Ramón Ábalo
La arremetida de los sectores del poder económico-financiero-sojero, que tiene como eje la desestabilización institucional y la destitución del poder político actual, se aproxima peligrosamente a la acción violenta. La amenaza a la Presidenta no es un hecho aislado o la espontaneidad de un delirante anti K. Es la decisión de una oposición política e ideológica que tiene nombres concretos, como la de los líderes de la llamada Mesa de Enlace del campo, con una figura como la del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, que fue muy claro cuando hace unos días dijo que había que cambiar el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, o sea destronar al gobernador Scioli. No es la única expresión. Ahí están los líderes políticos, tales como el flamante presidente de la UCR, legislador nacional y mendocino, Enrique Sanz, que no disimula su odio a los K, al igual que su comprovinciano y vicepresente Julio César Cleto Cobos. Nómina que se amplía con el De Angeli, la Lilita Carrió, Eduardo Duhalde ("quiero echar a los Kirchner"), el magnate De Narváez, el monseñor Bergoglio; la "santa trinidad mediática", Susana, Mirtha y Tinelli. Y el soporte mayúsculo de los medios masivos como La Nación y Clarín, sus expresiones locales, el UNO y Los Andes, y sus plumíferos Carlos La Rosa, Jaime Correas, Andrés Gabrielli, versiones menducas del Morales Solá, apologista de genocidas y la dictadura. Nada menos.
No están quietos en su arremetida, que lo es también contra los intereses del país, porque son los que quieren regresar al pasado de escarnio y entrega del patrimonio patrio, como lo hicieron desde siempre. Los sectores populares deben asumir la responsabilidad de, llegado el momento, estar alertas, denunciar a los que ya claramente apuntan a la destitución y el desplazamiento de la democracia, e implementar medidas de autodefensa, teniendo en cuenta que son los lobos de los seres humanos.
Nuestra experiencia con el pasado, por demás dramático desde los años '30 hasta el presente, nos indica claramente que estamos en los umbrales de un nuevo episodio de violencia provocado por quienes detentan la casi totalidad de la renta que da la riqueza del país. No aceptan el mínimo recorte a sus extremas ganancias, necesarias para el sustento de nuestro, su salud, educación, trabajo y cultura. No somos desesperados afiebrados en la búsqueda de un supuesto enemigo. Es la dramática realidad que nos enfrenta a los enemigos tradicionales de la Nación y del pueblo. En un reportaje reciente, el gran escritor Osvaldo Bayer afirmaba que si las FFAA fueran actualmente las mismas de hace unas décadas atrás, ya se hubiera producido un clásico golpe de Estado y el desplazamiento del gobierno constitucional.
La Quinta Pata, 16 – 12 – 09
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