Ramón Ábalo
El "rodrigazo", allá por el 1974, fue el ajuste para parar la inflación galopante que se tragaba al gobierno de Isabel Perón, y terminó en su destitución por golpe militar. No le fue mejor a Alfonsín en la nueva era democrática, hasta que tuvo que entregarle la Casa Rosada al menemato, acosado por la especulación financiera y la inflación, que, claro, deviene también de la especulación. Agotadas las "joyas de la abuela" en la timba del 2x1, las "relaciones carnales", la "eficiencia del mercado", "la tablita", el FMI, la "Argentina del primer mundo", en medio de la pizza y el champán de la corruptela del cipayo mayor, entreguista y traidor, parecían agotadas las aventuras entreguistas de los intereses populares y de la nación toda.
Casi por azar se encumbra a la Presidencia el Kirchner patagónico, lanzando como proclama, bandera, y eje de su futura gestión aquello de que "vamos a gobernar en el marco de un capitalismo, pero serio". No era para esperanzarse desde la óptica de aquellos intereses de las mayorías, que tienen que ver, fundamentalmente, con la distribución de la riqueza, es decir paz, pan y trabajo, como síntesis de la legítima exigencia de un pueblo que aspira a vivir en dignidad, con el disfrute de las enormes riquezas de su suelo, que le pueden - y deben asegurar - la educación, la salud, la seguridad social, la cultura y el ocio creativo. En principio, dado los voluminosos antecedentes negativos en su paso por el poder en su Santa Cruz, fue el escepticismo y la desconfianza.
No obstante su condición de clase - la burguesa - el kirchnerismo comenzó a implementar políticas que rompían con el esquema tradicional de esa representación o identidad. Con el precedente del 2001-2002, es decir un pueblo ganando las calles para dirimir con airada rebeldía la súper explotación, la pobreza y la exclusión, se optó por asegurar la gobernabilidad con una nueva versión del keynesianismo, aquella también del primer peronismo de Perón: libertad económica, soberanía política y justicia social. Algunas fueron señales fuertes, como la de los derechos humanos, impulsando a fondo el juicio y castigo a los genocidas del terrorismo de Estado. Otras medidas para la recuperación del trabajo y el salario, la educación y la salud, más o menos tímidas, sin tocar a fondo los ingentes intereses y las inmensas rentas de la burguesía. Y cuando intentó achicar la brecha entre los pobres y los que detentan - en minoría - esa ingente renta, el país, como una gran pesadilla, volvió a percibir que el pasado estaba presente en una renovada oligarquía de la pampa húmeda, antaño ganadera y ahora sojera, en una alicaída oposición política que encontraba en aquella una palanca para recuperar una corriente sanguínea empalidecida a punto de fenecer el cuerpo.
A partir de la deserción de Cobos - nada raro - a la ética y la lealtad, al momento se reinstala la especulación y la inflación como armas de grueso calibre apuntando a la estabilidad del gobierno. Es el objetivo de radicales - no todos - del macrismo, de la Lilita, de los De Angeli, de los Buzzi, de los Biolcati, de los monopolios, de los medios como Clarín y La Nación. Del imperialismo yanqui, porque le molesta -y mucho - que la Argentina del kirchnerismo y de la gran mayoría de los argentinos, sean parte de un proceso en la región latinoamericana y del Caribe netamente libertario.
La Quinta Pata, 21 – 02 – 10
1 comentario :
Ya se siente el aroma...No solo de los de siempre sino también en el mismo seno del peronismo anti K. Este gobierno no hace bien las cosas desde hace rato y no sabe ni siquiera cubrirse sus propias espaldas con los sindicatos y la clase obrera. Solo un par de sindicalistas y la nueva oligarquia argentina creada y sustentada por Nestor.
Sin dudas que estas subas en los precios está vinculada a quienes tienen en sus manos el poder de siempre.
Entre la paranoia de los KK y los tridores de siempre no veo mucha felicidad para todos en los tiempos que se vienen
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