domingo, 20 de junio de 2010

Representatividad V.I.P. menduca del chorreo

Ramón Ábalo

No son todos pero son varios a los que Dios los cría y los argentinos los sufren, porque son personajes de alto vuelo. Cuando las mediciones mediáticas se los indican, dejan el pago chico – Mendoza – y se dejan caer, como paracaidistas, en la urbe metropolitana. Así se desparraman por cuanto espacio les es propicio para el usufructo – personal y en banda – de las mieses públicas y privadas. Como la banda de los mendocinos: Bordón (el primer privatizador nativo), Gabrielli, Lafalla (gran privatizador) Doña Mosso de Mortarotti (menemista de gran peso), los Vega, los Sancho, de segunda línea, igualmente ligeros para negocios "de necesidad y urgencia"; los usufructuadores de jugosos vueltos de la era del menemato. Como dice el director periodístico del Diario El Sol, Marcelo Torrez, en su columna del viernes último: "Un record extraño”: “Mendoza, para lamento de muchos, no solo se ha convertido en la capital de la cautelar en el tema medios, sino que, además, sorprende al país por la actitud de parte de su dirigencia tan influenciable, falta de carácter y criterio propio, que amenaza con convertir a la provincia en un objeto de uso profiláctico y desechable, tanto para la política como para el poder económico. José Luis Manzano, Eduardo Bauzá, Roberto Dromi, Pedro Pou, Julio Cobos y ahora Enrique Thomas, sumados a jueces como Olga Pura Arrabal y los integrantes de la Cámara Federal, son parte de los mendocinos que han logrado trascendencia pública, más por los desaguisados en los que se han visto involucrados que por lo que le aportaron o aportan a la comunidad de la que formaron, o forman, parte todavía. Algunos estuvieron y otros todavía están en bocas de todos. Y Mendoza padece, en términos políticos, las consecuencias del comportamiento de esos notables".

Veamos la currícula – muy a medias - de esos notables de los que habla Torrez: el Chupete Manzano, el de "robo para la corona", aceptando hace una decena de años que metía la mano en la lata para compartirla con su soberano; Eduardo Bauzá, el de los miles y miles de guardapolvos, por los cuales lleva el peso (seguramente que en dólares) del mote "el guardapolvo Bauzá" que le dicen; Roberto Dromi, que tenía tarifas "diferenciales", cuando era el ministro nacional de Obras Públicas, para recibir en audiencias a lobistas de todo color - verde, en especial - que le arrimaban jugosos proyectos para el lucimiento y popularidad del gobierno que representaba; Pedro Pou en el Banco Central, más bien un gerente de la banca extranjera. Todos estos personajes adheridos como felpudos al usurpador de la corona, innombrable para muchos, pero recibidores de jugosas propinas.

De la banda de los mendocinos, Bordón que privatizó Giol, "la bodega más grande del mundo" verdadero orgullo de los bebedores de la "bebida de los pueblos fuertes", por algunos millones de dólares, de los que apenas si fueron desembolsados un diez por ciento, mientras que quien fuera el encargado de la privatización, Sancho, es hoy el capo de la cooperativa vitivinícola que se quedó con la bodega. Algo para mirar bajo el agua. Y el Gabrielli, el que durante su gestión gubernamental se comenzó a tramar el vaciamiento y la entrega, que después fue, de los Bancos de Previsión y de Mendoza; y el Lafalla, ahora dedicado a escribidor, esforzado gobernante que llevó al más alto nivel una de las condiciones más identificatorias de una clase de animal político muy conocido por estas latitudes: hacer todo lo contrario de lo que se prometía desde las tribunas preelectorales: no iba a privatizar nada, menos Obras Sanitarias (el agua), menos EDEMSA (la energía), y menos que menos lo aportes jubilatorios de los viejos mendocinos. Y la señora Mosso, economista y carta principal en el juego en que los mendocinos perdieron más de mil millones de dólares, que se esfumaron en las arcas del banco del banquero semimendocino Moneta.

Tantos legajos nos obligan a hacer un paréntesis. La realidad actual, como se dice, supera a la ficción, con personajes "notables”, como Cobos, el diputado nacional Thomas, la jueza Arrabal, los camaristas federales Julio Petra, Otilio Romano y Alfredo López Cuitiño, que merecen una escritura especial. Son partes de un todo que irradia una sociedad que luce, por encima del lado oscuro, la claridad de una conciencia colectiva que se encarga, cada tanto, de crucificar a los judas, entregadores apátridas y chorros de guante blanco.

La Quinta Pata, 20 – 06 – 10

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario