La corrupción, la súper explotación laboral, la depredación de la naturaleza y las diversas expresiones de esclavitud, entre otras aberraciones contra la condición humana, hacen a la esencia misma del sistema capitalista. Las diversas formas de esclavitud moderna abarcan todo el mapa de los mundos subdesarrollados, y también en los centros del poder mundial con la explotación del trabajo de los indocumentados provenientes de la miseria y la marginalidad universal.
En la Argentina es un tema que tiene relevancia cada tanto cuando se descubren cubículos donde se explota y esclaviza a nacionales provenientes de países fronterizos. El campo es donde se expresa en mayor dimensión la problemática del peón o trabajador súper explotado, como asimismo el trabajo de niños y adolescentes con regímenes de real esclavitud. Recientemente se hizo alharaca mediática en Mendoza y se puso en evidencia las condiciones infrahumanas de casi un centenar de trabajadores en un emprendimiento agrícola, que tiene por objeto la venta de parcelas a ofrecer en el extranjero a millonarios que tendrán la ocasión de cultivar y elaborar su propio vino. Se calcula que los emprendedores percibirán de los interesados algo así como 180.00 dólares por parcela. Si las condiciones de los labradores no son remediadas, sería una ganancia "libre de polvo y paja".
La cosecha y el empacamiento del ajo, por ejemplo, alimenta la renta para la patronal, con el trabajo en negro, o de las mal llamadas cooperativas, con el trabajo de mujeres y niños. Cuando llega el tiempo de vendimia, es decir toda la tarea de recolección de la uva, cientos de obreros golondrinas llegan para ganarse algunos pesos en esa tarea, como también los lugareños, y las condiciones laborales no difieren de decenas de décadas atrás: pernoctan en el mismo lugar de laboreo, sin techos ni elementales medios higiénicos, y un déficit tremendo en la alimentación. Trabajadores que es muy posible hayan obtenido dinero para sobrevivir unos meses, pero dejando vigor y salud en las arcas del patrón. Los porcentajes del trabajo informal, pero además en condiciones infrahumanas en Mendoza son alarmantes, que aumentan en las épocas de la cosecha de los frutos que da la tierra. El Estado, a través de los medios que tiene el gobierno, hace algo por remediar ese tipo de situaciones aberrantes de los trabajadores. Es algo. Pero más aberrante es la omisión consciente y especuladora de la dirigencia gremial de los trabajadores mendocinos. Ninguno de los gremios, con excepción de los estatales, enfrentan las problemáticas a fondo. Hace decenas de años que ningún gremio de la actividad privada se pone firme ante la patronal. Hay un tal Córdoba, que hace 20 años se ha erigido en el capo de una CGT, pero jamás se lo ve en las movilizaciones que algunos sectores desprendidos de sus conducciones, realizan para exigir alguna reivindicación. Y si quedan dudas de lo que realmente representan esas conducciones, es la reciente expulsión de su cargo de Roberto Picco, que se erigió en secretario general de otra CGT. Picco se pasó de vivo, como se dice en la jerga laboral, y ya se sentía como un líder indiscutible, presto a incluso pelear por la gobernación mendocina en futuras elecciones, pero además, siendo secretario general del Sindicato de Prensa dispuesto a erigirse en titular de algún medio, de esos que se tendrán que desprender los monopolios a raíz de la nueva ley. En fin, un burócrata como todos pero con un ego que lo hacía un diferente, y así le fue.
Decíamos, y repetimos, que la excepcionalidad está en la conducción de los gremios estatales, las que en su totalidad representan con legitimidad a sus afiliados y se ponen al frente de la pelea por sus reivindicaciones. Son aquellas otras conducciones, los Córdoba y los Picco, representantes de una totalidad, y son factores también de que grandes sectores de trabajadores lo sean en condiciones desastrosas y con una fuerte carga de inhumanidad que se aproxima a la esclavitud.
El trabajo esclavo existe, y a veces está ahí nomás, a la vuelta de donde vivimos.
La Quinta Pata, 03 – 11 – 09
martes, 3 de noviembre de 2009
La Pata Semanal
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