Sergio Peralta
*Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener.
Miguel de Cervantes Saavedra
Pensaba terminar la saga sobre la muerte de Sócrates, en esta telaraña que se tejió en mi cabeza, relacionando la mal llamada crisis griega, la “misteriosa” muerte de Sócrates con la decisión de separar el aval del oro a la moneda norteamericana, decisión esta tomada por el presidente Richard Nixon, pero será luego.
Una nota publicada en el periódico inglés The Guardian hace referencia sobre la posibilidad de que el gobierno de Geórgios Papandreu, venda alguna de las miles de islas que Grecia posee con el objeto de pagar parte de su asfixiante deuda. Esto ha sido una muestra de cómo se puede deformar una noticia y operar para obtener un fin, en este caso sucio y mezquino. En ese artículo, su autora Elena Moya, relata cómo a partir de ahora los ricos y famosos van a poder hacer realidad el sueño de tener una isla propia, incluso cita a potenciales interesados como el multimillonario ruso Roman Abramovich y de alguno que otro nuevo millonario chino.
Otro diario, en este caso el español El montañés cita la enérgica desmentida del gobierno griego publicando lo siguiente: “La compraventa de islas privadas se lleva a cabo en Grecia y otros países», proclamó el portavoz Yorgos Petalotís en una misiva dirigida al rotativo inglés. Nada que ver por tanto con las grandes transacciones territoriales que cambiaron la historia, como la venta de Luisiana por los franceses, de Alaska por los rusos o de Florida por los españoles hace dos siglos.”
Y la trama de esta noticia termina cuando se conocen las declaraciones al diario alemán “Bild” que hacen dos diputados de la coalición gobernante de Alemania: el dirigente democratacristiano Josef Schlarmann y Frank Schäffler, de los Demócratas Libres, expresaron muy sueltos de cuerpo y libres de todo raciocinio lo siguiente: «Vendan sus islas, griegos quebrados». Ante la revuelta que generaron con sus palabras, después aclararon que solo pretendían abrir el debate.
Son todas recetas aplicadas en América Latina en la década del 90. El remedio no curó al enfermo, lo mató a él y a cualquiera que estuviese sospechado de portar el virus de la dignidad y la autodeterminación. Los médicos del hospital FMI, siguen matando sanos por el mundo.
*Los Barriales
La Quinta Pata, 27 – 06 – 10
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