Comunicado de miembros de la comunidad universitaria, el movimiento estudiantil, los derechos humanos y las organizaciones sociales, políticas y sindicales:
La pasada semana, la embajadora norteamericana fue invitada a disertar en la Facultad de Medicina de la UNCuyo. Esta visita fue repudiada por estudiantes de la universidad que cantaron y denunciaron - sin ningún tipo de agresión física a los presentes, ni daños al edificio de la universidad - el rol de la diplomacia norteamericana en la represión del reclamo de Kraft (ex Terrabusi) y el sangriento golpe de estado en Honduras.
La diplomática Vilma Socorro Martínez llegó a la Argentina cuando la empresa estadounidense Kraft Foods había provocado el inicio de un conflicto con despidos masivos y persecución gremial a los representantes sindicales. Por entonces “la embajada admitió haber mantenido contactos con las autoridades para lograr ‘una solución duradera’. Y en un párrafo que aún en el fino lenguaje diplomático sonó a llamada de atención, aseguró que seguía los hechos de la ex Terrabusi ‘en línea con nuestro deseo de promover las inversiones’ estadounidenses en el país, que ‘proporcionan buenos puestos de trabajo a 155 mil argentinos’" (Clarín 29/09/09). Es de público conocimiento que dichas tratativas concluyeron en una de las represiones más feroces de los últimos años. Ahora la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) acaba de lanzar una nueva amenaza: “Esperamos que los hechos acontecidos (en Kraft) no se repitan”, ya que los reclamos de los trabajadores están “minando las bases para la concreción de futuras inversiones nacionales e internacionales, indispensables para la República Argentina” (Clarín 20/10/09)
La agresividad militar del imperialismo norteamericano ha perpetrado, solo en la última década, guerras criminales en Irak y Afganistán, incontables intervenciones, bloqueos militares y comerciales, utilizando los métodos de Abu Ghraib y Guantánamo. Y hoy puede verse en el sostén militar, político y financiero de los golpistas de Honduras y la instalación de nuevas bases militares en Latinoamérica. A esto ha correspondido un repudio generalizado a nivel mundial, y múltiples manifestaciones de protesta entre la juventud, por lo que resulta increíble tachar de “intolerantes” a quienes denuncian estos crímenes.
Por ello rechazamos enérgicamente cualquier tipo de persecución como la “identificación” (policial y/o institucional) de los que participan de una protesta social, método propio de las dictaduras militares, y la aplicación de cualquier tipo de sanción sobre los jóvenes que repudiaron la presencia de la diplomática.
La Quinta Pata, 20 – 10 – 09
martes, 20 de octubre de 2009
Mendoza
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