domingo, 27 de junio de 2010

Se juega como se piensa

Julio Rudman

El debate lo inició, sin querer queriendo, Juan Simón, defensor bostero altri tempi. Se juega como se vive, dijo. Y agregó que la Argentina vive a pura alegría.

En principio, la alegría nunca es pura. En estos días de euforia futbolística, la cana de Bariloche asesinó a tres pibes. Tres pibes pobres. La alegría nunca es pura si hay milicos al acecho. Y lo que es tan o más grave, hubo gente que salió a respaldar el gatillo fácil.

Pero volvamos a la cancha, mejor. El asunto que nos ocupa saltó a la polémica en 6-7-8, el fantástico programa de nuestra televisión pública. El sociólogo Pablo Alabarces, un opositor inteligente, sensible, buena leche (la contrafigura de los Pinedo, Carrió, Sanz, Thomas y demás chimpancés criollos), preguntó: "¿Se juega cómo vive un porteño de Barrio Norte, un jujeño, un toba, un sanrafaelino?". A partir de ahí salió a relucir un chip que tenemos incorporado aún quienes sentimos el fútbol como un juego. El chip del resultado, el miedo al fracaso en nuestro propio arco. Entonces, casi nadie arriesga a decir que sí o que no. Si somos campeones sí. Si nos volvemos antes del 11 de julio, no. Creo que el debate está mal enfocado.

No importa hasta donde llegue la selección nacional en Sudáfrica. Todos, menos Tomás Abraham y Clarín, queremos ver a Diego festejar el 11 de julio. Pero si queda en el camino, lo habrá hecho jugando como se piensa, no como se vive. Como se piensa el fútbol, como se piensa el grupo humano, como se piensa al poderoso y como se piensa al humilde. Hay tiempo para abrazarse con Abuelas. Siempre hay tiempo, y la Argentina le da una oportunidad a la academia sueca para redimirse de tanto Kissinger, Obama, tanto fantoche guerrerista que recibió el Nobel de la Paz.
Vuelvo a la cancha.
No hay grandes diferencias económicas entre Messi, Ronaldo, Cannavaro, Henry y el, hasta ahora ignoto para nosotros, ponja Honda. Todos recogen la guita en containers. La única diferencia es que Messi y Mascherano piensan, a instancias de Diego, que hay que salir a la cancha a divertirse, con responsabilidad.

En 1978 casi nadie pensaba en campos de concentración a 5 minutos del estadio de River. Ni Menotti y su discurso pseudoprogre. Se pensaba en esa época en la trampa, la mentira, y así se ganó.

Entonces, a dos días del partido eliminatorio con México, ojalá jueguen como piensan, ojalá el aburguesamiento patético de franceses e italianos, les sirva de espejo en el cual no mirarse, ojalá la huella de Maradona, Cappa, Borghi y otros, demuestre que se juega como se piensa. El futbol, la vida.


La Quinta Pata, 25 – 06 – 10

La Quinta Pata

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