20, 21, 22 de Mayo de 2010 - San Luis - Argentina. “En el año del Bicentenario de América Latina libre”
1. Presentación.
En este II Encuentro Sudamericano sobre Gestión Cultural y Participación Ciudadana., volvemos a insistir sobre la necesidad de que la participación ciudadana en el área cultural requiere de ciertos escenario para que se exprese en la cotidianeidad de nuestras prácticas. Percibimos la ausencia del Estado en la articulación de las políticas públicas culturales, en la promoción de cultura genuina Es imperioso avanzar sobre aspectos de la identidad territorial, la calidad de vida, la inclusión del ciudadano en las decisiones políticas de desarrollo local. La Cultura demanda sus espacios, de allí que creemos que si existe el derecho a la cultura, se abre la puerta a la compromiso público y por tanto la necesidad de políticas culturales. La relación entre cultura y derechos ciudadanos ha creado un impulso para la diversidad cultural y está forjando un nuevo paradigma, en el que la participación ciudadana y la implementación y evaluación de las políticas culturales ya no son sólo una expectativa más, sino una característica de la democracia y legitima con gran dignidad, su imperiosa presencia. Hay que desterrar la idea de que las políticas en general y las culturales, en este caso, son neutrales, cada espacio es una impronta de diversidad local , ya sean de comunidades aborígenes, autóctonas, residentes y inmigrantes, que se conjugarán con la gestión cultural clásica y académica, algunas de ellas alejadas de las realidades sociales. A nuestro entender las actuales dificultades tanto de los sectores formales e informales sobre la articulación de políticas de gestión cultural que reclaman alterar las estructuras y nichos burocráticos instalados en la gestión pública de los gobiernos locales, se reclama una transformación en las políticas de gestión cultural con una amplia base ciudadana, a partir de un nuevo tipo de relación entre el gobierno y la sociedad. Por otra parte surge la necesidad de contar con políticas culturales locales o regionales que identifiquen las particularidades de una población determinada y que apunten a resolver necesidades específicas en un determinado territorio, lo que hoy llamamos desarrollo local.
Por consiguiente, las ciudades y sus gobiernos deben asignar especial importancia a las políticas para el desarrollo de la cultura local. Las ciudades son los sitios que tienen el potencial de filtrar una mezcla inspirante de diversidades culturales locales y promover en cada persona las condiciones básicas para asumir un rol activo en la ciudadanía cultural, para ello se hace necesario la descentralización como unos instrumentos para la democratización cultural Es vital promover una ciudadanía cultural manifestada como aquel derecho inalienable de toda persona, a la capacidad de comunicarse en la creación de sus mundos posibles, que plantea no sólo uno de los principales retos de nuestras sociedades , que es proporcionar justicia y dar viabilidad a los procesos de construcción y reconstrucción de los imaginarios de los ciudadanos, la creación de nuevas formas culturales. Por tanto una sociedad democrática exige mucho más que el consumo cultural, y las tendencia de modas, impone el impulso y protección de derechos referidos a la información, la creación y al esparcimiento, y por sobre todo al derecho a la multiculturalidad. El desarrollo cultural no sólo está dado por el acceso de los ciudadanos a los bienes y manifestaciones culturales, el cultivo de las expresiones artísticas, la difusión de las manifestaciones individuales y colectivas, la identificación y valorización de nuestra identidad y sus costumbres, entre otros, sino que también, este desarrollo está dado por la capacidad de organización que la comunidad y la sociedad tiene, y por sobre todo al involucramiento ciudadano... La participación no tiene peso cuando queda en el discurso. Si bien las dinámicas y características de la participación difieren en cuanto a forma y contenido, su significado se manifiesta más que en una propuesta, en la necesidad de conformarse como uno de los cimientos fundamentales del desarrollo cultural de nuestras omunidades , en la medida que esta invención de nuevos caminos significa comprometerse con su construcción, como ejercicio desde el cual entendemos y se da vida a un proceso cultural.
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