domingo, 21 de marzo de 2010

Instinto de conservación

M. Luz Gómez

Aunque para muchos no pareciera, el origen del Día de la Mujer escapa de los fines netamente comerciales que han promovido tantos “día de…” y se acerca más a aquellas celebraciones que nos recuerdan a luchas y todo lo perdido, lo ganado, lo deseado que estas conllevan. El 8 de marzo de 1908 más de 130 mujeres, obreras textiles de una fábrica de Nueva York, reclamaban igualdad de derechos laborales entre varones y mujeres y por esto fueron quemadas vivas en un incendio provocado por su empleador. Dos años después, la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, propone celebrar todos los años el Día de la Mujer, “una manifestación internacional unificada, en honor del movimiento pro derechos y libertades de la mujer”, tomando al 8 de marzo como fecha clave.

Esto es solo uno de los tantos hechos que nos ayudan a reconocer, sin caer en exageraciones o victimizaciones, la lucha que la mujer ha llevado y lleva adelante como una de las más largas y crueles de la historia. Esta tiene su origen en la intolerancia más radical y su fundamento en la discriminación más violenta. Pero también tiene su camino de avances y progresos que van desde el haber conseguido una educación básica y un puesto laboral hasta su mayor y significativa participación en cuestiones políticas, económicas, sociales, etc. Avances que han tenido sus grandes obstáculos y hoy lo tienen principalmente en la creencia de que varones y mujeres viven en igualdad de derechos y deberes, de que los problemas de género se reducen a una simple discusión de machismo y feminismo; creencia morbosa y sumamente peligrosa ya que ofusca el pensamiento y desfigura criterios justificando así un lugar para la altura del “señor hombre” y otro para el de la “señora mujer” aceptados y asumidos sin reproches. Ya lo dijo M. Elena Walsh “Usted puede ser hombre o mujer, el machismo tampoco es cuestión de genes: poca gente más machista que algunas mujeres, solo que ellas lo son por instinto de conservación, por despiste, por imitar a los hombres, por comodidad o porque así las dejan hablar por TV. Usted también lo es por todas estas razones pero además porque se cree superiorcito”.

Hoy las mujeres nos debemos a esta lucha más que nunca ya que no alcanza con algunos de los derechos que en papel hemos conseguido, sino que todavía queda lo más importante: “modificar los patrones socioculturales de conducta de varones y mujeres que están basados en la desigualdad entre ellos”. Y dejar en claro: no hay dignidad sin conciencia.

Río de Palabras, 11 – 03 – 10

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario