de programas que a la mañana ocupan el quinto lugar. Los expertos aseguran que más allá de la audiencia hay que reparar en el hecho de que Dolina ha incorporado oyentes no habituales a esa hora. Dos operadoras que atienden llamados reciben 200 mensajes por noche. “De Celeste para Diego de Belgrano” – lee Guillermo Stronatti, el locutor que reemplazó a Castelo hace un año en el oficio de “estimulante” del genio – el vals Desde el alma. Y el sordo Gancé, pianista estable de la emisora, uno de los tantos personajes creados por Dolina, toca esa y cientos de melodías a pedido.

- ¿Cómo es posible tocar todo, recordar tantos personajes y libros?
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- Estudié música de pibe y además, me acunaron en tangos, en valses criollos. Mi abuelo y mis viejos. De día atorranteaba mucho, meta fútbol. Tangos en casa y a la noche libros, una mezcla. Chesterton, Wilde, después Borges, Marechal, Unamuno. Para entretener el insomnio.

El país en sombras y ahí, en Perón al quinientos, todos sentados alrededor de la luz. Muchos pibes. Entre 17, 18 y 23, 24 años. Primero fueron dos o tres que pidieron permiso para estar. Después se animaron otros que escucharon las risas. Ahora son casi cien por día de martes a viernes y nunca menos de mil los sábados, en la sala del Sindicato del Seguro. ¿Qué quieren? Piden un tema de Pink Floyd y el sordo Gancé solo toca una tecla del pequeño Casio electrónico: “Ya está, otra”. Allí no hay rock ¿o sí? Dicen de él que es por “la onda”, que “no es careta”, es “culto y popular”, “rebelde”, “transgresor”, “me cago de risa”. De afuera se ve que coinciden con él por el lado de la nuca. Los despatarra en carcajadas limpias y enseguida, con un ligero pase, los junta en una reflexión que los regresa a sus cuevas más secretas.

- ¿Por qué?
- Tal vez se reconocen. En una esquina, un vecino, una melodía. En el sentido de pertenencia al lugar en que se ha nacido. No sé, pero supongo que de pronto piensan: “caramba, ese soy yo”. Aquí hubo una generación que no ha podido entregarle la posta a la siguiente y nosotros, los periodistas, locutores, animadores, ocupamos lugares que no nos corresponden. Somos como eslabones sueltos. Hilos de coser que intentan con cierta ingenuidad cerrar el inmenso desgarro con un hilván. Qué sé yo. Si hoy hubiera tipos como Jauretche o Scalabrini, uno hablaría bastante menos. No sería tan audaz.

El fenómeno se extiende. Ciclos de charlas durante los fines de semana de enero en Mar del Plata. Las crónicas del Ángel Gris, libro que va a editar Humor, donde se recopilan los textos publicados en esa revista. Y, entretanto, las secciones fijas del programa: “Ecos mundanos de España” (relectura de la revista Hola), “Consejos de urbanidad” (cómo comer, cómo comportase en público, cómo ser un novio perfecto . . .) y la desopilante “El ama de casa también es un ser humano”. Además, la vos relata absurdas carreras de automóviles por los barrios o extrañas ciudades, grandes premios, partidos de fútbol en la vereda o recuerda escenas de la secundaria . . .

- A ver Arizmendi, hábleme de los fenicios.
- Eh, bueno, los fenicios . . . eh, eran un pueblo, bueno, eh, los fenicios eran un pueblo, eh, de navegantes, bueno . . . no estudié.

Una voz capaz de transmitir sombras chinescas por radio.
- Le hago un perro, le hago – sombras que los conjurados salen a ver proyectadas en el aire transparente de la noche.

*Nota aparecida en el número 56 de la revista Crisis (2da. época) en diciembre de 1987.

La Quinta Pata

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