domingo, 30 de mayo de 2010

Después de los festejos, los ásperos temas del día a día

Emilio Marín

Aún perduran imágenes y debates derivados por el Bicentenario, pero éstos ya se van metiendo más en la pelea de la cotidianeidad. De todas formas, lo que se expresó el 25 de mayo estará presente en el día a día.

Por razones obvias el gobierno nacional se cuida de decir que tuvo mucho que ver con los festejos populares de los 200 años. Y más aún, de evaluar que esos cinco días mejorarán sus chances electorales en 2011. Cuando es abordado sobre especulaciones periodísticas alrededor de esos temas, Néstor Kirchner niega todo. Otros representantes del gobierno ponen cara de póker. La presidenta de la Nación no habló del asunto y tomó un avión para Brasil, a arreglar algunos entuertos con el principal socio comercial.

Por supuesto que un festejo popular tan extraordinario trae un beneficio para Cristina Fernández, su gobierno y el Frente para la Victoria. Aunque más no sea por el hecho de que fueron los factores de organización de un suceso sin manchas ni contratiempos de ninguna índole, ni siquiera climáticos.

Por supuesto que cuando se ponen en marcha multitudes como las que se adueñaron del centro de Buenos Aires el martes 25, alguna plantita de una plaza habrá sufrido un pisotón y algún árbol un par de orines. También es verdad que algún artista habrá cantado mejor que otro, o al menos para el gusto de una parte de los espectadores. O que la carroza número 3 gustó más que la 19. Pero lo esencial es que pasaron bien todas las fletadas por "Fuerza Bruta", para que el argentino de a pie tuviera una síntesis de nuestra historia desde un ángulo nacional y popular.

La velada macrista del Colón, comparada con esa fiesta de la gente, fue como equiparar un lomo de burro con la cordillera de los Andes; o a la Policía Metropolitana con el Ejército de San Martín.

Una de las cosas más trascendentes que salieron a luz con el Bicentenario es que la historia y la cultura, que las clases dominantes quisieron presentar como únicas y asépticas, tienen siempre un indeleble sentido político y de clase.
Leer todo el artículo
Hay que agradecer a Francisco de Narváez la sinceridad; preguntado sobre los festejos contestó "a mí no me gustan". Eso sí, se considera argentino y anunció que pedirá a la justicia legalizar su derecho a competir por la presidencia de la Nación. Un patriota de aquellos, el colorado.

Y también hay que felicitar a Joaquín Morales Solá por su furibunda crítica a la Galería de los Patriotas Latinoamericanos. Escribió en "Gaceta Ganadera" el 26 de mayo: "ninguna otra cosa, sin embargo, fue tan divisoria - ni tan explicativa del presente - como la entronización de Ernesto Guevara en el panteón de los próceres latinoamericanos. El "Che" es un mito y no un héroe; al mito se le permiten todas las fantasías que al héroe se le niegan. Guevara fue una persona valiente, pero de una asombrosa frialdad para matar y para hacer matar, para descerrajar guerras civiles y para enfrentar a los hombres y bañarlos de sangre". Según ese columnista, la presidenta sigue con su "obsesión por dividir y fracturar", y sus festejos habrían sido "ceremonias casi monárquicas". Seguro que las que organizaba en Tucumán su amigo Antonio D. Bussi eran mejores.

No dormirse en los laureles
La mayoría de los encuestadores evalúan que el éxito de la convocatoria oficial durante mayo tendrá algún impacto positivo en la marcha de la administración y en el engrosamiento de su caudal electoral. Los más cercanos al gobierno, como Artemio López (Equis), arriesgan que Kirchner anda cerca del 35 por ciento de intención de voto y que con el viento de cola de la evolución económica podría llegar a ganar en primera vuelta.

Después de tantos desencuentros entre las encuestas previas y el conteo de las urnas - como aconteció el 28 de junio de 2009 - es preferible tomar con pinzas esos pronósticos para las próximas presidenciales.

La que parece tener más claro el camino a recorrer es la presidenta de la Nación. Ella no se quedó a dormir sobre los laureles sino que acto seguido se fue a Brasilia a arreglar algunos entuertos con Lula da Silva.

Aparentemente Guillermo Moreno habría ordenado a supermercadistas y otros comerciantes que no importaran alimentos extranjeros y privilegiaran la producción nacional. Al unísono con los empresarios foráneos afectados por esas demoras y límites dispuestos por la Secretaría de Comercio Interior, los medios monopólicos hicieron una fuerte campaña contra la medida argentina. Por supuesto, aunque en tono mucho más moderado, se escucharon los reclamos de Itamaraty y los empresarios paulistas.

No es que el entredicho no haya existido. Más aún, aún no fue superado, aunque sí quedó encapsulado por el buen diálogo entre los dos presidentes y los cancilleres Jorge Taiana y Celso Amorim.

Pero de algo de mediana importancia, o menor aún, aquella prensa e intereses empresarios quisieron hacer algo grande, capaz de dañar las buenas relaciones entre los dos socios del Sur. Esa explotación política de un diferendo comercial era funcional a la teoría que destilan aquellos círculos sobre una mandataria especializada en "dividir y fracturar", como aseguró el columnista de "La Nación". El mecanismo acordado en Brasilia fue que los dos presidentes se verán cada 90 días y los cancilleres y ministros de Economía cada 45, para solucionar ese y otros problemas.

De paso sea dicho, si entre dos países con sintonía fina en comercio y sobre todo en política, como Argentina y Brasil, saltan chispas como en esta ocasión, ¡cuánto más difícil será reconducir las negociaciones a partir de junio entre el Mercosur y la Unión Europea para formar una zona de libre comercio! Mucho más luego que la peste de la crisis capitalista se propagara por el viejo continente y sus gobiernos pretendan combatirla con las recetas de ajuste típicas del FMI.

Todos los derechos humanos
Mauricio Macri llegó a las fiestas del 25 con la lengua afuera, luego que el juez Norberto Oyarbide lo hubiera procesado en la causa por las escuchas ilegales y espionaje. Su reacción previsible fue recusar al magistrado por ser supuestamente funcional al kirchnerismo. Oyarbide defendió su papel en el expediente, de modo que será la Cámara la que resuelva mantenerlo o poner las cosas en manos de otro juez.

Como si ese frente abierto en la justicia fuera poca cosa, al jefe de gobierno porteño le llegó otra noticia adversa desde sede tribunalicia. Un juez lo había sobreseído en una contratación irregular con empresas de publicidad y ahora una Cámara pidió que el caso se reabra con otro magistrado.

En fin, aunque no se pueda ya dar por fracasada la candidatura presidencial de Macri, lo cierto es que va chocando cada día con más obstáculos y acumulando fracasos. Por ejemplo, ¿de qué sirvió que su ministro de Educación Esteban Bullrich censurara ciertos materiales educativos por su contenido progresista? Al final, con el fondo y forma progresista que tuvieron los actos del 25 de mayo, el mensaje de aquellos textos llegó lo mismo y a un público muchísimo más amplio.

El resultado de toda esa pelea sigue siendo adverso para el ingeniero: su primer jefe policial, Jorge Palacios, continúa preso; el ministerio de Educación sufrió dos bajas (Mariano Narodovsky y Abel Posse) y él mismo terminó procesado.

En materia de derechos humanos se nota lo positivo del recambio de la jueza Sandra Arroyo Salgado por el anterior Cornado Bergesio, que llevaba la causa por la filiación de los dos hijos adoptivos de la dueña de Clarín.

La magistrada citó a Marcela y Felipe Noble Herrera a su despacho y les pidió que consintieran los análisis de ADN. Con ese paso sencillo y seguro se acabaría toda la polémica sobre si esos jóvenes son o no hijos de desaparecidos, tras un análisis científico en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Allí están depositados los datos de las familias que buscan a hijos de desaparecidos durante la dictadura.

Lamentablemente la respuesta fue negativa. "No consiento que mi material genético sea utilizado para ningún tipo de análisis de histocompatibilidad", dijeron a coro Marcela y Felipe.

En consecuencia la jueza ordenó allanamientos y que los hermanos entregaran algunas prendas íntimas, en su casa, donde al desvestirse no sentirían ningún pudor. De todas maneras, luego de cumplir con ese pequeño trámite, salieron a criticar casi como si les hubiera desnudado en la vía pública.

Con esos contratiempos, la lucha por los derechos humanos continúa con viento a favor. Fue emocionante ver una de las "jaulas" de "Fuerza Bruta" con los pañuelos iluminados de las Madres de Plaza de Mayo, en la noche del 25.

Eso sí, los derechos humanos no se limitan a eso. Habría que explicárselo al gobierno de Salta, a su policía y su justicia, que ordenaron el desalojo de la ruta 34 dos veces, reprimieron con balas de goma y gases, detuvieron al sindicalista Pepino Fernández e hirieron a otras personas.

Esos pobladores y trabajadores reclaman trabajo a las petroleras de la zona y el pago de los salarios de quienes lo hacen en Cooperativas. Esos también son derechos humanos y el gobierno nacional, no solo el salteño de Juan M. Urtubey, debería ponerse del lado de los débiles. Apalear gente sucedía en el Centenario tan elogiado por la oligarquía; no debe pasar en el Bicentenario y sin embargo pasa bastante a menudo.


La Arena, 30 – 05 – 10

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario