
Natalia Brite
No llores por mí Argentina. ¡Tarjeta roja! "Son todos negociados…”, dice el rock. El asunto no sabe de fronteras internas. Un periodista de Clarín galardonado por la dictadura. Las mafias de Miami y sus socios locales quieren participar del gran show que ofrece el fútbol globalizado.
Una canción de la reconocida banda del rock vernáculo, Ataque 77, dice: “acá son todos negociados, el fútbol, la política, los diarios, la televisión”. Es decir, parece que la pelota quedó en “orsay”, como le decimos al fuera de juego, la regla más complicada del deporte que es “la lógica de lo impensado”, según las proféticas palabras de aquel gran periodista deportivo argentino que se llamó Dante Panzeri.
El salto que hizo el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, de los negocios a la dirigencia del fútbol – imbricándolos – y de allí a la política activa es por demás conocido. Pero ¿qué pasa por las tierras que los de la capital llaman el “interior del país”? También encontramos varios e importantes ejemplos de esta extendida vinculación entre fútbol, política y poder. Y cuando hablamos de poder no nos referimos sólo a su dimensión estatal; el poder de las corporaciones mediáticas es clave para comprender el tema que nos ocupa, que nos aflige.
En este artículo ofrecemos un viaje por cuatro historias ancladas en las ciudades de Rosario y Mendoza, que trascienden sus límites territoriales para sintetizar las vinculaciones musicalizadas y cantadas por “Ataque 77”.
Eduardo López logró ser el presidente del club rosarino Newell’s Old Boys en 1994 y, sin que se realizaran elecciones se mantuvo en el cargo por 14 años. Cuando se fue, estaba bajo la lupa de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por "retención indebida de tributos" y por "evasión de aportes patronales". Desde la Inspección General de Justicia de Santa Fe aseguraron, a mediados de 2008, que el ex presidente tenía las cuentas embargadas y que el club abría sus puertas únicamente para los partidos, entre otras irregularidades.
Pero hasta aquí parecería ser sólo un caso más de corrupción dirigencial. López perdió la presidencia tras la aparición en escena de algunas figuras vinculadas al poder, los medios y la política. El ex canciller Rafael Bielsa y el columnista del diario Clarín, Eduardo Van der Kooy, fueron los creadores de la agrupación opositora Movimiento Leproso Social y Popular (“la lepra es la denominación popular con la que se identifican los hinchas de ese equipo). Este frente logró destronar a quien denominaron “el último presidente de facto de la Argentina”. Van der Kooy sabía de lo que hablaba: fue otro presidente de facto (nada menos que el genocida Jorge Videla) quien le entregó el premio Joven del Año en plena dictadura. La presencia del conocido periodista/operador en la “restauración democrática” del club podría explicar la cobertura de Clarín que, en medio de la campaña leprosa, comenzó a darle entidad a los nuevos y viejos desfalcos de López. Finalmente, en diciembre del año pasado, Guillermo Lorente asumió como presidente de Newell’s.
Leer todo el artículoEduardo López es también dueño del diario El Ciudadano, un medio que nació a mediados de los ‘90 de la mano del menemista Orlando Vignatti y que logró por entonces hacerle sombra al poderoso La Capital. El dúo Daniel Vila – José Luís Manzano (ex figura del gobierno de Carlos Menem devenido hombre de negocios con dudosas relaciones) hizo su aparición en este entramado cuando compró El Ciudadano y, un tiempo después, lo transformó en un multimedio.
López se unió a tan apetecible negocio y colorín colorado, el negocio quedó armado. Para más datos, el ex presidente de Newell’s protagonizó, a finales de 2008, un fuerte conflicto contra los trabajadores del diario, conflicto que derivó casi en su cierre. También tiene en su haber amenazas y un juicio al periodista Carlos del Frade, quien tuvo la gran idea de investigarlo. Además, según la agencia EP/AP, López regentea casas de juego en la ciudad de Rosario.
El mendocino Daniel Vila es mucho más que el ocasional socio de López. Desde hace unos años, es el presidente del club Independiente Rivadavia; pero ante todo es un poderoso empresario de medios, vinculado a lo más rancio del movimiento anticubano de Miami. Como es lógico, tiene un fuerte interés en los negocios del fútbol y, por ello, intereses encontrados con la monopólica unión del Grupo Clarín con capitales estadounidenses. Tanto es así que enfrentó una demanda de Torneos y Competencias por trasmitir por el canal América, cuya propiedad comparte con el colombiano – argentino y derechista Francisco De Narváez, un partido del torneo de la B Nacional sin permiso alguno. La excusa fue el debut en el club mendocino del reconocido jugador de River Plate y ex figura seleccionado argentino, Ariel Ortega.
La llegada de Ortega a Independiente Rivadavia, según se publica en un artículo del diario La Nación, se dio tras un acuerdo entre Daniel Alberto Pasarella y Daniel Vila. Pasarella (capitán del equipo nacional que ganó el Mundial de 1978 y ex entrenador de la selección) es un hombre vinculado a Carlos Ávila, quien fuera accionario principal de Torneos y Competencias y dueño del canal América.
Lejos de aquellos años de gloria, hoy Ávila quiere coronarse presidente de River Plate y así volver al ruedo. Él y Vila se conocen muy bien: el mendocino le compró su parte de América y de esa operación quedó pendiente el pago de 800 mil dólares.
Esa modesta suma se puso en cuestión con la novela de la vuelta de Ortega a River. Vila le ofreció a Ávila que se llevara a “el burrito” con la condición de dejar en cero aquella deuda. Esta maniobra aportaba también a la campaña de “Ávila presidente”. Y aquí entró al juego otro poderoso de los medios: Daniel Hadad. Con el objetivo de sentarse él también en el directorio riverplatense unió sus medios (el canal C5N, el diario Infobae y Radio 10) a los de Vila (principalmente radio La Red y el canal América) para promocionar la repatriación de Ortega y así hacerle campaña a Ávila.
Una jugada muy poco sutil: en febrero de este año, en un programa de la señal C5N, conducido por Eduardo Feinmann y Elio Rossi, asistimos a un cruce telefónico entre Carlos Ávila y su amigo personal, Héctor Grimberg. El detalle es que este último es el tesorero de River Plate. En vivo comenzó una negociación por Ortega, con ofrecimientos, planes de pago y regateos incluidos. Por supuesto, ese negociado fue desestimado luego por la comisión directiva del club porteño. Vila acusó entonces a Torneos y Competencias de interceder para frustrar el retorno del jugador a River.
Hay más. En la lucha por desplazar a Torneos y Competencias de la televisación de la primera división, fue el propio Vila quien aportó el argumento legal para que la Asociación del Fútbol Argentino rescindiera el contrato con Televisión Satelital Codificada (TSC), integrada por el Grupo Clarín y Torneos y Competencias. ¿Fue por el interés de posibilitar que una porción mayor de este pueblo futbolero accediera a los partidos? No parecen cosas suyas. Vila jugó esa ficha en la decisiva cumbre de la AFA, en Ezeiza, el pasado 9 de agosto. Entre líneas también se reconoce que el mendocino abraza un viejo sueño: presidir la AFA. Como conclusión parcial, puede consignarse que Vila y Ávila tienen en común algo más que cuatro letras en sus apellidos. Mantienen una particular contienda con el pulpo foráneo de Torneos y Competencias.
Pero salgamos por ahora de ese embrollo tan complicado y revisemos lo que sucedió y sucede en Mendoza. Otro club de esta provincia, Godoy Cruz, también fue atravesado por las mieles del poder. En este caso hablamos de dirigentes políticos, radicales y justicialistas, vinculados a la llamada barra brava que “alienta” al equipo.
El partido entre Godoy Cruz y Arsenal, jugado a mediados de 2006, fue suspendido por incidentes entre la hinchada local y la temible policía provincial. Días atrás se preveía que eso sucedería porque la dirigencia “tombina” (Godoy Cruz es conocido como “el Tomba”) denunció que sufría extorsiones por parte de la “barra”. Pero lo que se destapó fue el vínculo entre el poder político, dirigentes del club y “barrabravas”.
El justicialista Omar Pérez Botti era el coordinador de Infraestructura Penitenciaria del entonces gobernador Julio Cobos (radical), el mismo que protagoniza un hecho de naturaleza esquizo-política y de suma gravedad republicana, como ser a la vez vicepresidente de la nación y uno de los jefes de las fuerzas que se oponen al gobierno de Cristina Fernández.
Además, pretendió varias veces la intendencia de Godoy Cruz. Es decir, su militancia político partidaria tiene como eje la disputa territorial. La investigación derivada de aquel partido demostró que el funcionario colaboraba con los “barras” para organizar los viajes cuando el equipo jugaba fuera de la provincia. También se descubrió que encabezaba las gestiones para que el Ministerio de Desarrollo Social pusiese autobuses a disposición de los hinchas. Asimismo, Integrantes del Consejo de Seguridad provincial autorizaron al comisario Jorge Franco para que acompañara al grupo más conflictivo de simpatizantes. Su misión era hacer de nexo entre los hinchas y las autoridades competentes para facilitar el acceso a las canchas foráneas.
Los líderes de la hinchada tombina, los hermanos Aguilera, son quienes mantienen la relación con los funcionarios y la policía. La fiscalía aseguró que el comisario Franco actuó casi como un “custodio privado” de la “barra”. Es más, alguna vez que fueron detenidos en la provincia de Buenos Aires por averiguación de antecedentes, el oficial aportó dinero de su bolsillo para que recuperaran la libertad.
Volvamos al funcionario polifuncional de Cobos. A Pérez Botti se lo vio más de una vez hablando con uno de los hermanos Aguilera: “Aflojá un poco porque me van a suspender el partido”. La frase es un ejemplo del tono amistoso en que les hablaba. En esa oportunidad, la tribuna local se había convertido en un festival de pirotecnia, introducida minutos antes del inicio del juego en un móvil policial bajo la supervisión de Franco y entregada en la mano a los jefes de la “barra brava”.
Pero la unidad de radicales y justicialistas alrededor del fútbol tiene más antecedentes. En 2007, Horacio Usandizaga asumió la presidencia del club Rosario Central. Este radical conservador, cuyo más representativo enemigo interno fue el alfonsinista Changui Cáceres, resultó electo intendente de Rosario en 1983 y reelecto cuatro años después. Es abogado, se lo conoce como “el Vasco” y por ser muy temperamental. Una prueba de ello la dio en 1989, cuando se alejó de la intendencia tras afirmar que si Carlos Menem ganaba la presidencia, él renunciaba.
Entre sus hazañas se destaca la creación de la Ley de Lemas, junto a su amigo justicialista Carlos Reutemann. Fue ese “Pacto de Olivos” a la rosarina (en alusión a los acuerdos del ex presidente Raúl Alfonsín con el entonces mandatario Carlos Menem) el que le impidió ser gobernador en 1991, aun cuando fue el candidato más votado. Esa situación se repitió en 1995 y en 1999. Fue diputado provincial y legislador nacional. En 2002, mientras terminaba su mandato como senador nacional, amenazó con irse de la UCR para acompañar al ex radical Ricardo López Murphy, renovado como dirigente de la derecha argentina. Tras el ascenso de los justicialistas Jorge Obeid como gobernador de Santa Fe y Néstor Kirchner en la presidencia de la República, se retiró de la política partidaria. Pero lejos de olvidarse de la militancia, encontró en la dirigencia deportiva un refugio político, como trampolín al poder o poder en sí mismo.
En octubre del año pasado, Usandizaga volvió a tener sobre sí las luces de las cámaras: durante la inauguración de una filial del club en la localidad de Funes aseguró en altos decibeles que “si Rosario Central se va al descenso los voy a matar a todos”.
Tras estos dichos, el actual gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, dijo no estar sorprendido: “el vasco” se caracteriza por ser una persona temperamental. Por su parte, este le replicó a Binner que si no puede garantizar la seguridad en los estadios de fútbol se debe ir. Como se ve, la relación del gobernador de Santa Fe con el presidente de Rosario Central nunca fue buena. Ambos fueron intendentes de Rosario, pero el radical nunca vio con buenos ojos el reciente acercamiento de la UCR con el socialismo gobernante. Es más, varios de sus hombres de confianza en el ala conservadora de la UCR se reunieron con Reutemann para respaldarlo en las elecciones legislativas del pasado 28 de junio. El objetivo fue jugar, a su modo, en la interna radical y contribuir a la derrota sufrida por el gobierno nacional. Usandizaga no había abandonado la lucha por el poder.
Este breve recorrido no hace más que otorgarle carácter de verdad a lo que aquellos roqueros advierten en clave punk. Podemos encontrar varios botones de muestra más, pero en definitiva “acá son todos negociados…”.
APM, 05 – 10 – 09
La Quinta Pata
No hay comentarios :
Publicar un comentario