sábado, 8 de agosto de 2009

Día del niño ¿pero de qué niño hablamos?

Virginia Biella
*
Está muy cercano el día del niño, y el mercado se encarga muy bien de recordárnoslo…
Aun quienes estamos más conscientes de la arista comercial de la fecha, nos dejamos tentar. Y pensamos en ellos.
Así el 9 de agosto será el día de nuestros hijos, de nuestros nietos, de nuestros ahijados y sobrinos, amigos y allegados…
Y sin duda también, de muchos otros niños que vivirán una fiesta organizada por múltiples entidades y con las mejores intenciones. Chocolate, payasos, espectáculos gratuitos, juguetes, viajes gratis. Todo para los niños.
¡Nuestro futuro…!
Y todos nos sentiremos tranquilos y en paz.
¿Y el lunes 10? Todo habrá vuelto a la normalidad…la normalidad de cada uno…

Reyes de una familia por ser lo más importante en la vida de sus padres y familiares.

O mendigos, cuidacoches, habitantes de las calles, o de hogares para niños judicializados, que poco tiene de hogar.

No es agradable mirar y ver las múltiples caras de la indigencia, de la desnutrición, de la violencia, del delito, de la prostitución infantil, de la droga, del abandono que hace de ellos el propio Estado…

Pero aunque no miremos esa realidad, esta desaparecerá.

Todo lo contrario, por cierto. Hasta podremos llevarnos una triste sorpresa más adelante, si no miramos a tiempo…

Por eso, en el día del niño, además de agasajar a los nuestros, deberemos mirar, poner atención, preguntar, exigir, demandar para saber qué está pasando con aquellos niños que no son los “nuestros”. Pero que sí lo son.

En el hoy se construye el futuro. Nuestro doloroso presente fue construido con nuestro desconocimiento, nuestra indolencia, nuestra falta de compromiso.

Azorados ante muchos hechos violentos protagonizados por jóvenes, no entendemos cómo estos no respetan la vida. Y se organizan marchas para pedir leyes más duras, baja de la edad de imputabilidad, mayor severidad en las penas…

Yo me pregunto:
Leer todo el artículo
¿Cómo podrán valorar la vida quienes no sintieron valorada su vida desde los primeros años?

¿Cómo podrán valorar la vida quienes sufrieron la violencia del hambre y de la desprotección?

¿Cómo podrán valorar la vida quienes han sido internados en institutos que no brindan lo que debe brindar un hogar?

Podrá afirmarse que los ciudadanos no podemos hacernos cargo de todo lo que no hace el Estado en defensa de los niños y jóvenes. Es cierto.

Pero sí tenemos el derecho y la obligación de controlar cómo hace lo que dice que hace y exigir que cumpla con sus obligaciones para con quienes no tienen una familia con posibilidad de protegerlos.

Por eso hago una propuesta:

¿Y si después de “mirar” en este día del niño, hacia las realidades más duras, organizáramos marchas
para que no haya niños desnutridos en un país que puede alimentar a gran parte del mundo?

¿Y si marcháramos para que los chicos judicializados tengan la mejor atención profesional y la mejor dedicación, ya que no tienen familias que lo hagan?

¿Y si marcháramos para pedir que todos los centros de salud, los de los barrios más carenciados, tengan atención permanente de profesionales?

¿Y si marcháramos para que la mayor parte del presupuesto de educación sea destinado a los que menos tienen?

¿Y si marcháramos, en síntesis, para pedir que el dinero del Estado – que sin duda existe – sea bien administrado y se vuelque a las prioridades, esas que tan claras tenemos al interior de nuestras familias: salud, educación, atención a los más débiles y en mayor riesgo?

En homenaje a estos niños, que son de todos, entiendo que habría muchos motivos por los cuales organizar marchas…

*Docente jubilada - DNI 5915081

La Quinta Pata, 08 – 08 – 09

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario